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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

LA NUEVA LEGISLATURA

Sánchez ultima con Junts el alcance de la amnistía tras asegurarse el apoyo de ERC

Bolaños y Junqueras sellan en Barcelona el pacto entre PSOE y ERC para investir a Sánchez.

Horas decisivas. El PSOE pisa el acelerador para lograr la cuadratura del círculo de la investidura de Pedro Sánchez. Quiere cerrar definitivamente la cartera catalana este viernes para lanzarse a una votación la semana que viene en el Congreso. Y se enfrenta a un escollo: las diferencias in extremis con Junts para concretar el alcance de la futura ley de amnistía.

Los socialistas confiaban cerrar el jueves los pactos con ERC y Junts, pero sólo fue posible la luz verde en el primer caso. Para ello el ministro de Presidencia en funciones, Félix Bolaños, se trasladó hasta Barcelona, donde finiquitó los flecos que quedaban con el líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras. Un acuerdo para la investidura, pero con visos de durar toda la legislatura.

El propio Pedro Sánchez había pactado la futura ley de amnistía con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, en una conversación telefónica el martes por la noche, pero quedaba un importante paquete por acompañar esa norma. La situación se había encallado principalmente por las conversaciones con la titular de Hacienda, María Jesús Montero. Pero al final se enderezó el rumbo desde la noche del miércoles hasta entrada la tarde del jueves.

'Fumata blanca' de Esquerra

Esquerra Republicana logra arañar al PSOE y Sumar el traspaso de Rodalies, una reivindicación clave durante décadas del independentismo. Y se hará de manera “integral”, como reclamó durante años el Govern, aunque de manera gradual. Esto incluye que pase al Palau de la Generalitat la gestión, las vías y la financiación de un servicio primordial en Cataluña, azotado por las críticas de incidencias y de retrasos.

El acuerdo también da un paso muy importante en materia financiera, ya que el PSOE acepta una rebaja de la deuda de la Generalitat de 15.000 millones de euros, a través de su traslado al Estado. Se hará a través de un mecanismo extensible a otras comunidades autónomas, diferente al FLA, y que supone un ahorro de 1.300 millones de euros en concepto de intereses para la Generalitat. 

El acuerdo conlleva otra gran novedad: la creación de una figura de un verificador sobre los acuerdos. Esta exigencia se plasma en un nuevo escenario que se abre a través de una mesa de partidos (entre el PSOE y ERC, que es paralela a la Mesa de Diálogo ya iniciada entre La Moncloa y la Generalitat de Cataluña). La idea que tienen los de Junqueras es empujar en ese nuevo foro sus propuestas de claridad que conlleven un referéndum, pero se aleja de la primera exigencia de un relator internacional.

Problema con la interpretación del articulado

Los socialistas y ERC tenían cerrado ya su acuerdo sobre la ley de amnistía, pero este es el principal escollo para el acuerdo ahora con Carles Puigdmont. El texto que hay sobre la mesa, como reconocen fuentes de la negociación, tiene un preámbulo con mucho sello socialista, en el que se invoca el orden constitucional y hay apelaciones al reencuentro y a la convivencia. Esta era una obsesión por parte de la delegación de Ferraz, que quiere que la proposición no pueda tener ningún problema en el Tribunal Constitucional, donde llegará por el recurso anunciado por el Partido Popular.

El PSOE tenía la idea de que este mismo jueves también Junts entrara en el acuerdo y se pudiera registrar ya la proposición de ley en el Congreso de los Diputados. Todo iba según lo previsto e incluso estaba anunciado una comparecencia del expresident Carles Puigdemont a las 12.30 horas en el hotel Thon, de Bruselas (Bélgica). La cúpula posconvergente estaba allí, flanqueando a su líder las personas con más poder: Jordi Turull, Laura Borràs, Míriam Nogueras y Toni Comín. Pero el tiempo pasó, se desmontó el escenario y el silencio se apoderó de los interlocutores.

¿Y por qué? Según fuentes conocedoras de la negociación, el escollo está en el alcance de la amnistía. Es decir, algunos casos que pueden entrar o no según el redactado final que se le dé al texto. No hay problemas en la exposición de motivos, sino en aspectos concretos para la interpretación de a quién afecta. Esto hizo que las últimas horas hayan sido complicadas y se haya abigarrado la situación, reconocen políticos al tanto de la situación. Lo que sí trasladan actores de las conversaciones es que en el acuerdo están incluidos los CDR, pero se ha dicho no a que pueda incluirse a la expresidenta del Parlament Laura Borràs, condenada por prevaricación a raíz del caso de troceo de contratos.

El PSOE y ERC cierran el pacto: amnistía, Rodalies, mesa de partidos y rebaja de 15.000 millones en la deuda

El PSOE y ERC cierran el pacto: amnistía, Rodalies, mesa de partidos y rebaja de 15.000 millones en la deuda

Puigdemont, ya entrada la noche, mandó este mensaje en la red social X: “Siempre hemos dicho que para tratar con el sistema político español todas las precauciones son pocas. Nos mantenemos, y nos afianzamos. No cambiaremos la prudencia y precauciones que hemos mantenido hasta ahora por más prisas que algunos tengan”.

El PSOE planea la investidura a finales de la semana que viene

Esta recta final de la negociación también tiene un fuerte componente de escenificación y de rivalidad entre Junts y Esquerra. Los de Aragonés han logrado capitalizar la parte económica del acuerdo, algo que buscaban y que creen que era esencial para que la sociedad catalana vea que han conseguido cosas para el “día a día”. Su hoja de ruta pasa por asentarse en el Govern y avanzar hacia un referéndum de manera pactada con el Estado (algo que rechaza el PSOE). Para los republicanos, se trata de un pacto de “ocho sobre diez” y supone un escalón más respecto a la declaración de Pedralbes. Junqueras y Bolaños pactaron tanto la foto como la cronología de las ruedas de prensa (ERC quería escuchar primero lo que decía el ministro).

El acuerdo más difícil sigue siendo con Junts, pero esperan en La Moncloa que sea pronto. En la calle Ferraz comentan: “Nos hemos dado unas horas de común acuerdo para descansar, y seguimos hablando”. Son conscientes de que el paso de Puigdemont será fundamental y además es una vuelta de los posconvergentes a la gobernabilidad del país. Los socialistas tienen prisa y quieren que este viernes se produzca la fumata blanca. Además se reúne la Mesa del Congreso. Su intención inicial era llegar a esta reunión con la fecha de la investidura. Una votación que ahora se diseña para finales de la semana que viene, con la idea de que se celebre una vez vuelvan los reyes de su viaje oficial a Dinamarca (los días 6, 7 y 8).

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