Cultura: de la reclamación a la acción

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Ha llegado el momento de dejar atrás la queja. Las cosas van mal en casi todos los sectores, pero parece comprobado que, tras la constatación (y el estupor) inicial, se hace necesario pasar a la acción. La Cultura -recortada hasta las costuras, con un IVA al 21% y, por lo general, vapuleada- ya se está metiendo en harina desde el ámbito privado, como demostraron los artífices de los proyectos que se presentaron este lunes en la sede madrileña de la Unión de actores como parte del coloquio Reinventando la Cultura: Nuevas Formas de trabajo.

De entre las múltiples ideas que están surgiendo y poniendose en práctica en los ámbitos más variopintos, se discutió sobre tres propuestas de diferentes disciplinas: Libres, una webserie sobre el movimiento de okupación rural dirigida por Álex Rodrigo; Nuevo Teatro Fronterizo, un proyecto teórico-escénico impulsado por el dramaturgo José Sanchís Sinisterra y SOS Cultura, una recién creada plataforma para la producción y realización de espectáculos teatrales y películas a través del micromecenazgo, que dirige el actor Emilio Linder.

En todos los casos, y a través de diferentes métodos, sus impulsores intentan hacer viables iniciativas que sienten como verdaderas aportaciones sociales y culturales, más allá de su consideración o de sus posibilidades de supervivencia dentro de los tradicionales circuitos comerciales.

SOS Cultura

“Dadas las circunstancias de recortes, de subida del IVA… quisimos llevar a cabo una iniciativa de autoproducción, porque depender de las subvenciones te quita libertad”, explica Emilio Linder a infoLibre. “Queremos ser un ente que vele por la Cultura, que es lo que no está haciendo el Ministerio, que debería llamarse de incultura”. Para ello van a recurrir a la solución del crowdfunding: apelar a mecenas que quieran y puedan colaborar, aunque sea solo con unos pocos euros, para sacar adelante proyectos que consideren de su interés. “Y las personas que inviertan obtendrán otros beneficios”, puntualiza el intérprete, “ya que tendrán capacidad de decisión sobre los proyectos, y recibirán los beneficios que estos generen”.

Esta fórmula de producción “por y para el pueblo”, como la define Linder, arrancará con una función teatral de contenido social: #Reflexiona, escrita por Rubén Buren. La pieza contará, además de con Linder, con actores “de primer orden”, que ya se han interesado en la iniciativa, aún pendiente de fecha de estreno. Con carácter multimedia, la obra intentará también aportar valor a través de la innovación, incluyendo un lado virtual a la representación, que tendrá lugar en un teatro físico. “Durante la obra los móviles tienen que estar apagados, pero antes y después el público puede dialogar con los personajes, que tendrán un perfil en Facebook”, adelanta Linder. “A partir de eso y de la actualidad más rabiosa la obra irá evolucionando. Por ejemplo, si la obra fuera hoy, incluiría cuestiones sobre la ley antihuelga (la Ley de Seguridad Ciudadana)”. Y como cada función será diferente, por el precio de una entrada se obtendrán descuentos para comprar otras, por si se quiere repetir.

Organizados no en una empresa, sino en una “cooperativa”, los seis miembros que componen actualmente SOS Cultura están dispuestos a recibir todo de tipo de contribuciones, sugerencias y nuevos miembros que quieran unirse a sus filas. “Queremos ser abiertos, horizontales, para diferenciarnos de la trama del Estado”. Para “aportar un granito de arena”, un 0,7% de los beneficios que generen los espectáculos que produzcan irán a parar a los proyectos sociales de Triodos Bank, una banca ética, y el resto se repartirá entre el equipo de trabajo y los inversores. “Creo que esta es la única vía que tenemos para salvar la Cultura”, remacha Linder. “Y dentro de ella el teatro que, como decía Shakespeare, es un reflejo de la sociedad”.

Nuevo Teatro Fronterizo

No son una sala de teatro, tampoco una escuela. “Nos gusta decir que somos un espacio para crear e investigar desde el teatro”, señala Ana Belén Santiago, la directora de proyectos. Tras la experiencia del Teatro Fronterizo en los años setenta, una compañía de teatro experimental que José Sanchís Sinisterrra fundó junto a Víctor Martínez, Fernando Sarrais y Magüi Mira, el dramaturgo valenciano retomó el espíritu de aquella iniciativa hace unos cuatros años, adaptándolo al contexto contemporáneo. “Cuando llega a Madrid, Sanchis considera que el circuito que existía era un circuito de mercado basado en criterios cuantitativos, en el criterio de llenar butacas”. La comprensión de que es necesaria la existencia de unas artes escénicas no comerciales fue el germen del proyecto, del que dice Santiago, “se regala el derecho al fracaso, a que no le guste a tanta gente”.

Con sede en el tan castizo como multicultural barrio madrileño de Lavapiés, Nuevo Teatro Fronterizo nació gracias al “mucho dinero” que puso de su bolsillo Sanchís Sinisterra, y se sostiene con la aportación de 11 euros mensuales de sus socios, que reciben por ello entradas u otros beneficios. Y lo hizo con la idea de situarse, precisamente, en la frontera: la que existe entre la forma y el contenido; la que separa el teatro y otras áreas del saber, la que aleja a la sociedad del hecho escénico y también, sí, la referida a los límites puramente políticos, ya que se dedican a investigar sobre el teatro europeo y latinoamericano. En torno a esas cuatro líneas de trabajo, Nuevo Teatro Fronterizo organiza actividades, talleres y proyectos que venden a instituciones. "La sociedad muchas veces no se siente apelada por el teatro: por eso creímos necesario crear proyectos de teatro foro, de teatro comunitario, de creación de públicos...".

El derecho a la admiración

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Libres

Con la primera temporada ya emitida, el equipo de esta webserie sobre la okupación rural se encuentra preparando ya la siguiente entrega. Los diez capítulos de alrededor de 15 minutos que ya se han podido ver en la Red costaron a sus artífices unos 8.000 euros, de los que tres cuartas partes provinieron de las aportaciones de unos 200 mecenas. “Mi máxima es intentar mantenernos en Internet con licencia Creative Commons y que no haya que pagar por ella”, apunta el director, Álex Rodrigo.

En torno a las historias compartidas de siete jóvenes “con inquietudes diferentes que deciden escapar del sistema socioeconómico”, la ficción ha acumulado hasta la fecha 200.000 visionados, lo que permite al equipo encarar la segunda temporada con nuevas energías y, sobre todo, con la posibilidad de conseguir patrocinios o, incluso, probar con la vía de la televisión. “Nos lo planteamos con un poco más de medios, pero sobre todo, que sea un trabajo remunerado”.

Ha llegado el momento de dejar atrás la queja. Las cosas van mal en casi todos los sectores, pero parece comprobado que, tras la constatación (y el estupor) inicial, se hace necesario pasar a la acción. La Cultura -recortada hasta las costuras, con un IVA al 21% y, por lo general, vapuleada- ya se está metiendo en harina desde el ámbito privado, como demostraron los artífices de los proyectos que se presentaron este lunes en la sede madrileña de la Unión de actores como parte del coloquio Reinventando la Cultura: Nuevas Formas de trabajo.

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