De Mao a Moa

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Fernando Granda

“Indignación en Francia por una entrevista a Pío Moa en la que acusa a la izquierda de provocar la Guerra Civil”. Así titulaba días pasados infoLibre las consecuencias de unas declaraciones del periodista que pasó del maoísmo a la ultraderecha. Una paradoja que no es única.

Nos asombramos de la evolución de algunos personajes de la política pero no hace falta escarbar mucho para salir de esa sorpresa, solamente debemos buscar en hemerotecas, videotecas o hacer un pequeño ejercicio de memoria. Las “populares” hazañas de Tony Cantó en su trayectoria de partido en partido no fueron extraordinarias. Quizá llamativas. Pero en los partidos políticos españoles hubo otros muchos viajes ideológicos sonoros. Y traspaso de puertas giratorias. Por ejemplo, el de José María Fidalgo, quien fuera secretario general de Comisiones Obreras, el sindicato comunista, que pasó de puntillas por los aledaños del desaparecido UPyD y participó como destacada figura en la convención del Partido Popular. Antonio Miguel Carmona es uno de los últimos ejemplos de estos segundos pasos.

De Mao a Moa. Cuentan los informativos y los confidenciales que muchos de ellos beben en las fuentes de Pío Moa. Es decir, algunos han pasado de Mao Tse Tung (ahora Mao Zadong), como era conocido el “gran timonel” en su tiempo, a Pío Moa Rodríguez, más prosaico y cercano. Un avance en el tiempo pero un retroceso en el pensamiento. Lo digo con conocimiento de causa.

Que ministros de José María Aznar hayan tenido una trayectoria desde el maoismo a la derecha no es novedad y habrá personas que lo entiendan

Quizá no sepan los ahora moistas de la trayectoria del gurú gallego que hoy triunfa en la literatura política. En los tiempos en que el líder chino prosperaba en la construcción del que en 2021 se considera la segunda potencia mundial, el periodista vigués estudiaba en Madrid, en la Escuela Oficial de Periodismo. Poco hablador y además con una voz grave y poco sonora, bebió en las fuentes maoistas y contribuyó a rechazar entre los estudiantes las lecciones franquistas de cierto profesorado, colocado en la Escuela tras perder su influencia ideológica, propagandística o profesional. 

El joven Moa fue delegado de curso y en el último año delegado de Escuela. Un “rojo peligroso”. Al terminar los estudios debía cumplir el servicio militar obligatorio al que la mayoría de los compañeros temíamos. Eran tiempos del tardofranquismo en que empezaban a aparecer objetores de conciencia. Sin embargo el joven Moa pretendía presentarse voluntario en la dura Infantería de Marina, confesión propia, “para aprender a hacer bombas”. Posteriormente fue acusado, desconozco si con fundamento o sin él, de ser uno de los fundadores de los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifranquista Primero de Octubre). Luego fue condenado a un año de prisión y también expulsado del llamado brazo armado del minúsculo Partido Comunista de España (Reconstituido), maoista grupo terrorista considerado como tal por la Unión Europea. Algunas fuentes lo implicaron también, en tiempos de la Transición, en algún secuestro político. Es decir, toda una trayectoria en la extrema izquierda.

Hoy Pío Moa es autor de varios superventas (“Los orígenes de la guerra civil” (1999) fue número uno en ventas durante seis meses consecutivos.), defensor de las tesis franquistas y conocido revisionista de la Historia de España. Defendiendo la figura de Franco y de su dictadura, llegó a afirmar que “Franco debe... recibir la gratitud y el reconocimiento de la mayoría de los españoles”.

Declaraciones versionando esa revisión de la penosa Guerra Civil española se han oído recientemente en el Congreso (Pablo Casado: “La Guerra Civil fue un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia”; Ignacio Camuñas: “Si hay un responsable directo de la Guerra Civil es el Gobierno de la República”) y algunas tribunas regionales y municipales. También decisiones gubernativas que cuestionan el desarrollo de la democracia y cada día se acercan más a la extrema derecha las pretensiones de algunos gobernantes autonómicos. En su momento se las calificó de trumpistas, pero convendría considerar su fundamento ideológico. Porque el mismo está en alza.

Que ministros de José María Aznar hayan tenido una trayectoria desde el maoismo a la derecha no es novedad y habrá personas que lo entiendan. Pilar del Castillo, eurodiputada, que fue ministra de Educación, Cultura y Deporte, militó en la Organización Comunista de España Bandera Roja, un partido maoísta escindido por la izquierda del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), versión catalana del PC de España. Hoy figura como receptora de sobres en los “papeles de Bárcenas”. Josep Piqué, que ocupó diversas carteras ministeriales en gobiernos del Partido Popular, también militó en el PSUC y en Bandera Roja en su juventud y confesó en un mitin en 1976 ante un auditorio asombrado que "había sudado socialismo". 

Son dos ejemplos llamativos y confesos, pero la lista de viajeros ideológicos a un lado u otro es larga: Jorge Verstrynge, Xosé Luis Barreiro, Rosa Díez, Eduardo Tamayo, María Teresa Sáez, Cristina Alberdi se pasaron de un extremo a otro; otros dieron un pequeño salto: Enrique Múgica, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo, José Luis Corcuera, Jorge Semprún, Cristina Almeida, Rosa Aguilar. Son algunos ejemplos nacionales. También hay ejemplos en los medios de comunicación, no nos libramos. Además de algún director, el ejemplo más llamativo es el de Hermann Tertsch, que “viajó” desde el Partido Comunista de Euskadi a la cúpula de Vox como europarlamentario a vicepresidente del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Sin olvidarnos de la gran defensora de la exportavoz del Partido Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, la exdiputada Pilar Marcos, exredactora de El País, que, de un día para otro, fichó como gran informadora de FAES, la fundación ideológica de José María Aznar, quien hizo lo posible por meter en la cárcel a Jesús Polanco y la cúpula de Prisa. Y han sido sonoros varios casos internacionales, como el del joven maoista y expresidente de la Unión Europea José Manuel Duräo Barroso y algunos actuales políticos de antiguos países de la órbita soviética. Erótica del poder.

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Fernando Granda es socio de infoLibre

“Indignación en Francia por una entrevista a Pío Moa en la que acusa a la izquierda de provocar la Guerra Civil”. Así titulaba días pasados infoLibre las consecuencias de unas declaraciones del periodista que pasó del maoísmo a la ultraderecha. Una paradoja que no es única.

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