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SUELDOS E INFLACIÓN

El pago de dividendos a los accionistas ha crecido en España siete veces más que los salarios desde el 2000

La Bolsa española es uno de los mercados mundiales donde mayor peso tiene el dividendo.

La presión contra la subida de los salarios es, de nuevo, el centro del debate económico. El fracaso del acuerdo de negociación colectiva es un síntoma claro de la batalla que ha desatado la inflación, y el llamamiento de la CEOE a hacer un “esfuerzo de moderación salarial” y previniendo en contra de una “subida significativa” de los sueldos revela cuál va a ser este año el comportamiento de las empresas a la hora de fijar las nóminas.

La discusión no es exclusiva de España. Pese a que el salario medio es un 26,4% menor que la media de la zona euro, lo cierto es que las retribuciones de los trabajadores en toda Europa no han dejado de sufrir en lo que llevamos de siglo. El periódico The Guardian acaba de publicar los resultados de un pequeño informe del centro de estudios Common Wealth que compara la evolución de los salarios y de los dividendos en el Reino Unido desde el año 2000. Y la respuesta es que, mientras las retribuciones brutas de los trabajadores –descontando la inflación e incluyendo el crecimiento de la población activa– crecieron un 25% entre 2000 y 2019, las retribuciones a los accionistas aumentaron un 132%. Casi seis veces más.

Haciendo la misma cuenta con los sueldos y dividendos en España, la diferencia es aún mayor. Entre 2000 y 2019, el salario medio español creció un 47,26%, desde 18.528 euros brutos anuales hasta 27.284, según datos recopilados por la OCDE. En esos 19 años, la retribución total a los accionistas en la Bolsa española se disparó un 329,23%. Pasó de 7.386,36 millones de euros a 31.705,56 millones, de acuerdo con los datos de Bolsas y Mercados Españoles (BME). Es decir, aumentó siete veces más que los sueldos.

Sueldos estancados

En esas dos décadas hay una fractura fundamental: a los primeros casi 10 años de auge económico les han sucedido otros tantos de depresión, crisis y lenta recuperación. Así, casi toda la mejoría de los salarios se produjo entre 2000 y 2010, un 42,5%. De hecho, en 2010 llegaron a una media bruta anual de 26.357 euros. Es casi la misma cifra en la que se quedaron en 2020, 26.537 euros, por culpa de la pandemia y la paralización de la actividad. Sin embargo, desde 2010 en adelante, las retribuciones a los trabajadores sólo crecieron un 3,51%.

La evolución de los dividendos también fue similar. La mayor parte de la subida se produjo hasta 2010, casi un 233%, mientras que en la segunda década del siglo el aumento de los dividendos rozó el 29%.

Por tanto, la brecha resultó ser incluso mayor en época de crisis y recuperación titubeante –el alza de los dividendos multiplica por ocho el de los salarios– que en los años de burbuja –lo multiplica por cinco–.

Estos datos se refieren a salarios y dividendos nominales. Si se les aplica el desgaste de lo que ha subido la inflación en 20 años, un 50,4% acumulado según el mecanismo de cálculo del INE, las retribuciones a los accionistas crecieron igualmente con fuerza, un 278,83%, mientras que por el contrario los salarios de los trabajadores perdieron incluso 3,14 puntos.

Esta negativa evolución salarial la confirma un estudio de UGT. Utilizando los mismos datos de la OCDE, pero con las cifras a precios constantes de 2020, el salario real en España se encuentra cuanto menos estancado desde 2000, puesto que 20 años después resulta ser un 1,1% inferior. Medidos así, además, las retribuciones a los trabajadores españoles se distancian del resto de la zona euro, donde los salarios reales aumentaron un 12,5%. Sólo disminuyeron, además de en España, en Grecia, aunque menos, apenas una décima, y en Italia, donde más cayeron, un 3,6%. En Países Bajos mejoraron un 12,3%, en Francia un 17,5% y en Alemania un 17,9%.

De hecho, el estudio constata que desde 2013 la recuperación económica no se tradujo en una recuperación salarial. Las nóminas subieron en 2015, pero retrocedieron en 2016 y 2017 por la abusiva creación de empleo precario, temporal y a tiempo parcial. Entre 2015 y 2019, los salarios reales perdieron un 2,5%. Pero tampoco fue muy loable el comportamiento de los sueldos cuando la economía estaba en pleno apogeo, entre 2000 y 2007. Entonces la retribución media real sólo disfrutó de aumentos “testimoniales” algunos años –2002, 2005, 2007– que no impidieron que al final del periodo hubiera caído un 0,8%. En 2008 y 2009 el sueldo real medio creció, pero como resultado de la inmensa destrucción de puestos temporales, con nóminas más bajas, al desatarse la crisis.

Líderes incluso en crisis

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Por lo que respecta a la retribución al accionista, ésta no se limita a los dividendos, sino que también incluye la devolución de primas de emisión y la reducción del capital. En cualquier caso, el dividendo es la principal fuente de remuneración a los accionistas, por encima de la revalorización de las acciones incluso en épocas de crisis: entre 2009 y 2014, la rentabilidad acumulada del Íbex 35 sin dividendos –sólo con la variación de las cotizaciones– fue del -10%, mientras que la del Íbex 35 con dividendos se elevó al 20%, según destacan Miguel Arregui y Ángel Berges, de Analistas Financieros Internacionales (AFI) en un papel publicado por Funcas, el centro de estudios de las cajas de ahorro.

Es más, la Bolsa española lidera la rentabilidad por dividendo entre los mercados comparables. Su media desde 1987 es del 4,03%, por encima de Reino Unido –3,77%–, Italia –3,27%–, Francia –3,13%–, Alemania –2,86%– y Estados Unidos –2,2%–, tal y como destaca un estudio de BME. Sus autores muestran la “importancia de la acumulación de dividendos durante tiempos de crisis, especialmente en el caso de España” comparando lo que creció la rentabilidad del Íbex 35 desde los mínimos de la crisis en 2012 hasta el 31 de diciembre de 2018, un 42,2%, y lo que aumentó la rentabilidad con dividendos del mismo índice, un 86,4%. El doble.

El informe de Common Wealth observa aquí un “patrón claro”: “La presión sobre las empresas en la economía real para remunerar a los accionistas ha aumentado con el tiempo, mientras que los trabajadores han soportado el coste de esas operaciones con el estancamiento de sus salarios, por no mencionar la subinversión crónica en la capacidad productiva real”. Se trata de un modelo económico, aseguran los británicos, que “privilegia los intereses de los accionistas sobre los trabajadores”. Para los autores del estudio, teniendo en cuenta la “tremenda” presión que se está ejerciendo sobre los salarios tras el estallido de los precios –y la amenaza consiguiente sobre el nivel de vida de los trabajadores–, la brecha entre nóminas y dividendos “resulta aún más cruda”.  

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