Tras conflictos como el que estalló el lunes 19 y se repitió el miércoles 21 entre el Tribunal Constitucional y el Senado, prefiero fijarme más en las leyes que en los protagonistas, pues estos siempre arriman el ascua a su sardina.
Y hablando de leyes, más que sus textos prefiero analizar los resultados de su aplicación, pues tras declarar los parlamentarios que acatarían y dejarían de hablar sobre lo que molestaba a los jueces, si al final recurren, cuando llegue la sentencia no servirá para nada, como tantas veces.
Una pregunta: ¿se puede saber por qué motivo, ante la tropelía de que votaran dos jueces impugnados por estar personalmente interesados en la reforma que se debatía, no se ausentaron los cinco jueces que sabían que eran minoría? Esa decisión de los “progresistas” habría evitado, por falta de quórum, la pérdida de reputación sufrida por el reino de España y hubiera sido perfectamente legal, mucho más que la votación de los dos impugnados. No aprovecharla solo concederá a esos cinco jueces un halo de dignidad a título de inventario, pero perdedor. Intuyo una respuesta, pero quizás me atreva al final.
Por tanto, el reino de España se ha convertido en un lugar peligroso y extraño, pues nadie nunca jamás podrá rebatir que, en 2022 y poco antes del discurso de Navidad del rey, coincidieron situaciones tan delirantes como que un solo juez entre once fuera capaz de hacer callar a 265 parlamentarios y, en cambio, ni un solo juez entre más de 5.000 puede juzgar al mismo rey que sale por televisión la noche del 24, por muy grave que sea el delito que hubiera cometido.
Nadie nunca jamás podrá rebatir que, en 2022, coincidieron situaciones tan delirantes como que un solo juez entre once fuera capaz de hacer callar a 265 parlamentarios
Para terminar de demostrar la vileza, sobre esa impunidad exclusiva del rey que tan insultante resulta para millones y cuyos efectos en blindaje personal son equivalentes a los que disfrutó el dictador e idénticos a los que permitieron delinquir a su padre, hay que añadir que ni el propio Felipe VI quiere renunciar (según declaró la exviceperesidenta Carmen Calvo el 9 de mayo) ni la quieren recortar los mismos parlamentarios a quienes un solo juez puede impedir hablar y votar, incluso con su cargo caducado en el tribunal dictador… de la sentencia, no crea usted que estoy insinuando otra cosa.
Pero no nos debemos preocupar, pues aberraciones con todas las de la ley, como las que suceden en el de España, le estarán pasando ahora mismo a todos los reinos del mundo a los que, tras 3 años de Guerra Civil más casi 40 de dictadura sin rey, les hayan seguido casi 50 de monarquía con urnas pero sin memoria, pues en todas partes hay listos que saben que matar recuerdos es el procedimiento ideal para que cunda la idea de que las víctimas y sus asesinos son iguales, trampa que se aprovecha del instinto de supervivencia que mueve a los sufridores, lo que les lleva a olvidar sus desgracias y hacerse ilusiones, mientras desde arriba los poderosos observan sin arriesgar un solo gramo de sus privilegios, salvo cuando a cambio consiguen que los de abajo comiencen a matarse entre ellos. ¿Responde esto a la pregunta sobre la permanencia perdedora de los cinco jueces progresistas en el Pleno de la votación?
Pero, ¿en qué estaría mal pensando? Voy a Internet a buscar reinos que tengan una historia como la de España. ¿Me enseñará la pantalla alguna respuesta?
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Domingo Sanz es socio de infoLibre
Tras conflictos como el que estalló el lunes 19 y se repitió el miércoles 21 entre el Tribunal Constitucional y el Senado, prefiero fijarme más en las leyes que en los protagonistas, pues estos siempre arriman el ascua a su sardina.