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Europa camina hacia la reducción de jornada mientras en España la patronal permanece parada

Los logros del PP

José Ramón Berné

No alcanzo a comprender, por mucho que lo pienso, cómo es posible que las encuestas den una ventaja importante al Partido Popular; y me sorprende porque, para que eso ocurra, muchos trabajadores deben responder afirmando que le darán su voto en las próximas elecciones.

El Partido Popular ha gobernado en España en dos ocasiones y han presidido sus gobiernos el Sr. Aznar y el Sr. Rajoy. Voy a repasar las aportaciones que han hecho sus gobiernos a los españoles de a pie.

El primer gobierno del PP se constituyó en 1996 y se mantuvo en el poder, tras dos elecciones generales, hasta el trágico 11M. Durante esos años, aparte de terminar con la mili obligatoria, ¿alguien recuerda alguna contribución positiva para el común de los españoles? Veamos algunos de sus aportes, sin tener en cuenta que el Sr. Aznar hablaba catalán en la intimidad: aumentar la transferencia del IVA y del IRPF a las Comunidades Autónomas del 15 % al 30 %; la “Ley de Liberación de Suelo”, antecedente necesario para la malhadada burbuja inmobiliaria. Más adelante decidió iniciar conversaciones con el Movimiento Vasco de Liberación; ¿se imaginan ustedes el terremoto que se hubiera producido en España si la frase, con la que anunció esas conversaciones, la hubiera pronunciado un presidente socialista?

Más contribuciones: Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, propuesto por Rodriguez Zapatero y al que se opuso frontalmente el Sr. Rajoy que, por entonces, era vicepresidente del Gobierno. Se recuerda, de aquellos años, la nefasta gestión del desastre del Prestige, aquellos “hilillos” de chapapote que ennegrecieron una parte importante de la costa cantábrica. Y quién no se acuerda del Islote de Perejil, situación berlanguiana fruto de la “buena” gestión con el gobierno de Marruecos.

La cumbre de las Azores fue eso, la Cumbre de los gobiernos de Aznar. Él nunca hubiera podido imaginar que podría estar sentado, con los pies encima de una mesa, al lado de los mandatarios más importantes del mundo, George Bush y Tony Blair. Caras nos salieron su insolencia, su desvergüenza y sus mentiras, pero nos podrían haber salido más. “Créanme, hay armas de destrucción masiva en Irak”, decía el Sr. Aznar sin ruborizarse. Once soldados y miembros de las fuerza de seguridad y dos periodistas perdieron la vida durante el tiempo que España mantuvo un contingente en Irak. Más lamentable resultó ser el episodio en el que un avión de la Ukranian-Mediterranean Airlines se estrelló con 62 militares españoles, que regresaban de una misión en Afganistán, un ciudadano bielorruso y 12 tripulantes; perdiendo la vida todos ellos. Triste fue el episodio, pero la posterior manipulación que se ejerció sobre todo lo relativo al accidente, con el fin de esconder responsabilidades, fue, diría que, incluso delictivo. Seguro que todos lo recordamos.

No alcanzo a comprender, por mucho que lo pienso, cómo es posible que las encuestas den una ventaja importante al Partido Popular; y me sorprende porque, para que eso ocurra, muchos trabajadores deben responder afirmando que le darán su voto

Recordar también que, aunque Felipe González inicio el proceso, durante el mandato de Aznar, según un informe del Tribunal de Cuentas, se vendieron 48 empresas públicas por debajo de su valor real, entre ellas Red Eléctrica Española, Ensidesa e Iberia. Clamoroso fue lo sucedido con Telefónica y su amigo Villalonga.

El día 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones generales, se produce una de las mayores tragedias de nuestra era en España; seguida por una vergonzosa actuación del gobierno del PP, entonces en el poder, y de todos los dirigentes de su partido, vertiendo una serie de infundios sobre la autoría de los atentados, a sabiendas de que, si el pueblo se convencía de que ETA había sido la responsable, ellos ganarían claramente las elecciones. Fue un ejemplo de ruindad política difícilmente superable, con el apoyo y la colaboración de muchos medios de comunicación que todavía hoy siguen jugando a sembrar dudas.

Cuando, a finales de 2011, el PP vuelve al poder, con la presidencia de Mariano Rajoy, se encuentra con el país sumido en la crisis económica mundial más grave desde el crack del año 1929. Desde la oposición, en los años anteriores, el PP en lugar de contribuir a paliar los daños de la crisis, ponía palos en la rueda votando en contra a propuestas llegadas de Europa que obligaban al gobierno a tomar decisiones duras. “Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”, decía entonces, graciosamente, el Sr. Montoro. La llegada al poder del PP fue, para el mortal de los ciudadanos, como la entrada de un elefante en una cacharrería, subida de impuestos, 27 % de paro, aumento de la deuda pública y privada, la prima de riesgo llegó a alcanzar casi los 650 puntos en julio de 2012. Durante los gobiernos de Rajoy se pasó de una deuda de 740.000 millones de euros a dejarla en los casi 1,2 billones cuando salió adelante la moción de censura que los apartó del poder; es decir, un incremento del 62 % a pesar de su mantra: “no se puede gastar lo que no se tiene”.

El 25 de junio de 2012, el gobierno presidido por el Sr. Rajoy pide ayuda al Eurogrupo para lanzar un salvavidas al sector financiero que, en gran parte, se encontraba en bancarrota gracias a la especulativa época que se vivió durante la burbuja inmobiliaria, otro gran logro del PP, como ya he comentado antes. La llegada de la ayuda solicitada vino acompañada de una serie de condiciones, como la subida de impuestos, la congelación de las pensiones o el recorte en las prestaciones por desempleo, justo en el momento en el que millones de españoles tenían que verse socorridos por las mismas.

Cuando se rescata al sector financiero, el gobierno aseguraba que no le iba a costar ni un euro al contribuyente español. A día de hoy, todavía no podemos precisar con exactitud el coste que tal rescate supuso, pero no andará muy lejos de los 100 mil millones de euros; solo el préstamo del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) fue de unos 40 mil millones que, por supuesto, estamos pagando entre todos y que difícilmente recuperaremos.

La reforma laboral, la ley mordaza, la reforma de la ley del aborto, la ley de educación (Lomce de Wert) y varias modificaciones al código penal, incluyendo la pena de prisión revisable y varias joyas más.

No, no me olvido del referéndum del 1 de octubre de 2017 en Cataluña; culminación del rechazo que provocó en el PP la aprobación del nuevo Estatuto de Cataluña, empezando en el año 2006, al sacar mesas a la calle pidiendo firmas contra el Estatut, recurriéndolo al Tribunal Constitucional y ejerciendo, posteriormente, una destructiva labor de todo lo que pudiera suponer un entendimiento entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo español. Cuando Rajoy asume la presidencia del gobierno, año 2011, tan solo un 25 % de los catalanes se declaraba abiertamente independentista; en octubre de 2017 ese porcentaje se había doblado, prácticamente. La absoluta inoperancia del Gobierno de Rajoy, a M. Rajoy se le llamaba en aquella época Don Tancredo, llevó a Cataluña a un estado de shock, por primera vez en la democracia se organizó un referéndum, en territorio español, fuera de la ley y contra la voluntad del gobierno, que fue incapaz de evitarlo utilizando la inteligencia, tanto en su acepción relativa a la capacidad de resolver problemas, como a la del servicio que tiene a su disposición (CNI). Tampoco fue capaz de impedirlo por la fuerza.

No voy a entrar en la corrupción, tema que daría para varias páginas, por ser un tema que al votante del PP parece no molestarle, todo les parece justificable, y si no lo es, la coletilla siempre es la misma: “todos los políticos son iguales”.

En definitiva, termino como empecé, no puedo imaginar al electorado obrero votando al PP. ¿Qué le ha aportado en los 15 años que ha estado al frente de este país? ¿Tanto pesan los supuestos valores patrióticos del PP? ¿Tanto pesa, todavía, aquello de Una, Grande y Libre? ¿Tanto pesa el nacionalismo español? Se siguen anteponiendo los supuestos valores patrióticos a las cosas del comer. Increíble. 

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José Ramón Berné es socio de infoLibre

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