Francia vendió armamento a Putin por valor de 152 millones para modernizar el Ejército ruso

Una imagen tomada de un vídeo distribuido el Ministerio de Defensa muestra a militares rusos junto a los misiles antitanque de Estados Unidos y Reino Unido abandonados por el ejército ucraniano durante su retirada en la región de Donetsk.
Mathias Destal, Élie Guckert, Ariane Lavrilleux y Geoffrey Livolsi (Disclose) —

El miércoles 2 de marzo, diez días después del comienzo de la invasión rusa en Ucrania, Emmanuel Macron mira a la cámara con semblante serio y midiendo cada palabra para dirigirse a la nación. “Putin ha elegido la guerra”, declara a los 21 millones de telespectadores que siguen la alocución en directo. “Las fuerzas rusas bombardean Kiev y sitian las ciudades más importantes del país. Han muerto centenares de civiles ucranianos”. Y añade: “Ucrania nos tiene a su lado”.

Esa tarde, Macron omite una información importante: entre 2015 y 2020, pese a la escalada militar con Ucrania, Francia estuvo suministrando tecnología militar de última generación al ejército de Putin. Material que ha contribuido a modernizar las fuerzas terrestres y aéreas de Rusia y que tal vez esté siendo utilizado en la actualidad en la guerra en Ucrania.

Según documentos clasificados conseguidos por Disclose e informaciones obtenidas de fuentes abiertas, Francia concedió al menos 76 licencias de exportación de material de guerra a Rusia a partir de 2015. El montante total de esos contratos se elevó a 152 millones de euros, como indica el último informe del Parlamento sobre exportación de armas, aunque sin precisar qué tipo de material.

Hemos investigado y esa exportaciones son esencialmente cámaras térmicas para equipar más de 1.000 carros rusos, además de sistemas de navegación y de detectores infrarrojos para los aviones de caza y helicópteros de combate de la fuerza aérea rusa. Los principales beneficiarios de esos contratos son las sociedades Thales y Safran, de las que el Estado francés es el mayor accionista.

Sin embargo, la Unión Europea había impuesto el 1 de agosto de 2014 un embargo al envío de armas a Rusia como consecuencia de la anexión de Crimea en febrero de ese año, la auto proclamación de las repúblicas separatistas pro-rusas de Lugansk y Donetsk dos meses después y el derribo de un Boeing 777 por un misil ruso en julio del mismo año.

En 2015, el presidente François Hollande, presionado por sus socios europeos y por Estados Unidos, terminó anulando la venta de dos barcos Mistral a Rusia. Pero se siguieron realizando discretamente otros envíos.

Los gobiernos de François Hollande y luego de Emmanuel Macron se aprovecharon de un resquicio en el embargo europeo, ya que no es retroactivo. Es decir, podían seguir con los envíos vinculados a los contratos firmados antes del embargo. Así lo confirma a Disclose la Comisión Europea, haciendo constar no obstante que esas exportaciones respetaban “la posición común de 2008”, que dice que los Estados miembros no deben permitir exportaciones de armas siempre que éstas puedan provocar o prolongar un conflicto armado. Un riesgo muy presente en Ucrania.

Ahora bien, desde 2014 ni François Hollande ni su sucesor han puesto fin a las entregas de armamento a Rusia. Una paradoja, pues Emmanuel Macron se mueve activamente en la escena internacional desde hace años para hacer valer la vía diplomática en Ucrania antes que la de las armas.

Tras la publicación de la investigación de Disclose, el portavoz del Ministerio de Defensa escribía en Twitter: “En materia de exportaciones de material militar, Francia se atiene estrictamente a sus compromisos internacionales. Francia está aplicando estrictamente el embargo sobre la venta de armas a Rusia decidido en 2014, después de la anexión de Crimea. Francia ha permitido la ejecución de ciertos contratos firmados después de 2014 bajo la llamada cláusula “del abuelo'” (cláusula de anterioridad, ndt).

El portavoz añade: “El informe del Parlamento sobre las exportaciones de armas de 2021 muestra que desde 2014 el montante de envíos de material a Rusia disminuye cada año para llegar casi a cero en 2020. Eso significa la extinción progresiva de esos contratos. No se ha firmado ningún contrato nuevo con Rusia desde 2014. No se ha hecho ningún envío a Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania”.

 Ninguna explicación, pues, sobre el riesgo de conflicto armado que habría podido justificar parar los envíos.

“Ser el primero en disparar”

En 2007, Thales firma un primer contrato con Rusia para la venta de cámaras térmicas denominadas Catherine FC. Luego vino un segundo en 2012 para la exportación de 121 cámaras Catherine XP –otro modelo de esa gama– destinadas “al ejército de tierra ruso”, como indica una nota de mayo de 2016 de la secretaría general de defensa y de la seguridad nacional (SGDSN) que le ha llegado a Disclose. Según esa información, en 2019 se entregaron a Rusia 55 cámaras Catherine XP. 

La cámara Catherine, integrada en el visor de un carro de combate, permite detectar objetivos humanos en plena noche o localizar un vehículo en un radio de diez kilómetros. Según la comunicación de Thales, la ventaja está en “ser el primero en disparar”. 

Esas cámaras infrarrojas han sido ya utilizadas para “abrir fuego” en Ucrania en 2014 durante el conflicto del Donbass, al Este de Ucrania, como prueba un vídeo de esa época grabado desde el interior de un carro ruso T-72. Ocho años después, esta tecnología francesa podría equipar de nuevo algunos de los carros que están terrorizando a la población ucraniana.

El pasado 4 de marzo, en la ciudad de Zaporiyia se están librando combates en las proximidades de la mayor central nuclear de Europa. Se provocó un incendio en uno de los edificios del complejo aunque no afectó a ningún reactor. Al día siguiente, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky acusó al Krenlim de “terror nuclear”. Según Zelenski, los carros rusos situados en primera línea de combate “saben adónde apuntan” puesto que estarían “equipados con cámaras térmicas”. Unas cámaras de alta resolución que podrían llevar el logo de Thales o el de su competidor Safran.

De acuerdo con nuestra información y con la nota clasificada de la SGDSN, el grupo Safran firmó la venta a Rusia, en noviembre de 2013, de cámaras térmicas Matis STD. En 2016 estaba aún pendiente la entrega de 211 de esas cámaras infrarrojas.

Las cámaras Matis STD están instaladas en tres tipos de carros rusos: el T-72, el T-90 y el T-80 BVM. Los tres están actualmente presentes en el frente ucraniano, como demuestran los vídeos y fotos que se publican en redes sociales.

Este es un carro ruso T-80 BVM filmado por unos militares:

También carros T-72 o uno del modelo T-90 que se ve en este vídeo grabado disparando a las ventanas de un edificio de viviendas en Borodyanka, una ciudad a unos cincuenta kilómetros de Kyiv, la capital ucraniana.

Los bombarderos de Putin

La industria de armamento francesa también equipa al ejército del aire ruso sin que el gobierno francés se haya preocupado en ningún momento por estar modernizando la flota de bombarderos de Putin.

Según nuestra información, por un contrato firmado en 2014, con entregas que se han ido escalonando hasta 2018, el grupo Thales ha dotado a 60 aviones de caza Sukhoi SU-30 con un sistema de navegación TACAN, pantalla vídeo SMD55S y visor de último modelo HUD. 

Esos aviones de combate, que ya han causado la muerte a decenas de miles de civiles en Siria, están bombardeando Ucrania día y noche desde febrero. Esos SU-30 han sido grabados sobrevolando la región de Sumy, en el nordeste de Ucrania, o en Mykolaiv y Chernihiv tras ser derribados por la defensa antiaérea ucraniana el 5 de marzo pasado.

El gigante de la aeronáutica también ha enviado el sistema de navegación TACAN para dotar a algunos aviones de caza MIG-29. Hasta ahora no podemos documentar el uso de MIG-29 en Ucrania. Según la web rusa Topwar, también se han entregado unos veinte cascos TopOwl, dotados de infrarrojos y prismáticos para pilotos.

Los helicópteros de combate

Según se puede ver en numerosas imágenes subidas a redes sociales, el 24 de febrero pasado helicópteros KA-52 eran de las primeras aeronaves que sobrevolaban territorio ucraniano, algunos de los cuales fueron derribados rápidamente como pudo constatarse poco después fotográficamente

La agencia de prensa gubernamental rusa RIA Novosti publicó imágenes de uno de esos helicópteros lanzando misiles en territorio ucraniano. Para localizar objetivos en plena noche, estos helicópteros pueden portar también un sistema de imagenología a infrarrojos que fabrica Safran, como reveló en 2015 el sitio web de investigación EUobserver.

Contactado por Disclose, Safran dice respetar “escrupulosamente la normativa francesa y europea” y que ya no suministra “equipos, componentes, apoyo o prestaciones de mantenimiento a Rusia”.

Una sociedad controlada por Thales y Safran también se ha aprovechado del apetito militar de Vladimir Putin para venderle cámaras infrarrojas. La sociedad Sofradir firmó con Rusia en octubre de 2012 un contrato por 5,2 millones de euros. Cuatro años después, según la nota clasificada de la SGDSN citada anteriormente, Sofradir tenía pendiente aún de entregar “258 detectores infrarrojos” a una sociedad rusa de defensa.

Con la decisión de continuar con las entregas al menos hasta 2020, Francia ha dado una ventaja militar añadida a Vladimir Putin, cuyo ejército ya contaba con una superioridad numérica frente a los ucranianos. Un bochornoso apoyo a alguien que el ministro de asuntos exteriores Jean-Yves Le Drian ha calificado, al inicio de la guerra, como “dictador”.

Caja negra

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Disclose es un medio de comunicación y una ONG de periodismo de investigación sin ánimo lucrativo gestionado por una asociación. Esta investigación ha sido totalmente financiada por donativos de los lectores y por el apoyo de fundaciones filantrópicas. 

Traducción de Miguel López.

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