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Tan buena escritora, tan decente y humana, tan amiga y tan roja: Almudena vista por quienes la querían

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Tan escritora, tan decente, tan humanista, tan amiga, tan de izquierdas. Almudena Grandes no se ha ido. Nadie así se va. El recuerdo transversal que recorre a su gente es que sigue escribiendo, organizando cenas, sonriendo y comprometiéndose. Perdemos, eso sí, su foco de atención sobre las cosas importantes de este desconcertante mundo en el que nos ha tocado vivir, a partir de ahora un poquito más desordenado. 

"Si me hubieran preguntado hace meses por Almudena, yo hubiera dicho, más en serio que en broma, que estaba seguro de que nos iba a enterrar a todos. Porque era una absoluta fuerza de la naturaleza, un engrudo que unía familia y amigos. Son inolvidables los años pasados con ella en Rota y todas las noches de tertulia en Madrid. Y tantas y tantas cosas. Deja un hueco que va a ser imposible llenar. Pero como era tan generosa, también nos deja un libro póstumo y toda su obra anterior, que es toda una maravilla como era ella", apunta Joaquín Sabina a infoLibre.

En esta misma dirección se mueve Miguel Ríos, quien define a la escritora como "una de las personas más importantes, fértiles y honestas" que haya podido conocer en su vida. Y agrega: "Un prodigio de ciudadana. Como amiga era gigantesca, de una dimensión humana estupenda. Tenía una hospitalidad para recibir realmente inigualable. Como escritora, probablemente la voz más importante de la literatura en este momento en este país. Una de las personas que llevaban el peso moral de la literatura española".

Desde Las edades de Lulú a ser la voz de los perdedores. La Guerra Civil, por supuesto. Almudena, que se hizo de izquierdas leyendo, como ella misma aseguró, dio voz a los que durante tantos años de dictadura franquista no pudieron hablar. Frustración y esperanza. Malena es un nombre de tango, Los aires difíciles, El corazón helado o Atlas de la geografía humana. Una escritora que hacía películas, pues tal era su visión cinemática de todos nosotros. Nos puso en contexto, hasta el último momento consciente del poder de la palabra precisa. Premio Nacional de Narrativa, entre otras incontables y terrenales distinciones. 

El escritor Juan José Millás resalta, ante todo, su "compromiso con la literatura" y señala que en todo este tiempo de lucha contra la enfermedad "no ha faltado nunca a su cita con los lectores" de El País y ha dejado una novela inédita. "Ha actuado en la enfermedad con la misma tenacidad literaria que cuando estaba sana. La escritura ha perdido con su fallecimiento a una obrera de la pluma. Admirable", sentencia.

En tiempo de gran vacilación, contradicciones y dudas, es una especie de roca de integridad, de convicción. Nunca dejó de tener contacto con la raíz, con el suelo, con la gente, con los amigos, con la cocina tradicional. La sencillez de la vida

Iñaki Gabilondo, recientemente premiado por infoLibre, afirma que Almudena Grandes "ha honrado al feminismo, al progresismo, a la política, a la literatura, al país y a todos". Así lo resume: "En tiempo de gran vacilación, contradicciones y dudas, es una especie de roca de integridad, de convicción. Nunca dejó de tener contacto con la raíz, con el suelo, con la gente, con los amigos, con la cocina tradicional. La sencillez de la vida. Y, desde el punto de vista artístico, una escritora de primerísima categoría".

"Si su primer motivo de felicidad era la literatura, creo que el segundo era compartir encuentros con el grupo de amistades más íntimas", remarca el director editorial de este diario, Jesús Maraña, quien dibuja a Almudena enumerando una serie de envidiables atributos: fuerza, lealtad, generosidad, madre, anfitriona, cocinera, precisión, rigurosidad, memoria apabullante de nuestro tiempo, trabajadora incansable, argumentario firme.

"El Club de Los Almudenos. Así bautizó Joaquín Sabina a este grupo de amigas y amigos que nos sentimos familia. Cuesta asumir la ausencia de quien ha sido hermana, madre, compañera, amiga. Simplemente Almu. Siempre dispuesta a ayudar, a resolver un problema o a defender una causa justa", subraya Maraña, quien desvela asimismo un detalle: "Sabía cuál era el plato preferido de cada uno entre sus especialidades de cocina".

Para la directora de El País, Pepa Bueno, estamos ante una "pérdida múltiple". Porque con ella se va una "novelista enorme que tuvo la lucidez para ampliar nuestro conocimiento sobre la España oculta, la España que la dictadura ocultó" y, al mismo tiempo, fue un "ser humano arrollador, una amiga maravillosa". "Su hueco se va a notar en la vida pública española", afirma, al tiempo que admite que le da mucha "rabia" que todo lo que se pueda decir suene a "palabras huecas en una despedida" porque todo lo que se pueda decir es, en este caso, "responder a la verdad".

El escritor Juan José Tellez ha pasado la mañana de este domingo colocando unas flores en la placa de la avenida Almudena Grandes en Rota (Cádiz): "Era el alma de todos los que pasábamos por su casa. Una casa muy hermosa, en la que el cristal dialoga con los árboles, que es una preciosa metáfora de ella misma. Porque ella era capaz de mantener las convicciones más profundas y defenderlas sin acritud. Aún en las situaciones más graves y trascendentes, no perdía la sonrisa sin perder tampoco un ápice de compromiso, dignidad y valentía. Ahora no podemos perder la sonrisa. Ella decía que Rota era el territorio de la felicidad".

Lo excepcional de Almudena no son las cosas que haya hecho, sino cómo las ha hecho

La periodista Rosana Torres destaca la "inteligencia" como cualidad clave de Almudena Grandes. "Extremadamente inteligente", concretamente, apunta a infoLibre. Y lo desarrolla: "Lo ha demostrado en su capacidad literaria, en lo que ha escrito y cómo lo ha escrito. Lo excepcional de Almudena no son las cosas que haya hecho, sino cómo las ha hecho. En eso ha sido inigualable. En la parte política, otro tanto. No es que se haya involucrado como una mujer de izquierdas, es cómo se ha involucrado".

Felipe Benítez Reyes, como todos los demás, insiste en mencionar la "generosidad" de Almudena, una persona que "convertía a los amigos en familiares". "Era capaz de dar de comer a veinte personas improvisando", rememora, y lo hila con su capacidad creativa: "Esa fuerza se reflejó también en su obra, en sus grandes novelas torrenciales. Todo es reflejo de una personalidad única. Es la persona que más en serio se ha tomado la literatura de todas las que he conocido. Es injusto que le haya tocado la mala carta de la muerte tan temprana".

Por su parte, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), Unai Sordo, destaca que Almudena Grandes es una "figura fundamental para rescatar de la historia de España pasajes que estaban en las grietas del relato oficial". "Ese valor de rescate histórico desde una potencia narrativa difícilmente comparable es un valor intangible que ha hecho a este país", recalca, al tiempo que recuerda que siempre ha sido una mujer "comprometida con su tiempo a nivel político y social, muy abierta a todas las militancias compartidas".

Esa presencia pública es el vacío para la mayoría. La íntima la sienten quienes la vivieron en cercanía. Siempre se recuerda el amor de una noche de verano, pero cómo se vive sin el amor de tu vida. Ya no hay veranos, solo inviernos. Y así lo escribió en 2015 su compañero para la eternidad, el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero:

Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,

con ese mismo invierno que hiela las canciones

cuando la tarde cae en la radio de un coche,

como los telegramas, como la voz herida

que cruza los teléfonos nocturnos,

igual que un faro cruza

por la melancolía de las barcas en tierra,

como las dudas y las certidumbres,

como mi silueta en la ventana,

así duele una noche,

con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,

con esa misma nieve que me ha dejado en blanco, pues todo se me olvida

si tengo que aprender a recordarte.

Tan escritora, tan decente, tan humanista, tan amiga, tan de izquierdas. Almudena Grandes no se ha ido. Nadie así se va. El recuerdo transversal que recorre a su gente es que sigue escribiendo, organizando cenas, sonriendo y comprometiéndose. Perdemos, eso sí, su foco de atención sobre las cosas importantes de este desconcertante mundo en el que nos ha tocado vivir, a partir de ahora un poquito más desordenado. 

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