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'Ciberadaptados': Hipervínculos

José Luis Morante

CiberadaptadosAntonio Manillala Huerta GrandeMadrid2016Ciberadaptados

Consumimos un presente de pobladores digitales y pensamiento líquido. La cronología en red ha transformado la realidad virtual en el espacio cotidiano más tangible. Antonio Manilla, definidor de un empeño literario plural que alienta una constante búsqueda en géneros como la poesía, las ficciones narrativas y la columna de actualidad, profundiza en Ciberadaptados en un núcleo indagatorio que mira hacia el futuro con las previsibles mutaciones que sufrirá el espectro social a causa de las tecnologías audiovisuales y la informatización.

La breve entrada de Avelino Fierro abre los ojos del escepticismo y mira el estar prepotente de la red con el ceño fruncido. El seísmo de Internet origina un trasvase de placas cuyos efectos secundarios todavía están por definirse. Por tanto, la mirada de Antonio Manilla puede aportar un poco de claridad por su penetración rigurosa en el hilo de causas y efectos que siembra en la civilización actual el uso continuo del lenguaje binario.

Una de las razones más evidentes de la sociedad digital es la globalización y el afán de uniformidad que difunden los contenidos. La onda expansiva extiende modelos que se implantan en una geografía sin fronteras. Es lo que Juan Goytisolo denominó “el efecto Bizancio”. Aunque la terminología no se ajuste bien a la intrahistoria del devenir histórico: en Bizancio no hubo uniformidad sino sincretismo de la herencia de Grecia, Roma, y sobre todo fortalecimiento del imperio como cruce de rutas comerciales frente al expansionismo musulmán. Antonio Manilla usa la expresión para denunciar la homogeneización activa de la red, un hábito que borra diferencias, genera conformismo y labora en pos de un estado sin gobierno visible, inabarcable y ubicuo, que parece sentarse en las fronteras entre el sujeto y la nada.

En ese lugar, la cultura cobra un nuevo sentido que trasciende las actividades de cultivo del intelecto. Lo cultural ahora engloba una polisemia difusa; como escribe el ensayista, reparte una especie de compota igualitaria que se basa en el tándem “expansión y rapidez” y difunde una nueva metodología de funcionamiento en cuanto a producción, distribución y consumo. Si el libro es un producto dirigido a la abstracción, a los conceptos y al pensamiento metódico, el ciberespacio es senda de un conocimiento multimodal, que integra contenidos heterogéneos y volanderos, pero capaz de reformar nuestros hábitos intelectuales, ya que cada vez más lo virtual sugiere un entorno más atractivo que la realidad. Además, como plataforma de servicios, la red permite una actualización permanente, un ahora de incesantes novedades. De esta situación de no estatismo deriva una continua interacción que crea un espejismo de ubicuidad.

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El enaltecimiento de lo epidérmico sobre la hondura y de la velocidad sobre la reflexión que proponen las tecnologías de la información es motivo de censura desde un análisis racional y crea posiciones polarizadas entre ciberadaptados y detractores de la colonización digital. Ha sido un proceso que se ha repetido a lo lago de la historia, desde los tiempos de Homero y el paso de la oralidad a la escritura, que continuó a finales de la Edad Media con el paso del manuscrito a la imprenta, y que se renueva ahora entre el papel y el libro electrónico. Cada innovación produce reacciones alérgicas y requiere un periodo de adaptación y un cambio de mentalidad. Cualquier disputa no está libre de contradicciones. El ensayo Ciberadaptados no abre tesis de trinchera. Se aplica en corroborar la transformación social que ha supuesto Internet como elemento presencial del futuro y anota observaciones que garabatean la identidad digital. Antonio Manilla no dogmatiza, porque falta distancia para saber si Internet es una nueva utopía o una versión moderna del mundo feliz de Aldous Huxley. Pero está ahí, con la pantalla abierta, y hay que entender, y esa es la mejor virtud de Ciberadaptados, sin desgarros reflexivos, su fundamento y su visión de campo.

*José Luis Morante es profesor de Ciencias Sociales y crítico literario.José Luis Morante

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