Vergüenza de ser europeo

Julián Lobete Pastor

Siento vergüenza de ser europeo cuando oigo a la presidenta de la Unión Europea (UE) proponer un sistema de deportación de inmigrantes a terceros países como el realizado por la presidenta ultraderechista italiana, mediante un convenio con Albania. 

Una vez más, la ultraderecha propone y la derecha europea se apresura a ejecutar

Se han visto imágenes de esos centros en Albania con la llegada de los primeros deportados. Lo que más destaca en el centro que se ha podido ver son las enormes vallas que le rodean y la presencia de policías italianos y albaneses. Se confirma así su carácter de cárcel en contra de los más elementales derechos humanos. (Ver aquí).

Siento vergüenza de que en la democrática Polonia se anuncie la suspensión del derecho de asilo, sin que la UE haga nada por impedirlo, y siento vergüenza de que en otro país miembro de la Unión, Hungría, su presidente lance continuamente mensajes y practique conductas autoritarias y xenófobas, sin que ello complique su pertenencia a la misma. 

En este continente europeo no se encuentran soluciones a los problemas de la inmigración, salvo las basadas en el miedo y la xenofobia

Siento vergüenza de que el gobierno de una comunidad autónoma de mi país se haya apresurado a adherirse a la propuesta ultraderechista italiana, si bien es verdad que esa comunidad no ha contado con la solidaridad necesaria de otras comunidades autónomas para resolver sus problemas ante la llegada de inmigrantes y en particular de menores. 

Siento vergüenza de que cuando esos menores cumplan 18 años se les abandone a su suerte, aunque hayan estado en centros de acogida. 

Siento vergüenza de la gran dilación no explicada de la aprobación de la ley para la regularización extraordinaria de extranjeros y de la reforma del reglamento de la ley de extranjería, en España, en atención a intereses ocultos. 

Siento, en fin, vergüenza de que en este continente europeo no se encuentren soluciones a los problemas de la inmigración, salvo las basadas en el miedo y la xenofobia, proyectando así un futuro incierto para las democracias europeas.

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Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre.

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