Cartas desde el otro lado de la historia

De corazón y alma (1947-1952)Carmen Laforet y Elena FortúnFundación Banco SantanderMadrid2016De corazón y alma (1947-1952)

 

Me encantan los epistolarios por dos motivos: uno, porque nos acercan a sus autores de un modo personal y satisfacen el espíritu voyeur que todos llevamos dentro. Es como observar por una mirilla aspectos de la vida privada, hilos, fragmentos que nos llevan a intuir lo que se esconde tras ellos. Son retazos autobiográficos pero no autobiografía. Se aprende más de lo que no dicen, del esfuerzo por mostrar lo mejor de ellos al destinatario que de lo que está escrito. Personajes que admiramos, de los que hemos leído su obra, se nos acercan de otra manera, con debilidades, sin mitificaciones, mostrando inquietudes que en su literatura no habíamos conseguido captar. El segundo motivo es la constatación de estar ante un género en extinción. Nadie podrá leer las cartas intercambiadas de finales del siglo XX y del XXI. Ya no existen. Los mails no son lo mismo. Por norma general se eliminan. Los móviles, los whatsapp o los tuits podrán favorecer el microrrelato y las expresiones breves, pero las cartas desaparecen de nuestra vida. Salvo las del banco para comunicarnos que nos falta dinero en la cuenta.

De niña leí a Celia y Cuchifritín sin ser consciente de quién era la persona que se escondía tras ellos, Elena Fortún. De Carmen Laforet leí Nada, como está mandado. Y nada más. Luego fui conociendo retazos de la vida de ambas, del exilio de la primera, de su marido republicano, de su vida en Argentina, de su regreso y soledad. De Laforet su extrañamiento ante la vida, su no encontrar lugar, su papel como madre de familia intentando compaginarlo con la escritura y una primera novela de tanto éxito que la  condicionó el resto de su vida. Ahora creo conocerlas de otra manera, a través de 46 cartas, una correspondencia, la aquí recopilada, que se inicia en 1947, cuando Elena Fortún vivía aún en el exilio bonaerense, a punto de abandonarlo, y finaliza unos meses antes de la muerte de la misma en Barcelona,  donde regresa tras el suicidio de su marido. De esas cuarenta y seis cartas, catorce son de Elena Fortún y que las hijas de Carmen Laforet conservaban. El resto, treinta y dos cartas, son de Carmen Laforet y estaban en posesión de Elena Fortún. Su búsqueda podría considerarse en sí materia novelesca. Veamos.

Según cuenta Cristina Cerezales Laforet, tardaron años en conseguirlas, pese a que, en una de las últimas cartas de Elena Fortún, le decía a Carmen Laforet que dejaría su correspondencia a Carolina Regidor para que se las reenviara, esas que hoy, afortunadamente, podemos leer. Carolina Regidor era la hija del primer ilustrador de los cuentos de Elena Fortún, y estuvo con ella al final de su vida. Su nombre no venía en el listín telefónico, con lo que la búsqueda llevó tiempo. Para cuando la familia de Laforet localiza el domicilio de esta mujer, resulta que era ya mayor y se hallaba  en una residencia sin que pudieran averiguar cuál era. Comenzó entonces la llamada telefónica a todas las que había en  Madrid y alrededores.

Finalmente la encuentran y ella afirma que sí, que las tenía no sabía dónde, que las buscaría para entregárselas, pero en el interregno muere. Pareciendo haber llegado al final de la investigación, el azar se presenta en forma de libro unos días después, en Los mil sueños de Elena Fortún de Marisol Dorao, en segunda edición, dato este fundamental, pues la editorial decidió cambiar la primera portada  por la de una foto en la cubierta donde figuraba un escritorio con pertenencias de Elena Fortún, y entre ellas se veía un sobre donde ponía: "Cartas de Carmen Laforet, para entregarle a ella después de mi muerte"Poe

Jorge Luis BorgesNorah Borges

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Lilí Álvarezrenuncia .

*Carmen Peire es escritora. Su último libro es Carmen Peire En el año de Electra (Evohé, 2014).

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