La moción espuria de Vox abre un debate inédito sobre cómo responder a la ultraderecha en el Congreso

El presidente de Vox, Santiago Abascal, de perfil en el Registro del Congreso de los Diputados en Madrid, el 27 de febrero de 2023.

No hay un manual sobre cómo combatir a la extrema derecha. El eterno debate sobre el tratamiento a estas formaciones está ahí desde la década pasada en media Europa y llegó a España con la irrupción de Vox. El partido de Santiago Abascal lleva más de cuatro años con presencia en las instituciones y el grueso de sus ideas han alcanzado validación y normalización, incorporándose al debate público. Este lunes Vox ha registrado su segunda moción de censura en lo que va de legislatura contra el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, con el exdirigente del Partido Comunista de España (PCE) Ramón Tamames como candidato.

En este contexto, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) ha planteado al resto de grupos parlamentarios pactar una fórmula conjunta para responder a Vox. La formación liderada por Gabriel Rufián sugiere que todas las formaciones que forman parte del bloque de investidura, incluyendo en este punto a PSOE y Unidas Podemos, lean el mismo párrafo y se marchen del hemiciclo para volver únicamente en el momento de la votación. "En definitiva, no participar del circo que ha montado Vox contra el PP", resumen fuentes de la dirección republicana en conversación con infoLibre.

Desde ERC explican que están esperando la respuesta del resto de grupo pero que, de momento, "pinta regular" porque se produce en plena precampaña electoral y los partidos quieren rentabilizar su presencia al máximo. Rufián ya planteó esta misma fórmula en la anterior moción de censura y se comprometió a no responder directamente a la extrema derecha, sino a interpelar a sus votantes de clase trabajadora. Quien sí utilizó este recurso fue el portavoz del PNV, Aitor Esteban: "El Partido Nacionalista Vasco no contribuirá a dar protagonismo a esta patochada de moción de censura. Evidentemente, votaremos no. Puede pasar el siguiente turno, señora presidenta, y utilizar los 29 minutos que no he utilizado yo”, aseguró entonces.

El resto de grupos parlamentarios todavía están sopesando la estrategia a seguir. Unidas Podemos, en un primer momento, se negaba a participar en el "numerito" de Vox y llegó a plantear el silencio como una de las vías a seguir, pero fuentes del partido aseguran a este periódico que esa estrategia no será de gran utilidad si no se suma el PSOE. Los socialistas quieren tomarse "muy en serio" la moción y rechazan que esto sea "un show". Fuentes del partido trasladan que su intención es aprovechar el debate —que todavía no se sabe cuando se producirá— para "contrastar modelos y retratar a las derechas en su conjunto".

En Compromís coinciden con Podemos. "No vemos mal la propuesta de Esquerra, pero consideramos que en el momento en el que el PSOE no hace ese cordón sanitario ya no tiene sentido", explican fuentes del partido. "¿Qué hacemos? ¿Convertimos el debate en un careo entre Sánchez y la derecha? ¿O explicamos que hay muchas izquierdas y encaramos este debate dando nuestro punto de vista sobre todo lo que está pasando? Sí que responderemos y creemos que, al final, todo el mundo se sumará", resumen.

Otros como EH Bildu explican que todavía es pronto para posicionarse, aunque sí que comparten con ERC la voluntad de acordar una posición conjunta para no entrar "en el juego" de Vox. "Aún no se ha profundizado más, seguiremos hablando con el resto de grupos", resumen. Se trata del mismo mensaje que trasladan en el PdeCat. "Seguimos hablando, aún no hemos acordado nada", confirman, aunque creen que esta semana "se acabará de concretar" la propuesta. "Quizás no será tan coordinada, pero seguramente todos iremos en una línea similar. Hablar poco y que pase el siguiente", mantienen.

Por su parte, desde el PNV ya revelan que no se sumarán a ninguna acción coordinada. "Decidiremos cómo afrontar el debate por nosotros mismos. En todo caso, no vemos adecuado no intervenir", explican. Esteban solo le dedicó un minuto a responder a Vox en 2020 y desde el partido jetzale aseguran que en esta segunda moción sí habrá intervención, aunque no precisan la duración de la misma. "Hasta ahí podemos leer por ahora", zanjan.

La baza de la edad de Tamames: "Es un homenaje a nuestros mayores"

El hecho de que Vox haya elegido a Tamames como candidato no es casual. El economista de 89 años es respetado fundamentalmente por su obra de referencia, Estructura económica de España. Se afilió al PCE en el año 1956 para combatir al régimen franquista. Fue diputado por Madrid y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid con el socialista Enrique Tierno Galván. Tamames también participó en la creación de Izquierda Unida en 1986, pero tres años más tarde se marchó al extinto CDS de Adolfo Suárez. Poco después abandonó la política institucional.

El sociólogo Guillermo Fernández, autor de Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del Frente Nacional, cree que la imagen de un Congreso vacío "ante un señor mayor como Tamames puede ser contraproducente" porque Vox juega con la idea de que el resto de grupos "no pueden pararse de frenada" con él por su avanzada edad y su dilatada trayectoria. "Incluso si Tamames no juega un gran papel no pueden sobrecargar las tintas contra él. Ese duelo se les puede volver en contra y una victoria puede parecer un abuso", explica. Es más, el propio Abascal ha jugado esa baza este mismo lunes tras presentar la moción de censura en el Congreso. "Ojalá esta moción de censura sirva también para hacer un homenaje a nuestros mayores", ha afirmado.

La analista Verónica Fumanal coincide con Fernández. "La agresividad contra un señor mayor puede provocar una victimización de una persona que tiene ciertas debilidades por motivo de su edad. Hay que medir muy bien y no tengo muy claro que una gran hostilidad ayude a los partidos. Creo que lo mejor que pueden hacer es tomar esto como una estrategia de marketing de Vox y no dirigirse a Tamames, sino evidenciar que Vox hace de esto su acto de precampaña electoral pagado por el Congreso sin ningún tipo de seriedad y con mucha frivolidad", resume.

¿Ignorar o confrontar?

Fernández también tiene dudas respecto al papel que debe jugar la izquierda. "Me da la impresión de que tanto al gobierno como a los grupos que le apoyan les ha ido mejor cuando no ha hecho del antifascismo su bandera principal. Es decir, cuando en lugar de enfatizar sobre la falta de credenciales democráticos de Vox han discutido sobre políticas y ha llegado a avasallar políticamente a Vox", explica. "Creo que el gobierno tiene suficientes argumentos de muchos tipos para hablar de Vox, para tumbar o desprestigiar esa moción", razona.

El sociólogo cree que el hecho de abandonar el hemiciclo puede fomentar la idea de una izquierda "que no quiere debatir, que disciplina y moraliza": "Esa es una idea por la que Vox puja muy fuerte y en la que confía mucho para crecer, una idea que comparte desde [Juan Carlos] Girauta hasta [Javier] Ortega Smith pasando por [Iván] Espinosa de los Monteros y [Fernando] Sánchez Dragó. Esta cosa de que en realidad el librepensamiento está de lado de la derecha porque la izquierda es censora y está constantemente sentenciando y sentando cátedra. Esa imagen se podría consolidar con un congreso medio vacío", argumenta.

Aun así, Fernández cree que la iniciativa de ERC es "excelente" de cara a retratar la posición del PP, que prevé abstenerse. "La inmensa mayoría de los partidos populares europeos están en una posición de debilidad respecto a la extrema derecha porque no saben cómo competir con ella y dan bandazos o copian cosas. Por eso es importante que haya opciones de derecha o de centro derecha seguras de sí mismas", expone. "Sería más inteligente que todos los grupos que apoyan al Gobierno hicieran un esfuerzo parlamentario y dialéctico para insistir al PP en que se tiene que sumar a ellos. Es fundamental para quitarle a Feijóo la bandera de hombre de Estado y les puede dar réditos tanto a nivel estratégico como a nivel ideológico", zanja.

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