“A invierno malhechor, primavera peor”, reza el refranero popular español. Esperemos que dicha afirmación no se cumpla. No obstante, el invierno se acerca a la línea de meta donde espera para tomarle el relevo la primavera. Sin embargo, estos tres meses que está durando la costosa estación, hemos sufrido sus duras consecuencias. No, no me refiero al temporal de frío y viento que azota el norte de la Península. Tampoco la incesante lluvia que ha caído durante el mes de enero. El temporal que estamos padeciendo cuaja más que la blanca nieve, y moja mucho más que la fina lluvia.
Hablamos de la política y la corrupción, unos viejos amigos. Lo que respecta al norte de la geografía española, Navarra permanece asolada por una potente nube. Su nombre, Yolanda Barcina, permanece perenne en su estatus sin la intención de moverse, mientras el peso de sus dietas y numerosos informes recaen sobre sus hombros.
La mayor esperanza para los navarros es una moción de censura, pero por el momento se encuentra en stand-by, mientras la gris y poderosa nube Barcina sigue posada sobre Pamplona. Si echamos la vista al sur, la situación no parece mejorar. Como si de un dios todopoderoso se tratase, un dedo divino surgió para apaciguar el terremoto en el Partido Popular de Andalucía.
Aunque silencioso, este seísmo ha preocupado a la ciudadanía y no parece que el 'dedo de Dios' tenga intención de retirarse de su actividad. Que se preparen otras comunidades. Salimos de la Península para situarnos en las Islas Baleares. A priori, un lugar como paradisiaco como este debería vivir con tranquilidad, reposando bajo su sol mediterráneo mientras ve pasar las horas frente al mar. Nada más lejos de la realidad. Un huracán asoló la isla de Palma, más concretamente en sus juzgados. La infanta Cristina declaró ante el juez Castro sobre el caso Nóos. A pesar de su potencia, el fuerte huracán afirmó "no recordar nada", mostrando siempre plena confianza en su marido.
También fuera de nuestro territorio peninsular, en Ceuta ocurrió un misterioso, y a la vez triste, episodio. Mientras unos inmigrantes trataban de llegar a nado a territorio español, 15 de ellos murieron ahogados en el agua. No obstante, lo verdaderamente inquietante fueron los disparos al agua que se sucedieron y que asustaron a los inmigrantes. ¿La procedencia? No se sabe, y tampoco interesa investigar. Señales del cielo, digo yo.
Por último, la capital de España tampoco se ha librado del duro invierno. El temporal Blesa ha vuelto a las andadas, afirmando que los jubilados que se vieron perjudicados por las preferentes no son ignorantes financieros. Los afectados se estremecen al oír estas palabras, mientras imploran justicia.
Aunque el tifón Gallardón, el más voraz y fiero de todos, ha sido el verdadero protagonista. Con el aborto por bandera, ha conseguido devastar allá por donde pasa, y las mujeres son las principales afectadas. Parece que sus efectos durarán también en primavera. Estas han sido, y siguen siendo, las consecuencias de un invierno terrible para España. Sus devastadoras condiciones y efectos climatológicos han dejado a los españoles tiritando de miedo ante la primavera que se nos viene encima. Desde aquí te imploro: ¡pórtate bien!
Pablo Morán Macho es socio de infoLibre
“A invierno malhechor, primavera peor”, reza el refranero popular español. Esperemos que dicha afirmación no se cumpla. No obstante, el invierno se acerca a la línea de meta donde espera para tomarle el relevo la primavera. Sin embargo, estos tres meses que está durando la costosa estación, hemos sufrido sus duras consecuencias. No, no me refiero al temporal de frío y viento que azota el norte de la Península. Tampoco la incesante lluvia que ha caído durante el mes de enero. El temporal que estamos padeciendo cuaja más que la blanca nieve, y moja mucho más que la fina lluvia.