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‘Ficciones para una autobiografía’, de Ángeles Mora

Portada de 'Ficciones para una autobiografía', de Ángeles Mora.

Juan García Única

Ficciones para una autobiografíaÁngeles MoraBartlebyMadrid2015

Comienza este Ficciones para una autobiografía, séptimo poemario de la cordobesa Ángeles Mora, que de manera merecida se cuenta entre los finalistas del XXII Premio Andalucía de la Crítica, evocando el nacimiento de la autora un 31 de diciembre. El poema se titula "A destiempo" y estamos seguros de que quienes se acerquen a estas nueve decenas de páginas lo recordarán durante mucho tiempo: "En aquel desajuste/ –todo un presagio–/ he vivido por siempre" (pág. 11), leemos en él.

Cuando el lector llegue a la página 93, donde el libro se cierra con una cita nada azarosa de Blas de Otero, advertirá tal vez un detalle sutil y una evidencia que pensamos definen la atmósfera de este libro. El detalle sutil es que Ángeles Mora ha suprimido de la cita —y en poesía nada se suprime por casualidad— el "Escribo y callo" con el que el poeta bilbaíno cerraba su poema "Biotz-begietan", sin duda porque la conversación con Ficciones para una autobiografía está destinada a continuar por mucho tiempo, para lo que su autora convierte un punto seguido en un punto final que, después de todo, sugiere mil posibilidades sin que la invitación a callar se incluya entre ellas ("Esta es la historia de mi vida,/ dije, y tampoco era", reza al final la cita de Otero). La evidencia que para entonces ya habrá sido constatada también es que el desajuste que se menciona al principio constituye, en efecto, un presagio. Presagio, en este caso, de una mirada tranquila y sosegada que, en tanto tal, atesora una ironía en la que se equilibran esos dos puntos tan difíciles de casar como son la ternura siempre amable y la interrogación siempre incómoda.

Cuando el sujeto que la plantea la dirige hacia sí mismo, ninguna pregunta ha sido nunca más decisiva que la que en este caso da título —"¿Quién anda aquí?"— por igual a un poema y a la primera sección del libro. Es rasgo definitorio de la poesía de Ángeles Mora su manera de lidiar con esa extrañeza cotidiana: "¿Quién anda aquí?/ ¿Quién va y viene sin ruido entre mis cosas,/ penetra con sigilo/ de noche en mis papeles/ usurpando sus notas?/ ¿Quién vierte la tinta/ que me roba el sueño?" (pág. 15). Lo que en concreto se nos revela en este luminoso itinerario vital y poético es el carácter inconsistente de la memoria, sí, pero también la necesidad de elaborarla y de explorar sus posibilidades. El poema "Lugares de escritura" habla por ello del "recuerdo importuno,/ mas bellísimo acaso,/ de algo que no ocurrió tal vez como creemos" (pág. 39). No obstante, con más fuerza si cabe que la propia pregunta resuena una de las pocas respuestas que pueden ofrecérsele en "El ayer", una impresionante pieza de cinco versos de los cuales transcribimos sólo los tres primeros: "El ayer que me hizo/ no sé dónde está./ El que me deshizo, sí" (pág. 63). Busque el lector los dos que siguen y comprenderá que no está ante una obra cualquiera.

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Y no lo está, entre otras cosas, porque la lucidez, excepción en la mayoría de los mortales, en la poesía de Ángeles Mora suele ser la norma. Hace falta darse cuenta, como se da la autora, de que el difícil arte de la rememoración del pasado, si bien consiste en narrar una sucesión de ficciones, también pasa por desentrañar los destellos de verdad —"Busca dentro de ti/ las luces que más arden" (pág. 17)— que éstas portan consigo. No se puede decir esto mejor que en la preciosa y nada nostálgica evocación de la infancia titulada "Adiós muchachos": "nuestro precioso reino escondido/ no era, al fin y al cabo,/ más que el patio trasero de la casa/ y nosotros heroicos fantasmas,/ reflejos infinitos,/ tan felices como infelices" (pág. 84).

Más felices que infelices, por nuestra parte sólo podemos recomendar muy vivamente la lectura de este libro. Buenas razones para ello son su profundidad y su lucidez de largo aliento, que hacen de Ficciones para una autobiografía uno de los mejores poemarios de Ángeles Mora, si no el mejor hasta la fecha. También lo son ese recordatorio, tan presente en su escritura, de que es la historia la que nos hace o deshace, su tenaz militancia feminista y, por supuesto, la máxima en que se resume todo ello: "Una forma de vida". Esto último que entrecomillamos es el título de uno de los más hermosos poemas del libro, pero también el libro mismo.

*Juan García Única es profesor de literatura española en la Universidad de Granada.Juan García Única

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