LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

Carmen Martín Gaite vuelve a su Salamanca reivindicada por el feminismo y más estudiada que nunca

La escritora Carmen Martín Gaite, en una imagen de archivo.

En la rinconada número 3 de la plaza de los Bandos nacía el 8 de diciembre de 1925 Carmiña. Un siglo después, su legado personal y literario habitará en esa céntrica plaza salmantina como archivo de una de las narradoras más importantes en lengua castellana: Carmen Martín Gaite. Reivindicada por el feminismo y más estudiada que nunca, sobre todo en Estados Unidos, la autora “provinciana”, como se llamaba a ella misma, vuelve llena de mundo a su pequeña ciudad.

Los cuadernos y la correspondencia tuvieron gran importancia en su vida y su obra, siempre entrelazadas. El archivo de Carmen Martín Gaite lo integran 1.500 unidades documentales: manuscritos originales y mecanografiados, cuadernos con apuntes, cartas, carteles, recuerdos, fotografías dibujos o collages. Y también tesis y traducciones de su obra, artículos de prensa, libros, revistas y material audiovisual. Un fondo que la Junta de Castilla y León compró a sus herederos y alberga la Biblioteca de Castilla y León en Valladolid desde 2006.

El pasado 18 de julio, la Junta y la Universidad de Salamanca firmaron un préstamo por el que el legado se trasladará al nuevo Centro Internacional del Español de la ciudad natal de la escritora. Los originales se conservarán en la cámara acorazada del CIE, ubicado en el antiguo Banco de España. La previsión es que todo esté listo antes de 2025, cuando Castilla y León y Salamanca conmemorarán el centenario del nacimiento de la autora con una gran exposición y un congreso monográfico.

La gran custodia del legado de Carmen Martín Gaite fue su hermana Ana María, quien recuperó de la casa familiar en El Bolao (Madrid) sus cuadernos de trabajo y una ingente cantidad de material. No se conserva toda la correspondencia de la escritora porque ella misma destruyó una parte. La mansión de piedra de El Bolao, a los pies de la sierra de Guadarrama, es la sede social de la Fundación Martín Gaite, creada para reivindicar a la generación de los años cincuenta, escritores y escritoras contemporáneos de Carmiña que frecuentaron esa parcela de más de 15.000 metros cuadrados.

Una niña “provinciana” educada para la libertad

Yo soy una provinciana nata, y he nacido provinciana y provinciana sigo. Y sigo siendo una señorita de provincias”, decía la escritora en 1987 a Pablo Lizcano en el programa Fin de Siglo de La 2. Martín Gaite nació en Salamanca y allí vivió hasta cursar sus estudios de Filosofía y Letras en el Palacio de Anaya, junto a otros futuros autores como el zamorano Agustín García Calvo. Tras salir con becas fuera de España, ya no quiso regresar a su ciudad y se instaló en Madrid. Fue una señorita de la Salamanca de posguerra que se desmarcó con su vida y su literatura de lo que significaba ser una señorita de Salamanca en la posguerra.

Le venía de cuna. Su padre, notario y lector, y su madre, lectora e hija de un catedrático, se esforzaron para evitarles a ella y a su hermana la educación religiosa, conservadora y machista de entonces. Quisieron que las dos estudiaran el bachillerato en el Instituto-Escuela de Madrid, con los principios de la Institución Libre de Enseñanza, pero a Carmen se lo impidió el estallido de la Guerra Civil. Esa experiencia de la vida limitante en una pequeña ciudad de provincias en esa época germinó en su primera novela, Entre visillos (Destino, 1958), con la que ganó el Premio Nadal y despegó, ya en Madrid, su prolífica vida literaria.

A Martín Gaite la llamaban Carmiña porque su familia materna era gallega. Pasaba los veranos en San Lorenzo de Piñor, una pequeña aldea de Ourense. Conoció la sociedad tradicional española pero lo hizo en el seno de una familia mucho más progresista que su entorno. Ella también fue distinta, “una chica rara”, como acuñó. Se presentó al Nadal sin decírselo a su marido, el escritor Rafael Sánchez Ferlosio, que acababa de ganarlo. No quería que le influyera su opinión. Cuando criaba a la hija de ambos, Martín Gaite la dejaba dormida a las ocho de la tarde y se iba a la biblioteca a trabajar en su narrativa e investigación hasta la una de la madrugada.

Una escritora reivindicada por el feminismo

“Yo tengo un feminismo a mi manera”, decía Carmen Martín Gaite. Fue crítica con los movimientos feministas de los años 70 y 80, pero su obra ya interesaba entonces en esas corrientes. Son numerosas las tesis e investigaciones que pueden encontrarse sobre la relación entre las novelas de la escritora y la conciencia feminista, tanto en España como en Estados Unidos, un país cuyos críticos y estudiantes, como la propia autora destacó al llegar en 1979 a Nueva York, le prestaron “una atención mucho más seria y rigurosa” que la que le habían otorgado sus “compatriotas” hasta entonces.

Carmen Martín Gaite, entre el artículo y el ensayo

En sus novelas presenta a mujeres que no se conforman con sus destinos marcados y en sus ensayos profundiza sobre el papel de la mujer en la sociedad. “Los chicos y las chicas de posguerra, fuera cual fuera la ideología de sus padres, habían vivido una infancia de imágenes más movidas y heterogéneas, donde junto a la abuela con devocionario y mantilla de toda la vida, aparecían otra clase de mujeres, desde la miliciana hasta la vamp, pasando por la investigadora que sale con una beca al extranjero y la que da mítines”, escribió en Usos amorosos de la posguerra española, Premio Anagrama de ensayo en 1987.

“En sus relatos recopilados en 1983 muestra una nueva realidad donde aparecen mujeres responsables y autónomas, madres inteligentes e instruidas, parejas que mantienen relaciones igualitarias, madres solteras, madres recuperadas, madres divorciadas y toda una gama de relaciones. Martín Gaite anima con sus cuentos a las mujeres a que se dejen tentar, a que se metan en el bosque de noche, pero sobre todo, a que sean dueñas de su propio destino”, escribe Mercedes Carbayo Abengózar, una de las investigadoras que ha estudiado a fondo su obra en relación con el desarrollo de la conciencia feminista en la España del siglo XX.

Esa conciencia de Martín Gaite ha quedado patente hasta en las dedicatorias. “Para Rafael, que me enseñó a habitar la soledad y a no ser una señora”, escribió al que ya era su exmarido en la que abre el ensayo Usos amorosos del dieciocho en España (1972). Los estudios sobre la autora salmantina están en auge, sobre todo en Estados Unidos, según ha explicado la USAL al anunciar que en el último trimestre de este año su Centro Internacional del Español­ recibirá a quienes quieran acercarse al vasto legado de la primera mujer en ganar, en 1978, el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás.

Más sobre este tema
stats