'Materia', de Antonio Hitos

Toño Benavides

MateriaAntonio HitosAstiberri EdicionesBilbao2016Materia

Según las tres heridas narcisistas expresadas por Freud, Copérnico demostró que la tierra no es el centro del universo; Darwin dejó muy claro que el ser humano solo es un animal con pretensiones y el propio Freud se coloca el tercero de la lista (con gran humildad por su parte) para decirnos que el el hombre ni siquiera es dueño de sí mismo.

Por aquellos días, el jefe de la oficina de patentes de Berna hacía la vista gorda mientras un empleado llamado Albert Einstein trazaba las bases para uno de los momentos más desestabilizadores en la historia de la ciencia, el penúltimo ataque frontal contra el ego humano: La Teoría de la Relatividad General. Citando a Carlo Frabetti: "Esa deslumbrante revolución científica (consumada por la mecánica cuántica), a la vez que pone en nuestras manos un extraordinario poder, nos enfrenta a una insospechada impotencia intelectual. Einstein, que solía decir 'Si no puedo dibujarlo, no lo entiendo', nos ha legado, paradójicamente, un mapa del mundo indibujable".

Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein avanzaron lo que Kurt Gödel demostraría después: que un sistema lógico convencional, ya sean las matemáticas o el lenguaje, no sirve para estudiarse ni explicarse a sí mismo y “de lo que no se puede hablar, mejor callarse”, abocándonos a un aterrador silencio solipsista.

A grandes rasgos, podemos entender el siglo XX como el siglo de la incertidumbre, de los límites al conocimiento, de la crítica de la ciencia desde la propia ciencia y de la perplejidad en la que nos han ido sumiendo la diferentes teorías sobre la inconsistencia de ese consenso gratuito y casual que llamamos realidad.

Antonio Hitos no es ajeno a todos esos precedentes, pero reacciona como un poeta impulsado a expresar lo que siente, decidido a que nosotros lo sintamos también y nos habla en Materia del mundo en el que realmente vivimos, no del mundo en el que creemos vivir. La poesía es, quizá, el único lenguaje honesto, puesto que incorpora la posibilidad del absurdo como elemento integrador, como recurso imprescindible para no faltar a la verdad, y ésta es la obra de un poeta-dibujante concentrado en trazar como un cirujano los verdaderos contornos de la realidad, ese lugar tan esquivo al que solo se puede llegar a través de la imaginación más calenturienta, con esa actitud tan crítica como exenta de prejuicios que se necesita para percibir el mundo tal como es.

Al igual que todo buen autor de ciencia ficción, toma la altura necesaria para obtener una visión de conjunto y desciende luego a observar bajo el microscopio todo aquello que solo parecía una anécdota, consciente de la importancia que reviste cada detalle, del tiempo necesario para cada escena, del orden implicado que se oculta bajo el aparente caos.

Gráfica y conceptualmente, estamos ante un autor en busca de lo esencial, empeñado en desmenuzar los componentes de la realidad hasta llegar a las partículas elementales que la componen, e invariablemente se topará con los límites que la materia le ha puesto al conocimiento, esa  frontera descubierta y dibujada en su momento por Werner Heisenberg más allá de la cual solo existe la incertidumbre; ese espacio en el que podemos estar y no estar, ser y no ser de forma simultánea como demostró poco después el afortunado o infortunado (según se mire o no se mire) gato de Schrödinger, que vete tú a saber si no sería el mismísimo gato de Cheshire del que nos habla Lewis Carrol, apareciendo y desapareciendo en el aire a su antojo para demostrar que la realidad solo es una opinión muy poco fundada.

Lejos de estructuras narrativas clásicas, Antonio Hitos nos ofrece un fragmento azaroso de la existencia de varios personajes sometidos a los rigores de una eventual invasión extraterrestre de la que no son conscientes, de la misma forma que las cucarachas no pueden acceder a la lógica de las motivaciones humanas y las acciones que de ella se desprenden. Como todo buen relato de ciencia ficción, arroja luz sobre el presente en las tres áreas que organizan el intelecto: ciencia, ética y estética, convocando, una vez más, la persistente extrañeza del escenario en que se desenvuelve eso que llamamos la naturaleza humana.

*Toño Benavides es ilustrador y poeta. Su último libro es Gran Sur (Reino de Cordelia, 2014).

MateriaAntonio HitosAstiberri EdicionesBilbao2016Materia

Más sobre este tema
>