Libro de JobFray Luis de LeónNavonaBarcelona2018Libro de Job
Fray Luis de León (1527-1591) fue un poeta humanista, que buscaba su inspiración y recursos en el estudio, imitación y traducción de los clásicos; lo que no le impidió ser una de las voces poéticas más inconfundibles de su tiempo. No hay contradicción en ello: el humanismo ofrecía al poeta un método seguro de elevarse sobre lo contingente para conectar con los rasgos universales de la experiencia humana, tal como habían sido formulados por los clásicos. Virgilio y Horacio primero, y luego la Biblia, fueron los que inspiraron a fray Luis; que de esta última tradujo el Cantar de los cantares, buena parte de los Salmos y el extenso poema dialogado que hoy nos ocupa, El libro de Job; que, de todas sus traducciones, es quizá la menos conocida y reeditada; lo que puede deberse tanto a su tortuosa historia textual como a la existencia, en los manuscritos más reputados, de una versión alternativa y más libre de sus capítulos VI y VII, que muchos editores prefieren al texto completo.
La edición que comentamos elude toda esta información erudita para ofrecer al lector el texto desnudo, sin otro apoyo que la introducción que el propio fray Luis quiso anteponerle, no a esta traducción propiamente dicha, sino a su Exposición del Libro de Job, un empeño que le llevó treinta años y en el que, como él mismo explica, “hago tres cosas: una, traslado el texto del libro por sus palabras (…), otra, declaro en cada capítulo más extendidamente lo que dice; la tercera, póngole en verso…”. La traducción castellana en tercetos encadenados es, por tanto, la decantación última de una complicada labor en la que queda patente el grado de compenetración alcanzado entre un atribulado espíritu libre del siglo XVI –el propio fray Luis, que padeció un largo y penoso proceso bajo la Inquisición– y el proverbial ejemplo de hombre justo abocado al infortunio que fue el personaje bíblico.
Al lector no le cabe duda de que a menudo es el propio fray Luis quien habla por boca del otro: “Oh, quién me concediera / el ser lo que fui ya en tiempo pasado”. Es, efectivamente, un hombre del siglo XVI quien hace notar que, en la alusión que el capítulo XXVIII hace a ciertas tierras ignotas, “parece profetizarse el descubrimiento de la América”; o quien aclara, con cierto humor, que el behemot y el leviatán, fabulosas criaturas que el propio Dios nombra en su discurso final, no son otra cosa que… el elefante y la ballena.
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Pero lo verdaderamente moderno es el desenlace del libro: el hombre no alcanza a comprender los designios divinos, y por tanto es inútil intentar, como hacen los prolijos contertulios de Job, encontrar explicación lógica a sus desgracias. Job y su traductor ya percibían, como luego harían los modernos existencialistas, el esencial desamparo humano. Quizá por eso el discurrir del primero sonaba tan bien en las palabras del segundo. Quinientos años después, esa concordancia de ánimo por encima de los siglos nos sigue emocionando.
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José Manuel Benítez Ariza es escritor. Sus últimos libros son Arabesco (poesía, Pre-Textos) y Trilogía de la Transición (novela, Dalya), ambos de 2018.
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