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¿La ley de la oferta y la demanda? O... ¿la ley de la codicia?

Antonio García Gómez

Los dueños de las terrazas de la Plaza Nueva, en el mismo centro histórico y turístico del viejo “botxo”, del Bilbao del que dijo Miguel de Unamuno que era “como el mundo pero en pequeño”, han decidido no servir cafés por ser poco rentables.

Y es que las cuentas no les debían salir, si solo pretendían atender a su balance final de ganancias contantes y sonantes.

Atentos pues a los márgenes que deben dejarles las cañas de cerveza, los vinos “finos y seleccionados, de buena crianza”, los pelotazos de gin tónics y otros combinados alcohólicos, para dar servicio a una clientela pudiente y alejada del inveterado gusto de tomarse apenas un café observando “el ambiente”. Adiós entonces a las tradiciones, al buen regusto de un café tomado al aire libre, en el centro de la capital vizcaína, sin que nadie haya hablado de su precio, salvo los gerentes de las terrazas que han considerado poco rentables los servicios de cafés para el rato que se pasa la parroquia sin originar ganancias.

Mecachis con el nuevo orden si no deja de observar el rendimiento pecuniario por encima de todas las cosas, y se lleva por delante una costumbre tan inocua como placentera

Y es que parece que estemos abocados a buscar la cuenta de resultados pronta y abundante, por encima de cualquier otra consideración, al margen del placer que pudiera devenirse de poder tomarse unos sorbitos de buen café en la Plaza Nueva de Bilbao, como antaño, como siempre.

Mi abuelo jamás tomó café en casa. Siempre tuvo la costumbre de bajar a la calle a tomarse los apreciados brebajes de cafés tan sabrosos, tan proclives a la sobremesa, de charla con amigos o conocidos, en los bares de debajo de casa, en la calle donde poder compartir con conocidos, vecinos y amigos.

Mi padre también tuvo esa costumbre y yo también… Claro que ahora, de momento, no va a poder mantenerse esa costumbre, al menos, en la Plaza Nueva, en el mismo centro turístico del gran Bilbao. Mecachis con la modernidad.

Mecachis con el nuevo orden si no deja de observar el rendimiento pecuniario por encima de todas las cosas, y se lleva por delante una costumbre tan inocua como placentera.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.

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