Desde que apareció el audio de Ferreras con Villarejo y Cía, parece que Ferreras es el demonio de la comunicación para la izquierda de este país, pero yo creo que es necesario analizarlo con más calma.
Ferreras es un gran periodista que mantiene el interés en su celebre programa de ARV en la Sexta todas las mañanas. Pero Ferreras está en una empresa privada, aparte de que su ideología personal, no coincida con lo que la izquierda desea. O que se junte con algunos amigos muy poco profesionales. Y no me quiero aquí erigir como el defensor de causas perdidas, pero no entiendo este lío cuando existen otros llamados periodistas que cada día reparten insultos y bulos contra toda la izquierda y a esos nadie les critica. No sé si será por tener menos audiencia, pero es así. Pero el problema no es Ferreras o Villarejo con sus grabaciones.
El problema es un sistema económico que barre con cualquier profesión o con cualquier trabajo para convertir a cualquier empresa privada objeto de sus intereses. Y existen en este país muchos “florentinos”, por citar un nombre tan conocido que alberga todo el poder empresarial que es el mercado, amigo (Rato dixit) por el que cualquier crítica puede ser objeto de una llamada telefónica con amenaza de eliminar en su medio la publicidad. Con lo que la deontología profesional de un periodista queda ya cercenada y obligada a tratar “adecuadamente” a ese florentino. Con esto no defiendo ni a Ferreras ni a nadie, simplemente hay que juzgar la capacidad que tiene una persona para superar las presiones y mantener el tipo de su gestión si te amenazan con no poder pagar la hipoteca. Quizá el citado periodista tiene un bagaje suficiente para no errar, pero dejémoslo ahí. Y creo que es difícil juzgar, no al periodista citado que ya podría hasta jubilarse sin problemas, sino a aquellos jóvenes que empiezan a ejercer una profesión en un mar con demasiadas olas a las que vencer en una tempestad como la actual.
Cito una anécdota personal que puede ayudar a entenderlo en otra profesión, esta vez técnica. Cuando me jubile de verdad estuve unos años asesorando a empresas de mi profesión y en una de ellas actuando como responsable de calidad, en una auditoria anual, hice un apunte que no gusto al dueño de la empresa y me pidió que la quitara ante la inspección futura del organismo público responsable. Como yo ya no tenía interés económico ninguno, me negué y al poco tiempo dejé aquella empresa. Y el apunte siguió hasta que me fui de la empresa, no sé lo que pasaría después. ¿Pero si en vez de estar yo esta un chico joven que está pagando la hipoteca, que hubiera hecho? Quizá sea una anécdota débil, pero explica lo que ocurre en cualquier empresa privada, sobre todo aquella que tiene el poder de juzgar o criticar, como es el periodismo.
Es el mal de los tiempos, el poder económico, barre profesiones de todo tipo. Hoy se prefiere un obediente que un profesional avezado que quiera ejercer su profesión sin caer en tentaciones. Y ahí caben ingenieros, abogados, juristas, periodistas, economistas y cualquiera que maneje datos que pueden ser conflictivos para un empresario. Por eso, mi preocupación es la calidad del producto final. Lo público tiene muchos problemas de funcionariado, pero su objetivo es la atención a los ciudadanos. Y al político responsable se le puede exigir que cumpla y quizá haga lo que pueda para salvar su voto. Lo privado, su único objetivo es el beneficio. Esto que escribo no es un descubrimiento, lo sabemos todos, pero es algo que le ha caído a Ferreras porque alguien podría albergar la idea de que la Sexta era una emisora de izquierdas y se ha sentido engañado.
A esos que se sienten así les digo: ¿Por qué no lucháis? ¿cómo debe hacer la izquierda para crear leyes que eviten el abuso que supone el poder del dinero que está llevando a un mundo tan desigual que un día futuro provocará un caos, hoy desconocido? Yo os doy la respuesta: Porque los políticos también debéis padecer la presión de esos florentinos que pueden mucho más que vosotros. Dejad a Ferreras con su ideología, con sus malas compañías para subsistir en su empresa en un mundo en donde la competencia es infinita y hace lo que puede desde ella. Y miraros en un espejo para ver lo que podéis hacer mañana, que es poco. Con tristeza lo digo. Y luchar de frente unidos toda la izquierda, cosa muy difícil cuando existen intereses personales que se duelen de algunos liderazgos puede que lícitos y hasta aprobados, sin bagajes personales, para superar un mundo en donde el dinero es el nuevo dios en el que creen hasta los más escépticos, para que exista la ética, la solidaridad y todos aquellos valores que ya no existen. Evitar luchas internas y buscar soluciones. Debe ser el trabajo de la izquierda política.
Por todo ello sigo aplaudiendo a aquellos que, como este medio en donde escribo, que se financia con personas de la calle y trata de evitar la entrada de ese poder económico que todo lo pudre. Se que hasta en ese caso será difícil soportarlo en un futuro incierto y con una competencia exagerada, pero es que el barro suele prosperar cuando va cuesta abajo. Y parece que la pendiente es muy fuerte.
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Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre
Desde que apareció el audio de Ferreras con Villarejo y Cía, parece que Ferreras es el demonio de la comunicación para la izquierda de este país, pero yo creo que es necesario analizarlo con más calma.