Regeneración democrática
Desigualdad, primacía del poder económico y recorte de libertades, agujeros de la democracia española
La democracia española aprueba, sí, pero por los pelos. Un 5,2 sobre 10 se lleva. La misma nota que el año pasado y que le han adjudicado los expertos que han colaborado en el Informe sobre la democracia en España 2015 Informe sobre la democracia en España 2015(Catarata), el noveno consecutivo que publica la Fundación Alternativas. La calificación es sensiblemente más baja que al comienzo de la serie, cuando el país aún no vivía la crisis.
El documento fue presentado este martes en el centro de Madrid por su director, el periodista Joaquín Estefanía, y por cuatro de los analistas que han participación en su redacción, Antón Costas, Elisa de la Nuez, Pepe Fernández-Albertos y Olga Salido. Y lo primero sobre lo que llamó la atención fue el mayor nivel de descontento de los ciudadanos hacia su democracia, cuando antes de la depresión España era una una de las sociedad con mayor satisfacción hacia su sistema institucional.
Ningún país, recordó, ha experimentado un crecimiento del malestar "tan abrupto". En concreto, el porcentaje de personas insatisfechas con el funcionamiento de la democracia en España se situó en 2012, la última vez que el CIS preguntó, en su máximo histórico, el 68%, casi 30 puntos por encima de la media del periodo 1983-2012 (40%). La tendencia claramente al alza arrancó en 2012. Esa desconfianza, además, como señaló el politólogo Fernández-Albertos es "terriblemente transversal", ya que toda la sociedad, y no sólo los excluidos por la crisis, ha percibido que el sistema político no está "respondiendo adecuadamente a la crisis". Es decir, que la "enfermedad" del sistema está mucho más extendida.
El panel de expertos consultados ofrece un panorama devastador. Un aprobado muy raspado, del 5,2, que obedece a que perviven, para ellos, tres problemas fundamentales. El primero, la "enorme subordinación del poder político al económico", que lleva ya "manifestándose varios años". Dos, la pérdida de derechos sociales, que fueron "una de las fortalezas de la democracia española" y que se vieron mermados, entre otros, por la reforma laboral. Tres, aumento de la preocupación por el recorte de libertades y, en especial, por la aprobación de la Ley de Seguridad Ciudadana.
Cambio en la piel de los apoyos de los emergentes
El mantenimiento de la nota media del 5,2 pese a la caída de algunos indicadores responde a la "revitalización de la sociedad civil". Algo que ,como dijo Estefanía, hace 14 meses era impensable: la "reformulación de la política", con la aparición de dos nuevos actores, Podemos y Ciudadanos, que ya han descabalado el tablero con muy pocos meses de vida.
Los emergentes no tienen, obviamente, el mismo electorado. Fernández-Albertos explicó, y así lo refleja el informe, que el espectacular crecimiento del partido de Pablo Iglesias desde las europeas cambió la naturaleza de sus apoyos. En aquellas elecciones de 2014, le respaldaron los ciudadanos con niveles más altos de información política y críticos con el proceso de integración europea.
La situación económica, apuntó, ha ido teniendo cada vez un mayor peso. Podemos es un poco menos "el partido de los indignados" y sí un poco más "el partido de los grupos económicamente excluidos y frustrados por la falta de oportunidades". Esta proletarización de Podemos, razone el libro, ha corrido paralela a la pujanza de Ciudadanos. Los electores de la formación de Albert Rivera son menos críticos con el orden económico, pero en cambio sí están más descontentos con el sistema institucional y el crecimiento desbocado de la corrupción. Ese tetrapartidismo (PP y PSOE, más Podemos y 's), para Fernández-Albertos, tiene visos de consolidarse.
Deberes para PP y PSOE
El PP, según el informe, ha cometido varios errores: "Menospreciar" el impacto de la corrupción, quitar hierro a las "graves consecuencias sociales de más de seite años de crisis económica", la táctica adoptada a la hora de afrontar el reto soberanista en Cataluña, la "falta de mecanismos de control democrático y la designación a dedo de los candidatos del partido en toda España por parte del presidente". La estrategia de Mariano Rajoy, afirma, pasa por presentarse como un partido y un jefe del Ejecutivo que salvaron a España del rescate y que enderezó la economía, como la única formación fiable y segura. Así, pronostica que, como ocurrió en 2007, en el primer libro de Alternativas, vuelva la crispación, que se active el voto del miedo "frente al pasado (el PSOE) y las nuevas formaciones (Podemos y Ciudadanos)".
Pero el PSOE también tiene deberes por hacer. Para volver a ser alternativa de Gobierno, necesita "recuperar la credibilidad como instrumento de transformación social", lo que, además de "toelerancia cero con la corrupción" como premisa, pasa por una alternativa "socioeconómica posible" y enmarcada "en un proyecto de país a medio plazo", que incluye "recomponer el modelo territorial y descolonizar las instituciones. En suma, los socialistas necesitarían, a juicio del informe, "volver a conectar con los españoles y establecer un nuevo contrato social con la ciudadanía". El cambio de liderazgo, el relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba por Pedro Sánchez, se ha probado, añade, como una "condición imprescindible, pero insuficiente" para remontar. Aunque fue internamente cuestionado a los pocos meses de alcanzar la cúspide de Ferraz, el secretario general sí se encuentra ahora más reforzado.
España adolece de una "enfermedad institucional", según De la Nuez. No por un problema de diseño –salvo en el caso de la Administración de Justicia, cuyo Gobierno es elegido por los partidos políticos–, sino por "aplicación de normas y cultura". Falta, por tanto, "neutralidad" y sobra "politización". Estamos ante un "Estado semiclientelar, presa de intereses particulares, de la clase política o económica", y no de los intereses generales. Por eso, se requieren "contrapesos y límites al poder". El Estado moderno, weberiano, se ha ido "devaluando" de forma cada vez más clara. Lo que se necesitaría es "reforzar las instituciones", y que sean dirigidas por personas "expertas, capaces e independientes".
"Estancamiento" del proceso soberanista
El incremento de la desigualdad
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Un capítulo del informe está dedicado igualmente a Cataluña, y analiza el paso del "éxito" del independentismo al "estancamiento". Desde la consulta del 9-N, el soufflé soberanista ha ido bajando por la ruptura de la unidd del frente secesionista, las consecuencias de la confesión de fraude del expresident Jordi Pujol, por la "inacción gubernamental autonómica" –concurrente con la "parálisis" del Ejecutivo de Rajoy–, la inoperancia de los pactos entre CiU y ERC y la "soledad internacional del secesionismo".
Antón Costas, presidente del Cercle d'Economia y catedrático de Economía de la Universitat de Barcelona, insistió en el déficit existente de "mecanismos de voz y de coordinación" entre instituciones. De plataformas y espacios de diálogo. Ausencia que explica que operen los "mecanismos de salida", el auge del soberanismo. Costas subrayó que se precisa un "manual de instrucciones" no sólo por el alejamiento de Cataluña, sino porque el resto de España también lo necesita, para paliar las diferencias de renta, los recursos de las distintas administraciones o frenar el nivel de conflicto entre administraciones.
Olga Salido abordó otro de los capítulos nucleares del informe, el crecimiento de la desigualdad. Esta socióloga de la Universidad Complutense remarcó que, en términos de pobreza relativa, el número de pobres no ha aumentado significativamente con la crisis. Se sitúa en torno al 20% de la población. Pero no es un indicador muy eficaz, ya que se ha desplomado la renta per cápita, con lo que el umbral de pobreza baja. Apostó por usar otro parámetro: estudiar la evolución de las tasas de pobreza anclándolas a umbrales fijos de renta, actualizados por el IPC, correspondientes a un momento del ciclo económico. En este caso, 2005, que es lo que hace Eurostat. Así, las tasas de pobreza anclada se han deteriorado de forma muy intensa en algunos países, con Grecia en cabeza, y seguida de Irlanda y España, con incrementos respectivos de 15, 8,5 y 8 puntos.