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Mujeres

Antonio García Gómez

En el momento de escribir estas líneas, cuatro mujeres han sido asesinadas por sus parejas en las últimas 48 horas. Víctimas de violencia de género, violencia machista, como el resto de las que también han sido asesinadas en lo que va de año, 21 mujeres.

Y en los últimos 14 años, cerca de 1.000 mujeres asesinadas. Una cantidad tal de muertes violentas, una masacre, que, si hubieran afectado a cualquier otro colectivo, probablemente las alarmas hubieran sido más contundentes.

Y es que lo que tal vez asusta más, “la normalización” de estos crímenes, es que van pasando a ser consideradas como un suceso más, como para que no sea motivo extraordinario para que ocupen las portadas de nuestros diarios nacionales. Y es que están pasando a ocupar un lugar secundario, algo así como si fueran susceptibles de hacerse inevitables, algo así como si ya formaran parte de nuestras existencias sin mayores problemas, siquiera para aceptar el horror y la miseria moral de la violencia machista como si ya formara parte de nuestro pasar cotidiano.

Mientras nos conformarnos con “acudir” a contemplar “los paseíllos”de los componentes de la “manada” hasta que consigamos ¿normalizarlos?, como si todo hubiera sido un mal sueño con un grupo de necios comportándose como no debieron hacerlo.

Como si, al cabo, esos crímenes de violencia machista, de asesinatos de mujeres, solo representaran la realidad aislada de algo solapado y que no queremos desbrozar del todo, extendido hasta la náusea y a veces hasta la cuasi impunidad, atroz todo ello y muy asumido por la grey manipulada y también cómplice, cobarde y culpable, con miles y miles de mujeres que sufren a diario el machismo maltratador, doméstico, violento, cruel e inhumano, silenciado, a menudo disculpado, a merced de la maldad del maltratador y de su entorno, su pareja acechando, su marido amenazando, novio encolerizado, su hombre ¡tan hombre!… con los suyos siempre prestos para proteger al maltratador, al asesino, al miserable … mientras se pone en cuestión el comportamiento de la mujer hasta insultarla, humillarla, pegarla, maltratarla, asesinarla … porque “algo habrá hecho, de alguna manera se habrá vestido, porque igual consintió, o no se resistió con suficiente fuerza, o simplemente no murió negándose”.

Resulta que el Gobierno tiene la intención de promover que “ante la ausencia de un consentimiento explícito siempre habrá agresión, delito”. Y probablemente sea necesario y urgente, aunque luego lamentaremos que el Código Penal se quede siempre con la “letra” a merced del “espíritu” de los magistrados.

Sin que la sociedad se haya decidido aún a alarmarse seriamente, para modificar los currículos educativos de nuestros jóvenes si, como insisten las encuestas, uno de cada cuatro de nuestros jóvenes, hombres y mujeres, piensa que los celos obsesivos y controladores y la violencia hacia la pareja puede estar admitida, bien vista, necesaria, prueba de amor.

A la vez que un programa como Hombres, mujeres y viceversa, un canto al florilogio huero y machista del amor, ocupa un prime time, capaz de haber eliminado, ¿por interés hacia la audiencia?, a un programa de actualidad informativa y de debate.

Mientras algunos sentimos que cada vez que una mujer sufre (por ser mujer), acoso, abuso, agresión… la sociedad y con ella cada uno de nosotros hemos perdido toda la dignidad, todo el respeto, toda la humanidad que alguna vez podríamos haber llegado a merecer… si no sabemos que “todos nosotros/as estamos aludidos en esta batalla por la moralidad, por la defensa de todos y cada uno de nosotros en el rostro, en la pena, en el miedo, en el maltrato cotidiano, en el asesinato… como un goteo insoportable”. _________

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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