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Emilio Lara: "El odio al diferente es una constante humana a lo largo de la historia"

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Hace solo tres años que Emilio Lara (Jaén, 1969) publicó su primera novela, La cofradía de la Armada Invencible. No podía imaginarse que dos años después estaría recogiendo galardones como el Premio Andalucía de la Crítica por la segunda, El relojero de la Puerta del Sol. O que la tercera le valdría el II Premio Edhasa Narrativas Históricas, un reconocimiento que creó la editorial en 2018 para cubrir lo que consideraban un vacío en el género: la ausencia de un premio "indiscutible". Ha sido Tiempos de esperanza el título que ha hecho a Lara merecedor del galardón, dotado con 10.000 euros. Se trata de una "novela coral con una estructura admirablemente resuelta" —según el fallo del jurado— situada en 1212, durante la Cruzada de los Niños, "el año de la batalla de Navas de Tolosa". Al otro lado del teléfono, un Lara feliz y algo abrumado contesta a las preguntas de este periódico. 

"Quería narrar un acontecimiento histórico visto desde nuestra época para mostrar el fanatismo y el populismo", cuenta. Esos males están presentes en las distintas tramas que se entrelazan a lo largo de la novela. En la del pequeño Juan, hijo de un noble castellano, que se une a la cruzada junto a Pierre y Philippe, compañeros salidos de Francia hacia Jerusalén. Pero también en la de Raquel y Esther, dos mujeres judías que huyen del antisemitismo de la Península, tan arraigado socialmente como refrendado por las distintas formas de poder. Y está el califa almohade al-Nasir, que prepara a su ejército en Sevilla para marchar sobre Roma, "con el mismo fanatismo", dice el escritor. "El odio al diferente es una constante humana a lo largo de la historia". 

Insiste Lara en una idea: "Toda la historia es historia contemporánea". En La cofradía de la Armada Invencible, la historia de una misión secreta que debía apoyar la fallida invasión británica planeada por Felipe II, retrataba cómo los locos deseos de un monarca —o su torpeza a la hora de tratar de alcanzarlos— pueden tocar directamente las vidas de sus súbditos. En El relojero de la Puerta del Sol, la historia de José Rodríguez Losada, exiliado a Londres en el siglo XIX por la represión absolutista, abordaba cómo una nación puede condenar al exilio, y después al olvido, a algunas de sus mentes más brillantes. Tiempos de esperanza esconde la convicción de que frente al odio ciego y al pensamiento único quedan "el amor, la amistad, la lealtad". El escritor parafrasea a Mary Beard, catedrática de Clásicas de Cambridge, para afirmar que "la historia nos sirve para dialogar con el pasado". 

El escritor se sitúa aquí en una época que aún no había explorado. La cofradía de la Armada invencible se desarrollaba a finales del XVI. El relojero de la Puerta del Sol seguía a Rodríguez Losada en el XIX. Este, por lo tanto, su viaje literario más lejano en el tiempo. "Me apetecía también", explica Lara, "abordar este período que es también uno de los más queridos por los amantes del género". Lo corrobora Daniel Fernández, presidente de Edhasa (también presidente de Ediciones Prensa Libre, editora de infoLibre): "la tríada clásica sigue siendo Roma, Egipto, Edad Media". En cualquier caso, Lara cuenta que la historia de la Cruzada de los Niños le persigue desde la universidad, cuando cursaba sus estudios en Humanidades y Antropología —hoy es profesor de Geografía e Historia en secundaria—. "Me pareció fascinante", cuenta. 

El autor defiende que Tiempos de esperanza no es un libro sobre la Cruzada de los Niños. Es un libro —parcialmente— sobre la Cruzada de los Niños "desde la mirada del lector de hoy". Aquella expedición popular formada por menores, muchos de ellos muy pobres, que querían llegar a Tierra Santa para rendirla, no con la espada, sino con "la fuerza de la fe", fue vista entonces como un milagro. Hoy Lara ve cierto "realismo mágico" en esos niños que se agrupan misteriosamente en el camino, desarmados, convencidos de que Dios cuenta con ellos. Lo que sí es cierto es que en torno a este suceso se fue formando poco a poco, y gracias a romances y crónicas escritas décadas después de los hechos, un cierto mito. El escritor e historiador, aquí tan lo primero como lo segundo, ha dedicado un año a documentarse para tratar de "discernir lo que era historia de los elementos legendarios".

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Lara habla también de Raquel y Esther, "dos personajes muy importantes, quizás los más fuertes de todo el libro". Las mujeres se ven atrapadas entre la intransigencia de los almohades, llegados a la Península en torno a 1145 y mucho más intransigentes con otras religiones que las anteriores comunidades musulmanas, y una sociedad cristina en la que eran, como dirían siglos más tarde los Reyes Católicos, "tolerados y sufridos". Y luego está Francesco, sacerdote de la Santa Sede que acabará entrando en conflicto con sus propias creencias y "encontrará su propia salvacion a través del amor". Esta "estructura de puzle", celebrada por el jurado, ha dado algún dolor de cabeza al escritor. Pero apunta que "al final de la novela, estos personajes se acabarán uniendo: en realidad, es una historia de amor". 

Tiempos de esperanza cumple dos características que el editor Daniel Fernández ha observado en los cientos de manuscritos recibidos. Primero, esta no es una "novela histórica de grandes personajes y grandes batallas", sino que se construye en torno a "personajes menos centrales de la historia de España", como puede ser un califa almohade, dos judías represaliadas y un niño perdido, y "psicológicamente mejor construidos". Segundo, esta es una "crónica viajera" que, según Fernández, rompe el mito de que "España ha sido un país muy aislado". La novela se desarrolla en Francia, Roma y Sevilla. En la ciudad italiana se encuentra Francesco. La andaluza es la base de al-Nasir. ¿Y cómo acaba Juan metido en una cruzada que tiene su origen muy cerca de París? Aquí, y porque esto es novela histórica, Lara saca ahora a relucir la segunda parte del binomio: "El Papa consideró una cruzada europea la aportación de los caballeros de España en la lucha contra el imperio almohade". Para que tanto ficción como investigación llegue a las librerías, los lectores tendrán que esperar todavía un mes

 

Hace solo tres años que Emilio Lara (Jaén, 1969) publicó su primera novela, La cofradía de la Armada Invencible. No podía imaginarse que dos años después estaría recogiendo galardones como el Premio Andalucía de la Crítica por la segunda, El relojero de la Puerta del Sol. O que la tercera le valdría el II Premio Edhasa Narrativas Históricas, un reconocimiento que creó la editorial en 2018 para cubrir lo que consideraban un vacío en el género: la ausencia de un premio "indiscutible". Ha sido Tiempos de esperanza el título que ha hecho a Lara merecedor del galardón, dotado con 10.000 euros. Se trata de una "novela coral con una estructura admirablemente resuelta" —según el fallo del jurado— situada en 1212, durante la Cruzada de los Niños, "el año de la batalla de Navas de Tolosa". Al otro lado del teléfono, un Lara feliz y algo abrumado contesta a las preguntas de este periódico. 

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