El cine español habla gallego: del taquillazo de 'As Bestas' a la Concha de Oro de 'O corno'

Fotograma de 'O corno'.

Jaione Camborda se convertía en la noche del sábado en la primera cineasta española en ganar la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián y, al mismo, en la cuarta mujer consecutiva que se alza con el prestigio galardón. Un hito logrado con O corno, un drama entre mujeres ambientado en un pequeño pueblo de Galicia a finales de la dictadura franquista que era, a su vez, el primer largometraje rodado en lengua gallega que competía en la Sección Oficial del certamen donostiarra.

Una nueva conquista especialmente relevante en este momento en el que el debate sobre las lenguas cooficiales se vive con especial intensidad en el Congreso de los Diputados, con el cine de nuevo abriendo camino, expandiendo horizontes y funcionando a pleno rendimiento como herramienta por la diversidad cultural. Un pasito más en un año en el que, recordemos, As bestas impuso su ley en los Goya del pasado mes de febrero al triunfar con nueve premios de los 17 a los que optaba.

"Es una industria que lleva unos años estando cada vez más presente en Galicia", apunta a infoLibre Andrea Vázquez, productora de O corno a través de Miramemira, poniendo en valor todo el sistema de ayudas y subvenciones públicas que desde la Xunta y las diputaciones están apoyando económicamente. "Y es verdad que la sociedad gallega siempre ha estado muy del lado de la cultura, consume muchísima cultura y hay muchísimos profesionales formados en escuelas de cine que son gallegos. En España se habla más de una lengua y hay también un sistema de apoyos que están favoreciendo. Es normal, por tanto, que salgan más películas. Y cuando antes igual colocábamos una película gallega al año, ahora ya van siendo dos o tres".

En la misma línea se expresa también María Zamora, igualmente productora de O corno en su caso a través de Elastica Films (empresa también detrás de otros títulos en galego como Matria o de las películas en catalán de Carla Simón). Prefiriendo no hablar del cine gallego como un género en sí mismo, sí que concede a infoLibre que Galicia es una región que está "despuntando cinematográficamente desde hace bastante tiempo ya", y aprovecha para recordar que las películas de directores como Óliver Laxe o Lois Patiño han estado muy presentes en festivales europeos de un tiempo a esta parte.

Laxe, en concreto, después de Todos vós sodes capitáns (2010) y Mimosas (2016) obtuvo un éxito considerable con su tercera película, O que arde (2019), que se desarrolla en una zona rural de Galicia y aborda el problema de la desaparición del medio rural a causa de los incendios forestales, contando para ello con actores no profesionales de la sierra de Ancares. Una historia profundamente localizada que se estrenó en el Festival de Cine de Cannes, donde fue la primera cinta en gallego proyectada en la sección oficial y ganó el Premio del Jurado. Es, además, la película más taquillera y más vista en gallego, con más de 62.500 espectadores en los cines después de su lanzamiento, y más de 320.000 euros recaudados,​ superando a Sempre Xonxa (1989) de Chano Piñeiro.

Por su parte, Lois Patiño ha exhibido en Cannes, Locarno, Toronto, Rotterdam y Berlín películas tan premiadas como Lúa vermella (2020), Samsara (2023) y Costa da morte (2013), en la que la cámara explora la zona centrándose en los pescadores y trabajadores que allí habitan, examinando el misterio que ata a un pueblo a su tierra, su historia y sus leyendas. Cita este título precisamente la crítique de cine Mariona Borrull, quien explica a infoLibre que fue desde principios de la década de 2010 cuando "dentro de lo que es el circuito más cinéfilo el cine gallego empezó a tener un boom y a haber más producción", por lo general ambientada en el mundo rural "o que miraba de frente a tradiciones de la tierra, además desde una perspectiva un tanto mítica, como elevando el espíritu casi legendario de esta tierra". 

Menciona Borrull también otros filmes como A longa noite (2019), de Eloy Enciso, y a creadores como Xacio Baño, otro habitual de los principales festivales europeos que, después de varios reconocidos cortos, estrenó su primera película, Trote, en 2018. "El cine gallego mira y celebra sus raíces", continúa Borrull, que pone a Lúa Vermella, de Patiño, como "el culmen de la expansión y reconocimiento generalizado el cine gallego, el momento cuando la gente empezó a hablar de él de forma generalizada".

"El cine gallego lleva sonando hace tiempo. Es verdad que ahora de pronto hay proyectos que por la repercusión y los premios que hayan podido tener han llegado a un público más amplio y el cine gallego se está viendo mucho más que antes, lo cual es buenísimo", agrega Zamora, productora también de Matria, una película social, feminista y reivindicativa sobre la realidad de las mujeres gallegas.

Diferente es Sica (2023), cuya protagonista está obsesionada con que el mar devuelva el cuerpo de su padre tras un naufragio en la Costa da Morte. "O corno vuelve de alguna a esa ritualística rural del cine galego, pero lo hace desde una protesta de un feminismo nada místico", remarca Borrull, quien tiene la sensación de que el novo cinema galego que "tan de moda se puso hace unos años ahora mismo se está replanteando". "No sé si de una manera crepuscular o manierista, en el sentido de que quizás el manierismo ya fue con Lois Patiño, que exacerbó todas las formas del cine gallego que venía cultivándose desde hacía años, y ahora estamos ya directamente en una etapa crepuscular que quiere alimento nuevo para este pasto que ya nos parece un poco viejo", explica.

"Las películas más universales son las más locales. Son las que más llegan y traspasan fronteras. Las películas funcionan por su honestidad y eso pasa porque la historia y los personajes estén ancladas a una cultura, a un lugar y a una forma de estar en el mundo", plantea Zamora, quien bromea en torno a la pujanza del cine gallego asegurando que no sabe si tiene que ver "las meigas", pero desde luego "sí con una atmósfera que hay en Galicia y esos paisajes riquísimos de montaña y verdes pero también de mar". "Nuestra película no deja de ser una road movie de alguien que tiene que viajar huyendo desde Illa de Arousa y cruzar el Miño para pasar a Portugal. Una zona maravillosa que tiene un misterio en sí y que la hace atractiva", indica, en referencia a O corno.

Historias todas las mencionadas que acontecen en Galicia y por eso se habla en galego, tal y como explica Vázquez: "Las historias que trabajamos, tanto en O corno como en su momento Lo que arde, son personajes que hablan en galego porque es lo natural por coherencia temática. Esto que hace unos años era un poco de riesgo y apuesta, para nosotros hoy en día no es ningún riesgo rodar y hacer una película en galego. Lo que arde tuvo muchísimo público de toda la península y ahora con O corno parece que va a ser lo mismo. Cada vez el público está más acostumbrado a leer subtítulos, quiere versión original para escuchar a los actores y las actrices en la lengua que están hablando realmente". "Estamos muy orgullosas y muy contentas de que el cine en otras lenguas cooficiales en España se vaya viendo como algo más natural", apostilla Zamora.

Más títulos. Por ejemplo O corpo aberto (2022), de Ángeles Huerta, película que cosechó 19 nominaciones a los Goya y obtuvo 12 premios Mestre Mateo, entre ellos, el de Mejor Largometraje con una trama de terror en la frontera entre España y Portugal a principios del siglo pasado y basada en un relato del escritor Xosé Luis Méndez Ferrín. También Dhogs (2018), de Andrés Goteira, la más premiada de la historia de los premios Mestre Mateo del audiovisual gallego con trece estatuillas. Y aún algunos títulos más: La playa de los ahogados (2015), La isla de las mentiras (2020) o A esmorga (2014), que cuenta una noche de juerga delirante por las calles de Ourense.

La película 'O corno' de Jaione Camborda hace historia tras ganar la Concha de Oro

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Mucha producción para un cine gallego que pareciera que está de moda, si bien eso sería lo peor que lo podría pasar, pues lo convertiría en algo pasajero. Bien al contrario, está de lo más asentado y cada vez con más reconocimiento fuera de la comunidad donde se desarrollan sus historias. "Estamos trabajando un poco más en la conciencia de que la lengua es más cultura para nuestro país y que es una alegría poder tener películas en gallego, catalán y euskera", afirma Zamora, quien sí que reconoce cierta "reticencia" en el caso del catalán en el resto de la geografía española por tener que leer subtítulos siendo una producción nacional. "A nivel internacional, les da igual porque están acostumbrados a que el cine de autor va subtitulado", apostilla.

"El cine gallego nunca saldrá de lo que es la esfera más cinéfila del panorama español y, de hecho, se conoce bastante más fuera que dentro de lo que sería el público generalista de España porque se ha ido expandiendo por festivales, con lo cual es más probable que lo conozca un periodista de Nueva Zelanda que una abuela de Cádiz", tercia Borrull, quien en cualquier caso ve una fortaleza en la reivindicación de la propia identidad cultural que hay en todas estas cintas. "Para que una película sea buena el público se la tiene que creer y ahí juega el territorio y la lengua", remata Vázquez.

En este contexto llega el 11 de octubre O corno a los cines de toda España. A más de medio centenar pues, tal y como reconoce Zamora, tras ganar la Concha de Oro ahora hay muchas salas que quieren proyectarla, con lo cual se viven días de mucho trabajo y emoción en el entorno de la película. "Estamos ampliando el número de salas porque ahora interesa a más gente. Nuestra intención es estrenar en cincuenta o sesenta salas para que la disfruten espectadores de toda España y no solo en las ciudades más grandes", termina Zamora.

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