"Amar el cine español es amar nuestro país", los Goya arden con 'La sociedad de la nieve' y (casi) ignoran a Vox
"Aquí en el cine también se acabó". Así de tajante alejó Ana Belén todos los nubarrones varios que amenazaban con ensombrecer la gala de los Goya de este sábado. Por pura convicción, la gran fiesta del cine español fue lo que tenía que ser y fue, al mismo tiempo, meridianamente clara contra las recientes acusaciones de violencia sexual que venían emponzoñando todo los días previos.
También intentó embarrar la velada Vox, que se animó a asistir a unos Goya por vez primera al ser en Valladolid, donde tienen presencia institucional (es, de hecho, su bastión en Castilla y León). No era su fiesta y no les salió nada bien la jugada, pues no encontraron sus representantes la notoriedad que buscaban: ni un solo comentario en toda la gala. Como si no estuvieran. Censurados.
Casi ignorados. Porque la velada discurrió obviando lo obvio hasta que llegó, literalmente al final, para terremoto de quien esto escribe, quien nunca se calla ante lo que ante nuestros ojos pasa, Pedro Almodóvar, quien al entregar el premio a Mejor película a Juan Antonio Bayona por (claro) La sociedad de la nieve. Porque empezó sus palabras señalando a esos "señoritos" que hablan de "subvenciones" al cine, básicamente respondiendo al líder de Vox que no viene al caso nombrar ahora. Vítores en la platea. Fuertes. Porque la noche se estaba conteniendo. Evidentemente. Y ya se dejó ir Pedro: "Les está hablando uno de estos señoritos que hace películas muy malas que no interesan a nadie. A este hombre le digo lo obvio: el dinero que recibimos los cineastas lo devolvemos con creces al estado. Que nos oigan está bien".
"Amar el cine español es una de las formas más bonitas de amar nuestro país. Porque habla de nuestra cultura, de nuestra gente, de nuestros problemas y habla nuestros idiomas", lanzó en otro momento a la concurrencia Javier Calvo, presentador de la velada junto a Javier Ambrossi -Los Javis, vaya- y Ana Belén. Otro mensaje elegante, al volumen preciso, sin señoritas ni señoritos, en una frecuencia casi diríase imperceptible para esos representantes políticos bravucones que sin toro bravo que torear se vuelven a casa. No hubo capea, aunque a Pedro, que llegó al final sin frenos, fijo que les costó no entenderle.
"Las películas todas forman parte del patrimonio cultural de este país", dijo en su intervención José Sacristán, aún añadiendo: "Algún indocumentado no sabe que las películas son parte de la contribución a la política". Una reivindicación constante y ajena a las turbulencias externas que continuó de nuevo Ana Belén al defender que "el cine es un reflejo de la sociedad en la que vivimos y nos ayuda a entender otras realidades". Y aquí, hubo otra pullita en vivo y en directo a Vox y su carácter denodadamente censurador: "Cada película sirve para que el público reflexione. Y si, a veces, están reacios, que nuestro arte se lo facilite". "En medio del dolor que están provocando estas guerras de la desigualdad y la crispación el cine abre una ventana que nos permite ver el mundo con otros ojos. Lo que no se cuenta, no existe", apostilló.
La sociedad de la nieve arrasó, pero eso lo vamos recapitular en un momentito. Porque se llevó el premio a Mejor cortometraje de ficción Aunque es de noche, un film que combate desde el cine la oscuridad en la Cañada Real. "La luz son los vecinos", nos dijo en octubre su director, Guillermo García López, quien ha reivindicado cierta manera de hacer las cosas (y qué cosas) desde el escenario propiciado por los Goya. Mención requerida aparte para Ava, el Mejor cortometraje documental, por parte su directora, Mabel Lozano: "Decimos que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea. No es cierto, todavía existe, solo se aplica a las mujeres y se llama prostitución".
De alguna manera, estamos evitando lo inevitable que haría cualquiera que es hablar de Bayona porque es lo evidente. Muy fuerte lo de La sociedad de la nieve. Una docena de premios de trece nominaciones. Solo se le ha escapado el premio al Mejor guión adaptado, que ha ido a manos de, claro, Robot Dreams, que además ha ganado el premio a la Mejor película animada. Y vamos a enumerar los premios de La sociedad de la nieve, que menuda obsesión: Mejor película, Mejor dirección, Mejor actor revelación, Mejor dirección de fotografía, Mejor montaje, Mejor música original, Mejor sonido, Mejor vestuario, Mejor dirección de arte, Mejor maquillaje y peluquería, Mejores efectos especiales, Mejor dirección de producción y Mejor guion adaptado. Trece en total, que deja oficialmente de ser oficialmente el número de la mala suerte si te estrellas contra la nieve.
"Hemos estado diez años escuchando a gente que nos decía que esta película no era posible, que no se podía hacer una película en español con este nivel de ambición y gracias a que apareció Netflix, gracias a Netflix porque se equivocaron", señaló Bayona al recoger el galardón al cineasta del año. "Pese a que no se llegó a un acuerdo con las dos grandes cadenas de cine que hay en España", la cinta lleva 150 millones de espectadores en todo el mundo y 450.000 espectadores en las salas. "Digo que se equivocaron porque la película, a pesar de que no había público, lleva a 150 millones de espectadores en todo el mundo. Una película hecha en España y en español, y a pesar de que también no se llegó a un acuerdo con las dos grandes compañías, las cadenas de cines más grandes que había en España, las dos más grandes. Nos remangamos, salimos a la carretera a pelearlo y la película lleva ya 450.000 espectadores en las salas de cine", remarcó.
Muchos más premios repartidos y muy significativos: Malena Alterio es nuestra Mejor actriz (por Que nadie duerma), y David Verdaguer nuestro Mejor actor por Saben Aquell. La Mejor canción original resultó ser, contra todo pronóstico indie, Yo solo quiero amor, de Rigoberta Bandini (por Te estoy amando locamente). José Coronado se llevó el Goya a Mejor actor de reparto en Cerrar los ojos de Víctor Erice.
¿Blockbuster, neorruralismo o cine de autor? Claves para entender qué se juega el cine español en los Goya
Ver más
Robot dreams, que es una delicadeza inusual que se sale de la pantalla sin ser 3D, es la Mejor película de animación. El Mejor cortometraje de animación lleva el título genial de To bird or not to bird. Janet Novás es la Mejor actriz revelación por O corno. Nuestra Mejor película documental es el retrato desconsolado pero a la vez esperanzado de Carmen Elías en Mientras seas tú. La Mejor película iberoamericana es La memoria infinita y la Mejor película europea Anatomía de una caída.
No faltaron, por supuesto, referencias salpicadas y constantes a la trágica actualidad como las de la directora Estíbaliz Urresola, Goya a la Mejor dirección novel por 20.000 especies de abejas reclamando a los gobiernos "detener el genocidio". La cineasta chilena Maite Alberdi, directora de La memoria infinita, ganadora del Goya a Mejor Película Iberoamericana ha recordado que su país vive "días de duelo nacional". La Premio Goya Internacional, Sigourney Weaver, tuvo un punto formidable ante un auditorio puesto en pie para su dobladora en español, María Luisa Solá: "Debería estar aquí también".
Detalles todos ellos bonitos en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y varios ministros. A saber: Ernest Urtasun (Cultura), Yolanda Díaz (Trabajo y Economía Social), Ana Redondo (Igualdad) y Óscar Puente (Transportes y exalcalde de Valladolid). Políticos que estuvieron (los de Vox y el PP contrayendo el gaznate) por una vez y sin que sirva de precedente, sentados en su butaca sin moverse y hablando lo justo. Disfrutando del genuino placer de ver una película pasar.