Si alguien creyó que la Covid-19 nos aunaba, se equivocaba.
Si alguien creía que la catástrofe de la DANA nos unía , se equivocaba.
Si alguno pensaba que la riña por la DANA del Sur no se iba a trasladar al Norte, se equivocaba.
Si alguien creía que Europa no iba a ser España, se equivocaba.
Si alguno consideraba que la DANA no iba ahora a judicializarse, se equivocaba.
Quien no se equivoca, salvo en algunas cosas, es Feijóo: “Ribera, no”. Como, a veces, solo a veces, se retiene un poco más en su lenguaje comparado con Tellado o Ayuso, no dijo: es comunista, o es más verde que el trigo verde.
Se equivocó la paloma,
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur,
Creyó que el trigo era agua,
Se equivocaba
(Rafael Alberti)
Feijóo padece de ansiedad, pero no se equivoca, aunque se le tache con frecuencia de cometer errores. Es verdad que en ocasiones sufre delirios y ataques de pánico que le llevan a perder los estribos, pero su ansiedad le viene producida por su impaciencia. Por su impaciencia política. No es Presidente porque no quiso. Y ahora desea con ansia el poder al que renunció por su propia voluntad.
Feijóo está desatado. Su interés principal y único es llegar a ser presidente del Gobierno y lo demás es secundario. El porvenir de Mazón es secundario. En sus últimas palabras parece que le apoya incondicionalmente: ”Estemos atentos a lo que va a decir, a los compromisos y a las explicaciones que va a dar. Espero que luego la ciudadanía se quede reconfortada con la clase política”. ¿A qué acuerdo han llegado? Con la tradición que tiene el PP de sostener a sus dirigentes y barones, los que con tanto ahínco le sostienen a él, ¿se han dado un plazo para su marcha?. ¿O han acordado resistir pensando que ya escampará? Lo sabremos.
Mazón no podrá cambiar la cronología de los hechos, pero Feijóo no se equivoca. A pesar de que ha trasladado toda la responsabilidad de los daños de la catástrofe de la DANA a Teresa Ribera, su caída es secundaria, a pesar de sus últimas declaraciones: “No puede ser la Comisión europea el escondite de los problemas políticos, quizás judiciales, de Ribera”. Y ha pedido su dimisión a Pedro Sánchez, su objetivo principal. La misma táctica que han empleado Dolors Montserrat y Jorge Buxadé en Europa. Como si estuvieran en el Congreso español, han responsabilizado a Teresa Ribera de la catástrofe y de su ineptitud para formar parte de la Comisión Europea, con gran sorpresa de los restantes eurodiputados.
Apartar a Ribera de la Comisión Europea sería una victoria grandiosa para Feijóo, pensando en que su objetivo principal es conseguir el Gobierno de España. Su objetivo es desprestigiar a Pedro Sánchez. Siempre fue así cuando perdió ese poder el PP, aunque en el caso de Feijóo se añade un elemento nuevo. Se le acaba el tiempo. Cumplidos los sesenta años, para un hombre poco dinámico, acostumbrado a ejercer el poder sin contrapesos en el interior de su gobierno, como lo ha ejercido en Galicia, le resulta angustiosa la espera.
Cada vez que Pedro Sánchez afirma que a la legislatura le quedan tres años y que a él se le va a hacer muy larga, entra en pánico. Si le llega un día esa dicha, tendrá que comenzar a viajar a la edad en que muchos españoles lo hacen por placer. Tendrá que encontrarse necesariamente con los restantes líderes europeos y de otras latitudes y eso inconscientemente lo relaciona con los viajes de muchos españoles del IMSERSO y le causa angustia. ¡¡Y no habla inglés!! ¿qué haría en una cumbre del clima como la que se está celebrando en Azerbaiyán en estos momentos? Tendría que constitucionalizarse como un requisito imprescindible para los que sean candidatos a la Presidencia del Gobierno en el siglo XXI.
El objetivo de Feijóo es desprestigiar a Pedro Sánchez. Siempre fue así cuando perdió ese poder el PP, aunque en su caso se añade un elemento nuevo. Se le acaba el tiempo
Si alguien pensaba que la catástrofe de la dana no iba a judicializarse se equivocaba. Feijóo lo ha insinuado aquí y Dolors Montserrat y Jorge Buxadé ya lo han hecho en Europa. Y su propósito no es baladí, porque su interés no es impulsar medidas para reducir y frenar el cambio climático. Con las Instituciones Europeas más derechizadas, la alianza de las derechas y ultraderechas se ha hecho más factible. Ya no importa el cordón sanitario a las ultraderechas ni al fascismo de nuevo cuño. Lo expresaron abiertamente en esa comparecencia solemne ante los eurodiputados de todos los grupos y coaliciones. Han logrado ya dilatar el “nihil obstat” a Ribera para su nombramiento a una vicepresidencia de la Comisión. La iniciativa o iniciativas de querellas ya están en marcha y el PP está al tanto de ellas. La judicialización de la política forma parte necesaria de la oposición al Gobierno de Sánchez y los jueces ni están prestos ni hacen ascos a esa judicialización que les cae en las manos. Si a la derecha y ultraderecha les sale bien la judicialización, por lo menos en el primer momento, algunos jueces adquieren visibilidad. Y se les refuerza. Que se lo digan a Peinado. Entre unos y otros tienen vivos los casos del Fiscal General del Estado y de Begoña Gómez, que llevan varios meses bajo la lupa judicial.
No habrá tregua, no habrá autocrítica. Feijóo continuará manifestando que este Gobierno está muerto, que la legislatura no tiene más recorrido y seguirá pidiendo a Sánchez que convoque elecciones de inmediato. Mientras tanto, el Gobierno ha destinado 14.300 millones para la recuperación de las zonas afectadas y las indemnizaciones para todos los daños que la DANA ha causado.
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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.
Si alguien creyó que la Covid-19 nos aunaba, se equivocaba.