La paradoja del librepensamiento

Jesús Sampériz Maluenda

El librepensamiento es un acto paradójico, contradicción entre pensador y pensamiento. Solamente la lejana posibilidad de que la tensión inducida alcance un nuevo pensar, lejano al convencional, anima este ejercicio de “pensar y combatir lo pensado”.

Este pensar convencional que se construye no se sabe muy bien cómo, cuándo y por quién, no deja de ejercer una cierta tiranía en todas las materias y también en aspectos como el feminismo y el eco-feminismo, tan de actualidad. Se diría que en todos los sectores se establecen creencias de obligado seguimiento y eso es justo lo contrario al librepensamiento.

La sociedad civil debería estar permeada de feminismo y aun así hará falta mucho tiempo para paliar la injusticia universal cometida contra la mitad de la humanidad desde que Dios dejó de ser mujer.

Pese a las añagazas del facherío, hacen falta leyes del “solo sí es sí” y mucha educación en libertades para que todos y todas, cualquiera fuere su vocación afectivo-social, se sientan libres de ser lo que son, sin miedo a nada ni a nadie. De momento la atmósfera patriarcal se muestra tóxica contra este avance de las dos mitades de la humanidad y no duda en armar todo un arsenal de insensateces para lastrar el relato de la igualdad. La estrategia es tan vieja como la mentira y mentir, a día de hoy, es aval de éxito comunicativo, una lucha desigual entre la razón y las vísceras en el que, de momento, van ganando los intestinos.

En materia de feminismo, bastará que una sola mujer ejerza violencia sobre un hombre para arrojar al desagüe de la racionalidad todo el edificio de la igualdad

El procedimiento de tomar la parte por el todo está siendo un éxito del fascio-pensamiento. Basta sembrar un relato con una minúscula porción de verdad para colar la totalidad del terraplanismo espiritual de la tradición nacionalista por la gracia de dios. Expertos en el silogismo de la simpleza: si un pantano retiene agua, muchos pantanos retendrán mucha y de ahí tras una pirueta acuática, si hay muchos embalses, no habrá riadas. La estupidez cotiza al alza en la bolsa de la banalidad. En materia de feminismo, bastará que una sola mujer ejerza violencia sobre un hombre para arrojar al desagüe de la racionalidad todo el edificio de la igualdad.

Tal vez por eso lo judicial, lo educativo y lo comunicativo deberían ir de la mano. Uno en el ámbito del delito, el segundo en el de la ética social y el tercero en el de la difusión ponderada y todos lejos de la espectacularidad permanente a que nos tienen acostumbrados. No sea que, por querer contrarrestar una injusticia de milenios, los papeles de víctimas y verdugos se repartan al albur de los índices de audiencia.

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Jesús Sampériz Maluenda es socio de infoLibre.

El librepensamiento es un acto paradójico, contradicción entre pensador y pensamiento. Solamente la lejana posibilidad de que la tensión inducida alcance un nuevo pensar, lejano al convencional, anima este ejercicio de “pensar y combatir lo pensado”.

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