Arte
La intrahistoria pintada por Sorolla
Decía Miguel de Unamuno que la historia que se cuenta en los periódicos, la que se escribe en los libros, transcurre en un movimiento superpuesto al trasfondo permanente de la vida de las personas corrientes y comunes. Las mujeres y los hombres que trabajan en el campo, con los animales, los artesanos y profesionales que, con su esfuerzo diario, conforman y empujan el mundo que los abriga.
Aquella intrahistoria que definió el filósofo vasco, la de las tradiciones y lo castizo, de los cantos y los bailes ancestrales, la de las ropas de diario y las de guardar, fue plasmada sobre el lienzo por su coetáneo Joaquín Sorolla, el pintor valenciano de la luz mediterránea, del fulgor del cielo y el brillo del mar.
Dos veces en su vida –sumando ocho años- se introdujo el artista (Valencia, 1863 - Madrid, 1923) en los caminos de España para estudiar sus gentes y sus costumbres. El primer viaje, en su juventud, quedó para la posteridad en forma de cuadros de escenas costumbristas de pequeño formato, hechos a la manera de los de Fortuny.
El segundo, en su etapa de plenitud, en la que llegó a ser conocido internacionalmente como exponente del luminismo, se concretó en la serie Regiones de España, un encargo del mecenas estadounidense Archer Milton Huntington para decorar la Biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York, uno de los hitos de su carrera.
Y Sorolla hizo las Américas
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Veinticinco de aquellos estudios, en su mayoría de entre 1912 y 1914, junto a nueve conjuntos de indumentaria tradicional, piezas de joyería, fotografías y cartas componen la muestra Fiesta y Color, en el Museo Sorolla de Madrid –que fue su casa y estudio en la capital- desde el 10 de diciembre hasta el 25 de mayo.
Los trajes que se muestran, tanto femeninos como masculinos, de fiesta y de trabajo, fueron adquiridos por el propio Sorolla para documentarse, lo mismo que las fotografías. Con ellas puede verse al personaje artista entremezclado con el coleccionista, el etnógrafo aficionado. De las pinturas, que representan tanto paisajes como figuras humanas, 14 pertenecen a su época de madurez, y están realizadas a tamaño natural.
Además de procedentes de los fondos del museo Sorolla, se presentan piezas cedidas por el Museo del Traje y la Fundación La Argentinita Pilar López, además de un cuadro nunca expuesto de temática valenciana prestado por una colección particular. El periplo del artista le llevó principalmente a cuatro regiones, que son las que articulan las cuatro secciones de la muestra, comisariada por Covadonga Pitarch: Castilla, Valencia, los Valles Pirenaicos y Andalucía.