'¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar lo nuestro?' y otras míticas frases de Marisa Paredes

Marisa Paredes posa en la alfombra roja en la 35 edición de los Premios Goya.

"Hay gente que ha querido aprender español para entender mejor los diálogos de las películas de Pedro", destacaba Marisa Paredes a infoLibre hace apenas medio año con motivo del 25 aniversario de Todo sobre mi madre, cima de la carrera de su querido Almodóvar e historia del cine español premiada con un Oscar como Mejor Película Internacional de 1999. "Hay muchas frases que han quedado en el imaginario colectivo y que la gente te repite", añadía, entendiendo este calado popular como uno de los más grandes regalos que la vida pudo darle a través del director manchego pues, aunque era él quien las escribía en los guiones, luego ella tuvo la fortuna de pronunciarlas, ponerlas voz y rostro. De habitar para siempre en ellas, en definitiva.

Quizás la expresión más repetida sea esta pronunciada por Marisa transformada en Leo Macías, una escritora de novela rosa que escribe bajo el pseudónimo de Amanda Gris en La flor de mi secreto (1995): "¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar lo nuestro?" Esta es precisamente la frase que destaca a infoLibre el actor Antonio de la Torre, quien la entona al otro lado con todo el respeto que requiere el momento, antes de recordar que Paredes era la presidenta de la Academia de Cine cuando la "famosa gala" del 'no a la guerra" de 2003, la ceremonia que "más define la obligación de la cultura, que es criticar al poder". "Ella siempre tuvo la valentía de aprovechar su notoriedad para dar voz a la gente que lo necesitaba", añade el intérprete. "Un alma libre y maravillosa, una lección de vida", remarca también a infoLibre otro actor, Alberto San Juan, uno de los principales agitadores de aquella gala en la que la conoció "breve pero intensamente".

Intensidad es una de las palabras que siempre vienen a la cabeza a la hora de hablar de Marisa Paredes, fallecida este martes a los 78 años. Pasión es otra de ellas, pues eso era exactamente lo que irradiaba y transmitía. Energía y temperamento' Ese entusiasmo por su profesión es lo que la ha mantenido en constante movimiento hasta el último momento, pues estaba actualmente trabajando en una obra titulada Cargada de futuro bajo la dirección de Lluís Pasqual, con al que tenía previsto salir de gira el próximo año. Además, deja pendiente de estreno la película Emergency exit, de Lluís Miñarro, en la que comparte plantel con Oriol Pla, Emma Suárez o Albert Pla.

La madrileña, de la Plaza de Santa Ana, como siempre decía. Un lugar en el corazón de Madrid, de su Madrid, que de alguna manera la llevó desde el No a la guerra de Irak de hace dos décadas al reciente No a la tala que le animó a manifestarse el pasado mes de enero contra los planes urbanísticos del ayuntamiento. "Nací en esta plaza hace 78 años, señor Almeida. Era un vergel, era todo árboles. Llegó Alianza Popular, hizo el primer parking, un parking privado, y taló muchos árboles”, recordaba allí mismo la intérprete, siempre reivindicativa. Literalmente, pues hace dos semanas estuvo también presente en un acto musical comandado por Miguel Ríos en la Puerta del Sol contra los bombardeos en Gaza. "Nunca he dejado de salir a la calle cuando pensaba que lo que estaba pasando era desastroso y había que decirlo", proclamaba en su discurso en los Premios infoLibre 2023 una Marisa Paredes que ha sido también firme defensora, por supuesto feminista, de los derechos LGTBIQ+.

Siendo niña, con esa Plaza de Santa Ana como decorado vital, emprendió Marisa una carrera en el mundo de la interpretación con apenas 14 años. Desde entonces más de 75 películas, 80 series de televisión y 15 obras de teatro a lo largo de más de sesenta años durante los que ha trabajado con los más ilustres cineastas y dramaturgos. De Fernando Fernán Gómez a Roberto Benigni, pasando por Lluís Pasqual, Fernando Trueba, Jaime Chávarri, Agustí Villaronga, Arturo Ripstein, Guillermo del Toro o, por supuesto, Pedro Almodóvar, con quien trabajó en seis films desde 1983 hasta 2011: Entre tinieblas, Tacones lejanos, La flor de mi secreto, Todo sobre mi madre, Hable con ella y La piel que habito.

Películas todas ellas que cimentaron una relación personal y artística con, como decíamos, multitud de frases, citas, sentencias, diálogos y reflexiones para la posteridad. "El éxito no tiene sabor ni olor. Y cuando te acostumbras es como si no existiera", le dice Huma (Marisa Paredes) a Manuela (Cecilia Roth) en la mencionada Todo sobre mi madre. "Empecé a fumar por culpa de Bette Davis. Por imitarla. A los dieciocho años ya fumaba como un carretero. Por eso me puse Huma. Humo es lo único que ha habido en mi vida", reflexiona la intérprete en otro punto de esa misma conversación, capital en una cinta en la que, por supuesto, no falta ese sentido del humor que abre la espita del drama: "El tiempo que hace que no me como yo una polla". En la carcajada colectiva posterior a esta última confesión está toda la humanidad para contrarrestar al dolor y buscar la luz entre las tinieblas de las penurias.

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Pensamientos, cavilaciones. Meditaciones que muchas veces no se verbalizan, pero que adquieren gracias a Marisa Paredes entidad de enseñanza colectiva y, en estos tiempos de redes sociales, categoría de meme que vale para todo tipo de situaciones. "Ay, Betty. Excepto beber, qué difícil me resulta todo", es una sentencia también de Leo Macías en La flor de mi secreto que encaja a la perfección en esto último, pues es de una genialidad que sirve como comodín para poner un poquito de comedia ante cualquier adversidad. De alguna manera, un clásico de la autoayuda de nuestro tiempo, más distendido que esta pequeña herejía que pronuncia Sor Estiércol en una escena de Entre tinieblas: "Para mí, comer esta tarta es como comulgar. Se me apareció Jesús mientras la hacía chorreando sirope. Me ofreció sus yagas para que se las chupara como si fuera una golondrina".

Otra enseñanza es esta que lanza aquí Marisa Paredes, interpretando en Tacones lejanos a Becky del Páramo: "Rebeca, tienes que aprender a solucionar tus problemas con los hombres de otro modo". Y en la misma cinta vuelve a abrirse paso el humor como bisagra para las relaciones sociales -"¡Uy, qué chistoso! No sé si está cachondeando de mí o si es encantador"-, así como el drama más terrible en una confesión impensable en boca de Sor Estiércol años atrás, pero que demuestra la evolución en la complejidad de todo el universo almodovariano, con un poso inevitablemente cómico en la tragedia: "Padre, me acuso sobre todo de haber mentido. Acabo de declararme culpable de la muerte de mi yerno y no es cierto, yo no lo hice... Y no me arrepiento. La verdad es que estoy muy contenta de haberlo hecho... Me arrepiento, Padre, de toda la infelicidad que he causado a mi alrededor".

"Tú no eres mi hijo, yo solo te parí", le espeta Marilia (Marisa) a Zeca (Roberto Álamo) en una discusión de La piel que habito, en la que por boca de la actriz salen reflexiones como esta: "De niños solo jugaban a matarse. Sabía que un día se matarían de verdad". Sentencias que sobresalen por encima, como subrayadas en rojo, en unos diálogos ya de por sí geniales, pero que tienen su propio clímax en momentos culminantes. Como de nuevo en La flor de mi secreto, cuando Alicia (Gloria Múñoz), editora de Leo, le recrimina que quiera cambiar la temática de sus exitosas novelas recordándole: "Bastante realidad tenemos cada una en nuestra casa. La realidad es para la televisión y los periódicos. Y mira, por culpa de tanta realidad el país está a punto de estallar. ¡La realidad debería estar prohibida!". Una disertación a la que ella, tajante y fulminante, responde: "Tal vez, pero la realidad es así, Alicia".

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