Librepensadores
¿Qué es el centro político?
Los que dicen ser de centro no se consideran ni de derechas ni de izquierdas, ni opresores ni oprimidos, ni explotadores ni explotados. Entonces, ¿cómo los podemos calificar si ni ellos/as saben lo que son en realidad? He hecho algunas investigaciones y podría afirmar, con poco margen de duda, que los que se hacen llamar centristas son sencillamente liberales.
¿Y qué es el liberalismo? Una corriente política cuyo origen está en el capitalismo. Voy a intentar hacer un breve relato de la filosofía y principios liberales.
Durante el siglo XVII se produjo la consolidación política del liberalismo en EE.UU. y en la mayor parte de la Europa occidental. La nueva sociedad liberal fue creada bajo la dirección de la burguesía industrial. Los rasgos más característicos del liberalismo son:
1.- El individualismo, formulado en su día por Thomas Hobbes, filósofo y de nacionalidad inglés, nació el 5 de abril de 1588 y falleció el 4 de diciembre de 1679. El hombre es el juez único de sus propios fines y de la ordenación de sus actos para alcanzar aquellos. El Estado debe asegurar un orden para evitar la concurrencia peligrosa de los egoísmos, motor de la actividad humana; pero no ha de intervenir en el campo de la propiedad y el comercio. Individualismo que entrañará la destrucción de todas las instancias intermedias de poder entre el hombre y el Estado, lo que apunta directamente a la destrucción de los centros de poder.
2.- Existencia de unos derechos humanos innatos, anteriores y superiores a todo poder social. Estos derechos naturales, secularizados y racionalizados por Hugo Grocio, jurista y diplomático holandés (1583-1645) y Johannes Althusius, filósofo y teólogo calvinista, alemán, nació en el año 1557 y vivió hasta 1638, se transforman en derechos humanos y libertades públicas a partir de las diversas declaraciones de derechos. Solo los poseedores de estos derechos pueden autolimitarse por medio de las Leyes. La misión principal del Estado es su defensa; pero, a medida que surja la clase obrera y ésta tome conciencia de que las libertades proclamadas no implican su libertad, será necesario que la burguesía defienda las libertades al mismo tiempo contra el absolutismo y contra las masas. El anarquismo, prolongando las concepciones y las teorías democráticas, intentará solucionar por vías diferentes el problema de la libertad individual.
3.- Creencia en una filosofía del progreso técnico, económico, social, etc. El mundo para el liberalismo es perfectible mediante la libre actuación de la naturaleza del mercado, cuyo principio fundamental es el de la competencia, generadora de un equilibro. El Estado tiene como misión principal dejar hacer, no poner impedimentos a la libre actuación de los hombres libres. Solamente debe velar para que nadie vulnere las reglas del juego. Pero las leyes han de ser las menos posibles, porque toda ley restringe la libertad. Toda ley es un mal, pero un mal necesario. Ahora bien, por el hecho de ser límites a la libertad, deben ser dictadas por los elementos de la sociedad que vayan a ser limitados. Las cámaras no representan a la nación, sino a los que tienen intereses que puedan ser limitados, en especial el derecho a la propiedad. El sufragio censitario es, por lo tanto, la consecuencia lógica. Los núcleos más radicales del liberalismo, los demócratas, adoptarán, no obstante, el sufragio universal.
El liberalismo afirma que el mejor gobierno es el que gobierna menos; la misión principal del Estado es abstenerse de intervenir en la sociedad y dejar que surja el orden natural de la libre competencia. En el plano económico, esto se traducirá en el librecambismo y la libertad de industria y comercio.
Para que nos entendamos, el librecambismo es la doctrina económica que propugna el establecimiento de un régimen de comercio libre de restricciones cuantitativas (de cantidad, de número, de proporción) y medidas que obstruyan el movimiento internacional de bienes (libre circulación de capitales). En esencia estos son los pilares fundamentales en los que se sustenta el liberalismo.
Ahora haré un resumen de lo que ha significado el liberalismo en España. La historia del liberalismo español se inicia con las Cortes de Cádiz y la constitución de 1812; parece que fue entonces cuando surgieron las denominaciones “liberal” y “liberalismo”, que pasarían a todos los idiomas. Hasta 1820, “liberalismo” resultaba en España sinónimo de “constitucionalismo”, y parecía responder a una ideología coherente, compartida por un grupo compacto y homogéneo. Pero durante el trienio constitucional (1820-1823) resultó evidente la escisión entre sectores moderados, que aceptaban pactar con el rey a costa de modificar la constitución de 1812, y los exaltados, que deseaban impulsar más adelante el curso de la revolución burguesa.
El exilio a que unos y otros se vieron lanzados de nuevo a partir de 1823 pareció limar las diferencias, pero en 1833 volvió a producirse un acercamiento de los moderados a la monarquía absoluta, a la que ayudaron a establecer el régimen de carta otorgada del Estatuto real. Frente a estos políticos transacionistas (Martínez de la Rosa, Toreno, etc.) se levantarían los doceañistas, partidarios del retorno al texto constitucional de Cádiz. Así fue como la masa de los partidarios del liberalismo, que nunca habían sido algo que pudiera denominarse un partido, se escindió en dos partidos: moderados y progresistas.
Los moderados, que ocuparían el poder con mucha más frecuencia y por más tiempo, vendrían a representar el ala derecha de la política española (exceptuando la fracción extrema del Partido Carlista, de escasa importancia en la vida política parlamentaria), y los progresistas, que solo ejercieron el poder con continuidad en 1840-1843 (regencia de Espartero) y en 1854-1856 (bienio progresista), vieron surgir en su propio seno una escisión más avanzada, el Partido Demócrata, que sería el origen de los futuros partidos republicanos. Durante el bienio progresista se formó la Unión Liberal, acaudillada por O’Donnell, que pretendía situarse en una posición centrista entre moderados y progresistas.
En realidad, fue usada por Isabel II para desembarazarse de los progresistas en el golpe de estado de 1856, hasta que la reina, librada de sus enemigos más peligrosos, volvió a los moderados y se deshizo a su vez de los unionistas. A partir de la revolución de 1868, la denominación de liberal ya solo denotaba la aceptación de los principios de un gobierno constitucional, lo que explica la aparente paradoja de que los dos grandes partidos de la Restauración alfonsina se llamasen inicialmente liberal-conservador y liberal fusionista, nombres que simplificaron posteriormente en los de conservador y liberal. A medida que tomaba incremento el movimiento obrero y que los partidos socialistas intervenían activamente en la vida política, la etiqueta “liberal” pasó a designar en todo el mundo una forma de conservadurismo burgués que propugnaba la “libertad económica” frente al intervencionismo del Estado. Ello no fue obstáculo para que a publicistas reaccionarios, como el integrista español padre Sardá, pudiera seguir pareciéndoles, a fines del siglo XIX, que el liberalismo era un pecado y una herejía: “Un conjunto de ideas falsas y de hechos criminales consecuencia práctica de aquellas ideas”. Estas últimas frases vienen recogidas en la Nueva Enciclopedia Larousse en su página 5.798 de la Editorial Planeta.
Dentro del pluralismo político de la España postfranquista, y abandonando la ortodoxia en torno a la no intervención del Estado en la economía, el liberalismo resurgió como componente de organizaciones que adoptaron el objetivo de liberales, así como el de socialdemócratas y democristianas.
Esta es hasta finales del siglo XIX la historia, resumida, del liberalismo en España. Lo cual pongo a disposición de toda la sociedad que tenga acceso a este documento y esté abierta a la información.
Pepe Espuche es socio de infoLibre