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La ONU, la OTAN y la cumbre de Suiza

Fernando Granda

Trataba días pasados el veterano periodista Joaquín Rábago lo que sería la próxima cumbre en Suiza para intentar solucionar la situación de Ucrania. La conferencia "de paz" a la que no asistiría Joe Biden (acudió su vicepresidenta, Kamala Harris). Decía también que Volodimir Zelenski había hecho una llamamiento tanto al presidente norteamericano como al líder chino Xi Jinping para que asistieran a la misma (tampoco acudió Jinping). Daba por seguro Rábago la asistencia de ambos. Las noticias sobre esta conferencia en un país neutral fueron comentadas mientras el presidente ucraniano recibía en Madrid la confirmación de la ayuda española de 1.100 millones de euros. Pero la conferencia de Suiza tenía varios frentes que superar: desde quienes rechazaban su celebración, los países africanos y americanos de la órbita rusa (Movimiento de Países No Alineados), según difundía la agencia Prensa Latina, hasta las "autorizaciones" ofrecidas por el presidente Biden para que Ucrania ataque territorio ruso o las animadas por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para que se utilicen armas ofrecidas por sus aliados.

En el artículo, publicado en medios de Prensa Ibérica, el veterano periodista mostraba su extrañeza ya que a la reunión no sería invitado Vladimir Putin puesto que lo que se pretendía es presentarle al presidente ruso un plan que equivaldría a su capitulación en un conflicto que se acerca a los dos años y medio y en el que las últimas referencias le dan como temporalmente ganador en los campos de batalla. Es decir, una especie de ultimátum a quien parece que va ganando la guerra.

La realidad de la situación parece ya trabada –no habrá confrontación dialéctica entre contrincantes–  y entre las extrañezas que comenta el autor creo que habría que añadir otra. ¿Para qué está la Organización de Naciones Unidas, la ONU? Nació para  solucionar conflictos de este tipo. Claro que con una serie de defectos que no han sido superados después de más de tres cuartos de siglo. Entre ellos el que el implicado Rusia tenga capacidad de veto en las decisiones de su órgano principal, el Consejo de Seguridad. Quizá ésta sea una buena ocasión para subsanar ese "defecto" de su ineficacia.

Todo apunta a un escaso éxito efectivo en la conferencia, sobre todo en decisiones firmes y reales de los asistentes, hasta ahora poco realistas y tenuemente comprometidas

Comprobadas las poco efectivas medidas tomadas por la ONU desde el comienzo del conflicto, a pesar de los esfuerzos de su Secretario General, António Guterres, el organismo supranacional es fácilmente descartable. Su funcionamiento, con el importante implicado en la invasión, no permite encontrar una solución de paz. A pesar de que António Manuel de Oliveira Guterres tenga una gran trayectoria como internacional figura política, tras haber sido primer ministro de Portugal, presidente de la Internacional Socialista y alto comisionado de la ONU para los Refugiados. Recuerda además el articulista que Zelenski manifestó que vetaría todo acuerdo con Rusia mientras Vladimir Putin fuese su presidente, al tiempo que ya hubo unas conversaciones en Estambul entre Ucrania y Rusia que se frustraron –parece que iban por buen camino– cuando, por consejo del ínclito expremier británico Boris Johnson, Ucrania rompió la negociación "porque Occidente le ayudaría a ganar la guerra".

Por último, el Parlamento ruso (La Duma) considera ilegítimo al mandatario ucraniano porque ha superado el tiempo de mandato para el que fue elegido. Por lo que todo apunta a un escaso éxito efectivo de esta conferencia, sobre todo en decisiones firmes y reales de los asistentes, hasta ahora poco realistas y tenuemente comprometidas, al menos por algunos mandatarios, incluidos varios europeos. ¿Se discutiría el empleo de armas de los países de la OTAN para bombardear territorio ruso? Las ideas que surgen a medida que transcurren los combates, con bombardeos que matan cada día a inocentes civiles, no parecen encontrar una solución al conflicto. Tampoco encuentran final a la masacre gazatí. Los intereses de la industria bélica engordan a los halcones y debilitan a las palomas.

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Fernando Granda es socio de infoLibre.

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