Un comité científico pide a Bruselas fijar un objetivo de reducción de emisiones del 95% para 2040

La autovía A4 en la segunda fase de la operación salida por Navidad de la DGT, en Madrid.

La Unión Europea tiene fijado por ley dos objetivos de reducción de emisiones para los años 2030 y 2050, pero los científicos que asesoran a la Comisión temen que durante ese periodo de dos décadas se produzca un freno de las políticas ambientales que impidan alcanzar la contaminación cero a mitad de siglo. Por ello, la Mesa de Asesoramiento Científico de Cambio Climático (ESABCC, por sus siglas en inglés) pidió este jueves fijar un objetivo para 2040 en el que la contaminación del continente se reduzca entre un 90% y un 95% respecto a 1990, un hito que debería ser perfectamente alcanzable, según los analistas. 

"El objetivo que tiene la Unión Europea para 2030 es consistente con lo que proponemos para 2040. Si el primero lo podemos cumplir, el segundo no será un problema", resumió este martes Ottmar Edenhofer, director del equipo científico, durante un encuentro con la prensa. El ESABCC fue creado en 2021 como un comité independiente encargado de asesorar a la UE para alcanzar los objetivos climáticos, por lo que sus conclusiones tendrán impacto en la futura legislación que proponga Bruselas.

Los expertos calculan que para que la superficie terrestre no se caliente más de 1,5 grados, Europa no podrá expulsar a la atmósfera más de 14 gigatoneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO₂) entre 2030 y 2050. En los últimos veinte años (2002-2022), la UE emitió 69 gigatoneladas, por lo que en las dos décadas que separan 2030 y 2050 habría que reducir un 80% la contaminación frente a los últimos veinte años para que el continente cumpla su objetivo. 

Para lograrlo, el ESABCC reclama a la Comisión Europea fijar un objetivo en 2040 con metas concretas en todos los sectores de la economía y la sociedad. La idea de fijar ese objetivo intermedio no es del comité, sino que está recogida en la Ley Europea del Clima, que obliga a Bruselas a presentar una propuesta de emisiones tope en 2040 durante la primera mitad de 2024. Lo que aporta ahora el grupo de asesores es una cifra recomendada de reducción de emisiones de entre el 90% y un 95%.

Algunos científicos creen que no es posible a estas alturas evitar que la temperatura global suba más de 1,5 grados este siglo. De hecho, la Organización Meteorológica Mundial estima que hay una probabilidad del 50% de que en los próximos cinco años se supere temporalmente esa cifra. Sin embargo, algunos escenarios todavía dejan abierta la puerta. Los cálculos del ESABCC publicados esta semana apuntan a que hay margen en la atmósfera para absorber entre 300 y 500 gigatoneladas de CO₂ antes de alcanzar los 1,5 grados de calentamiento, por lo que unas políticas globales que eviten superar esos niveles de contaminación permitirían teóricamente alcanzar el objetivo. 

"Estimar la parte que le corresponde a la UE de este presupuesto restante de 500 gigatoneladas tiene dimensiones jurídicas, éticas y prácticas", opinan los autores, quienes creen que no sería justo simplemente dividir la capacidad del planeta para absorber CO₂ entre todos los países por igual, ya que Europa y Estados Unidos han contaminado más que África o Sudamérica y además tienen mayor capacidad técnica para hacer una transformación más rápida de su economía. 

"Al dividir el presupuesto restante utilizando enfoques basados principios éticos (como la capacidad para descarbonizar o las emisiones históricas) se obtienen estimaciones que sugieren que la UE ya ha utilizado la parte que le corresponde del presupuesto mundial de carbono", afirma el comité científico. Si no se aplicase esta perspectiva ética, la Unión Europea tendría margen para contaminar entre 20 y 25 gigatoneladas entre 2030 y 2050, en lugar de 14, como ha recomendado el equipo compuesto por 15 científicos. 

Los expertos calcularon más de 1.000 escenarios donde la UE es capaz de cumplir con el objetivo de no calentar el planeta más de 1,5 grados a final de siglo, y descartaron aquellos que la sociedad o la tecnología no pueden asumir. Por ejemplo, los que necesitan generar grandes cantidades de hidrógeno renovable, los que dependen de desarrollar masivamente la tecnología de captura de CO₂ de la atmósfera o los que requieren que la población disminuya más de un 20% el consumo de energía. También tuvieron en cuenta que las energías renovables deben respetar el medioambiente y no se pueden instalar a toda prisa. Solo cinco escenarios pasaron el filtro de los académicos. 

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Los resultados los dividieron en tres grandes ramas que permiten, según Ottmar Edenhofer, que haya diferentes formas de aproximarse a la neutralidad climática para que cada Gobierno pueda elegir las políticas que mejor se adapten a su país. La primera es una fórmula basada en la reducción del consumo que combina las leyes climáticas con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, de forma que el estilo de vida de la población requiere menos recursos materiales y se emplea menos energía. El segundo es la vía de la energía renovable, la más rápida de implementar porque se basa en la instalación masiva de paneles solares y otras tecnologías. El último es la llamada opción mixta, que utiliza la absorción de CO₂ de la atmósfera (mediante tecnología y opciones naturales como la plantación de árboles) y un incremento de la energía nuclear en todo el mundo. Este último sería el que menos emisiones registraría de los tres entre 2030 y 2050, según el informe. 

En todo caso, todos los escenarios deben incorporar medidas básicas para alcanzar ese 90-95% de reducción de emisiones en 2040. El sector eléctrico tiene que ser cero emisiones –o casi– ese año gracias a la energía solar, eólica e hidráulica, y la electrificación de la economía debe doblarse respecto a la actualidad, especialmente en la industria y el transporte. Las diferentes tecnologías de captura de CO₂ tendrán que absorber entre 50 y 200 millones de toneladas para 2040. Las importaciones de petróleo deberán recortarse entre un 50% y un 100% y las de gas natural entre un 30% y un 100%, en función del escenario elegido. Las medidas, también tendrán un impacto en la alimentación, ya que algunos escenarios requerirán una reducción de hasta el 50% en la demanda de ganado, y en todos se prevén reducciones considerables del uso de fertilizantes nitrogenados de entre el 30% y el 60% porque su fabricación requiere grandes cantidades de energía. 

"El objetivo que recomendamos para 2040 nos obliga a actuar con rapidez", opina Laura Díaz, una de las expertas que compone la mesa de asesoramiento. "Existen múltiples vías para alcanzar la neutralidad climática, lo que requiere una toma de decisiones cuidadosa y navegar por diferentes ramas políticas. Todas estas vías pueden generar otros muchos beneficios, como mejoras significativas en la salud y una mayor seguridad energética", resume. 

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