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Expediente 14337: Lluis Ocaña

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Ximo Estal Lizondo

Esta anocheciendo en la cárcel modelo de Valencia. Es el 22 de octubre de 1940 y los presos se amontonan en el único resquicio de luz que entra por la ventana. Apartado de ellos se encuentra Lluis Ocaña; expediente 14337, condenado a muerte tras un juicio sumarísimo y lleno de mentiras.

Lluis está pensativo, sobre sus manos tiene un lápiz y una hoja vacía. Sabe que va a morir hoy. Lo ha presentido durante todo el día, por eso quiere escribir una carta dirigida a su familia. Su última carta. Quiere que esa carta vaya dirigida a su familia, a su pueblo, del cual había sido alcalde durante la república y, sobre todo, a todos aquellos seres humanos que lucharon por la libertad; para que cuando la lean comprendan que esta forma de actuar que tienen (aquellos que hicieron el golpe de estado y la represión genocida desde el 1939, contra aquellos que defendieron el poder legalmente establecido, mediante las elecciones libres y democráticas del 1936, donde gano la izquierda) no es digna de un ser humano. Quiere decirles sobre todo que, pese a todo, crean en la bondad, en la libertad, en la igualdad, pues solo eso salvará a ser humano y a la democracia futura.

Coge el lápiz y se pone de espaldas a sus compañeros, no quiere que le vean escribiendo, no quieren que le vean llorando. Escribe:

“Queridísima esposa e hijos. Paquita esposa mía de mi alma, en estos momentos finales de mi vida os dedico estas palabras en estas horas para que sirva de testamento para ti y mis queridos hijos que hasta el último momento de mi vida os tendré en mi memoria. Yo hubiera tenido el gusto que mis queridos hijos me hubieran conocido como tú, esposa mía, me conociste, pero la poca edad que tienen y el poco tiempo que yo he podido estar con ellos es la causa de que no me conocen lo suficiente para comprender la bondad y el cariño de un padre, pero tú, que les dices que les recuerdo y que jamás pasarán al olvido, espero que les hagas comprender qué fue su padre y qué hizo, porque todos vosotros sois los únicos que me tenéis que juzgar en justicia y en lo que yo acato en falta. Pues bien mis seres queridos, mi única preocupación, en estos momentos, es que os dejo en la miseria, pero en cambio os dejo el patrimonio mas grande que es la bondad y el amor es todo, porque yo he conocido el odio en estas horas tan amargas para mi y para todos los seres que me amáis y por eso tendréis el orgullo de ser mis hijos: Electra, Luisito, teneis el deber de portaros bien con vuestra madre y que de esa manera honrareis mi nombre con el mas alto pedestal y sereis queridos por todos. Recuerdos a todos y perdón si en algo os he fallado, espero que no dejaréis un momento en vuestra memoria en recuerdo de un ser que os amo y que muere sin ningún remordimiento. Besos muchos para vosotros Lluis Ocaña, gracia y memoria para vosotros y os deseo mas suerte que hasta la fecha ya que yo no os puedo hacer feliz. Vuestro padre Lluis Ocaña”.

La mañana del 23 de octubre de 1940 (hace exactamente 80 años) Lluis Ocaña fue sacado de la cárcel de modelo de Valencia, llevado al paredón de Paterna y fusilado junto a otros compañeros que, como él había cometido por todo delito defender la libertad.

Fue enterrado de manera clandestina, como los otros compañeros de la saca de ese día, en la fosa 128 del cementerio de Paterna, donde se ocultó dicha fosa. Ha sido necesario la lucha de muchos y muchas que no queremos que estos hechos genocidas se olviden, lo que, después de muchos años, sus familiares, este enero del 2020 han podido identificar su cadáver y están esperando poder dar una sepultara digna a los restos.

Lo que antecede a estas líneas es verdad, no es ficción y es un ejemplo de los más de 2000 fusilados que todavía están en las fosas de Paterna y de más de 100.000 en las cunetas y que necesitan una sepultura digna y recuperar su dignidad y sobre todo necesitan de una verdad, una reparación y justicia, que algunos como VOX, quieren hacer olvidar con la convivencia del PP y Cs.

La historia no hay que reescribirla, sino aceptarla y pedir perdón y que paguen los responsables de estos genocidios, mientras esto no suceda, no tendrán paz y los miles de ciudadanos y ciudadanas, que como Lluis Ocaña fueron asesinados o humillados, violados, les quitaron su dignidad, no podrán ser libres y conseguir esa libertad por la que murieron

Por desgracia partidos como VOX, PP y Cs quieren que se olvide y no se las quiere dar. Ni olvido, ni perdón, sino reparación, verdad y justicia.

Ximo Estal Lizondo es socio de infoLibre

Esta anocheciendo en la cárcel modelo de Valencia. Es el 22 de octubre de 1940 y los presos se amontonan en el único resquicio de luz que entra por la ventana. Apartado de ellos se encuentra Lluis Ocaña; expediente 14337, condenado a muerte tras un juicio sumarísimo y lleno de mentiras.

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