La competición alza el vuelo en Cannes con Farhadi y Jia Zhangke

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Parece que por fin entramos en materia. El Festival de Cannes 2013, en su segunda jornada competitiva, presentó este viernes dos cintas de realizadores asiáticos, el iraní Jafar Farhadi, revelado por su película premiada en Berlín y ganadora del Oscar extranjero Una separación, y el chino Jia Zhangke, quien ganó en la Mostra de 2006 con Naturaleza muerta. Sus dos duras nuevas cintas, Le passé (El pasado) y Tian zhu ding (Un toque de pecado)Le passéEl pasadoTian zhu ding, especialmente la segunda por su violencia, fueron recibidas con los más contundentes aplausos desde el inicio del festival, aunque hay cierto consenso en que no son mejores que sus filmes precedentes.

En una jornada en la que a ratos el sol ha hecho acto de presencia en esta ciudad cada vez más repleta de profesionales y aficionados, Farhadi ha estrenado su primer filme realizado fuera de Irán, con producción mayoritariamente francesa, que narra el reencuentro entre una pareja para formalizar la documentación de su divorcio. Después de cuatro años de separación, Ahmad llega a París desde Teherán, a pedido de Marie, su esposa francesa, para proceder a las formalidades de su divorcio. Durante su corta estadía, Ahmad descubre la relación conflictiva que Marie mantiene con su hija, Lucie, mientras hay un nuevo hombre en su vida. Los esfuerzos de Ahmad para intentar mejorar esta relación dejarán al descubierto un secreto del pasado.

Como en su precedente Nader y Simin, una separación, el cineasta persa incide en las dificultades de la vida en pareja, la debilidad de los lazos que nos unen y cómo las circunstancias externas modifican una vida que creemos tener dominada. Le passé es un filme profundo, a ratos demasiado teatral y difícilLe passé, que deja un regusto amargo, pero a la vez no pierde vigencia y contemporaneidad, mientras asistimos a vivencias familiares en muchos sentidos.

Jafar Farhadi ha explicado que no ha notado una gran diferencia entre rodar en Irán y en Francia, a pesar de la inexistencia aquí de la censura, y que piensa en que podría haberla hecho en su país de origen, al que asegura quiere volver: "Quiero vivir en Irán. En términos de trabajo, estoy a la espera de ver qué me sugiere mi próxima historia. A pesar de todas las dificultades, el trabajo en Irán me proporciona aún un tipo diferente de diversión. Es como cuando vas de excursión a las montañas: prefieres los caminos más difíciles. Al final del día, sientes que has logrado algo. Es un reto".

El realizador, que no habla más que farsi y tuvo que rodar usando un traductor permanentemente, ha comentado que gracias al Oscar obtenido ha podido llegar a un público mucho más amplio en todo el mundo, pero también a un interés creciente por su obra en su propio país: "Mi relación con los espectadores iraníes se ha profundizado. Encontré un gran entusiasmo, una adhesión que ha significado un gran capital para mí. Por otro lado, ese premio ha sido revelador en el sentido de asumir hasta qué punto el pueblo iraní quiere ser reconocido por su cultura. Desgraciadamente, la imagen de nuestro país es la que han querido establecer los políticos".

Precisamente, sobre la actitud oficial respecto del éxito exterior de Una separación, Farhadi considera que el régimen no es algo monolítico: "No me sorprendió que hubiera críticas por el reconocimiento fuera del país. El sistema no es homogeneo. Algunos representantes del régimen están convencidos de que existe un complot permanente. Pero cuando otros callan, veo en ello un cierto consentimiento, y eso me resulta suficiente".

Por su parte, Zhangke, en Tian zhu ding presenta las vidas cruzadas de varios personajes de perdedores en la China del desarrollo desaforado y desigual.Tian zhu ding Dahai, minero exasperado por la corrupción de los dirigentes de su pueblo, decide pasar a la acción. San'er, un trabajador emigrante, descubre las infinitas posibilidades que le ofrece su arma. Xiaoyu, recepcionista en una sauna, no soporta más el acoso de un cliente rico. Xiaohui pasa de un trabajo a otro en condiciones cada vez más degradantes. La violencia activa o pasiva forma parte de la vida de los cuatro y les lleva a actuar de forma sangrienta.

En rueda de prensa, el realizador chino ha explicado que su película se basa en hechos reales y que -a resultas de una crisis que también existe en China, como consecuencia de la que sufrimos en Occidente- "he observado hasta qué punto abundaban los incidentes violentos en mi país. Me inquietó mucho comprobar cómo individuos normales reaccionaban de forma violenta y consideré que el cine debería hablar de ello".

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"La película -añadía Zhangke- gira en torno a cuatro personajes pero es una única historia. Hay lazo sutil entre ellos. Se siente hasta que punto el cielo es el que decide todo, es evidente. Por eso usar la palabra "pecado" en el título".

Respecto de la libertad de creación en China y la censura, el cineasta comentaba que ha intentado preservar su libertad y se ha esforzado en no autocensurarse. "Una vez que trabajé en ello, me plantee también cómo hacer para que un máximo de espectadores chinos pudieran ver mi obra".

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