El individuo contra el Estado
Uno de los orígenes teóricos del actual libertarismo radical que profesan las ultraderechas en el mundo de hoy se remonta al filósofo inglés Herbert Spencer (1820-1903), quien en uno de sus libros principales, El individuo contra el Estado, publicado originalmente en 1884, advierte del peligro de someter al pueblo a una nueva esclavitud si los Parlamentos asumen cada vez más el poder que les corresponde a los individuos, pudiéndose dar la paradoja de que "a un aumento de la libertad aparente seguiría una disminución de la libertad real", tal y como manifiesta en el prefacio.
Compuesto por cuatro ensayos diferentes, lo que subyace en todos ellos es la confrontación entre dos ideologías políticas divergentes que entiende están en perpetua lucha a lo largo del tiempo: el "militarismo" que representa la capacidad invasora del Estado en todos los terrenos, no sólo en la legislación sino en el resto de competencias, y el "industrialismo", que es quien favorece y potencia la iniciativa privada, el desarrollo de la libertad y del progreso individual hasta ponerlo en disposición de alcanzar la autonomía política o el autogobierno.
Se trata de una dialéctica que aboga en última instancia por una especie de mística de la libertad individual que reduce el papel del Estado exclusivamente a ejercer una función de tutela
Como se ve, se trata de una dialéctica que aboga en última instancia por una especie de mística de la libertad individual que reduce el papel del Estado exclusivamente a ejercer una función de tutela sobre ella en el interior de las sociedades y de protección para todos en el exterior; una oposición, en suma, contra las ideas socialistas que paulatinamente se iban imponiendo para hacer frente a los problemas sociales cada vez más complejos que el mismo industrialismo iba generando.
La pugna es de rabiosa actualidad: una acracia individualista en grado sumo que entiende la sociedad como un campo de batalla en el que gana el más fuerte y poderoso, y un orden colectivista que entiende la sociedad como un campo propicio para sobrellevar los problemas de la vida de forma solidaria intentando que los perdedores sean los menos posibles; es decir, lo privado contra lo público o PP-Vox versus PSOE-UP-Sumar. La paradoja es que si simplificamos al terreno de la religión se trataría de una confrontación entre protestantismo y catolicismo o entre un Dios en singular y un Dios en plural.
Más claro, agua.
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Javier Herrera es socio de infoLibre