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El incremento de la desigualdad

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Mario Martín Lucas

Para cualquier ciudadano de nuestro país es evidente que hoy, en 2015, hay más desigualdad que hace siete y ocho años, inicialmente en relación con la crisis económica mundial, europea y española, pero también como consecuencia de las políticas aplicadas, teóricamente, para combatir esa crisis, los recortes aplicados y el 'austericidio' han multiplicado los efectos de aquella.

La OCDE ha presentado un informe según el cual la desigualdad está en sus máximos niveles, desde que se inició su medición, hace 30 años, es decir desde 1985 nunca ha habido más desigualdad a nivel mundial que hoy; una frase lo resume adecuadamente: “el 10% de los más favorecidos posee el 50% de la riqueza, mientras que el 40% de los más pobres tan solo acumulan el 3% de la misma”. 

Desde 2007, en toda la OCDE, la población por debajo de la pobreza ha pasado del 1% al 9,40%, mientras que en España ese inquietante porcentaje se dobla, hasta llegar al 18% de la población total.

España fue el país de la OCDE donde más ha crecido la desigualdad, con un dato más que llamativo: el 10% más favorecido, acumula el 43% de la riqueza total. Según el sistema de medición implantado el agravamiento de las desigualdades fue de cuatro puntos, incrementándose casi el doble que en Francia, Hungría y Eslovaquia, donde lo hizo en dos puntos.

Los ingresos de las familias españolas descendieron a una media anual del 3,5%, pero mientras el 10% de los hogares más desfavorecidos perdieron un 13% anual de sus ingresos entre 2007 y 2011, el 10% de los que más tenían sólo perdieron un 1,5% anual. Lo dicho, más desigualdad.

Pero lo más alarmante es que, según el estudio de la OCDE, las desigualdades seguirán creciendo en España tras las medidas implantadas como la consolidación fiscal, que incluyó aumentos de impuestos sobre los ingresos y el consumo (entre 2011 y 2013), o los recortes sociales.

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Sin igualdad no hay democracia, lo dijo el profesor de Política y Justicia en Harvard, Michael J. Sandel: "La desigualdad creciente es un problema para la democracia” y nuestra propia Constitución lo ampara en su artículo 9.1: "Todos los poderes públicos y los ciudadanos están sujetos a la Constitución y al ordenamiento jurídico cuyos principios jurídicos son la libertad y la igualdad”. El camino de la desigualdad emprendido en estos años, tras la explosión de la crisis, que primero fue financiera, luego económica y social, hasta revelarse como la crisis ética que realmente es, aleja a la mayoría de los ciudadanos del proyecto común y todo tiene un límite.

La crisis se ha manifestado como la coartada empleada para agrupar la riqueza, aún más, en el rincón de los más poderosos y no habrá recuperación, más allá de los datos macroeconómicos, mientras las microeconomías de las clases medias y trabajadoras no recuperen capacidad de gasto e ingreso.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

Para cualquier ciudadano de nuestro país es evidente que hoy, en 2015, hay más desigualdad que hace siete y ocho años, inicialmente en relación con la crisis económica mundial, europea y española, pero también como consecuencia de las políticas aplicadas, teóricamente, para combatir esa crisis, los recortes aplicados y el 'austericidio' han multiplicado los efectos de aquella.

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