LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

Los libros

‘Perennia. Poesía epigráfica latina’, de Mònica Miró

'Perennia. Poesía epigráfica latina', de Mònica Miró

Mònica Vidiella

Perennia. Poesía epigráfica latina. Edición bilingüeMònica MiróGodall Edicions 2016

La locución latina uerba uolant, scripta manent pone énfasis en la necesidad de fijar en el tiempo aquello que puede ser olvidado. La epigrafía latina nace, en buena parte, de este anhelo de permanecer, de vencer a la muerte dando voz a los que ya no están. Palabras grabadas en la piedra, erigidas contra el tiempo y el olvido, con la voluntad de ser eternas.

Perennia, el último trabajo de la profesora, traductora, ensayista y poeta Mònica Miró (Barcelona, 1969), parte también de esa voluntad y nos lo explicita desde el inicio con la elección del título, Perennia. Nominativo, vocativo y acusativo plural neutro del adjetivo latino perennis, perenne significa aquello que dura, que es eterno, inmortal. Con el deseo de otorgar voz a aquellos, hombres y mujeres, de diferente condición social, que hace 2.000 años se supieron, como nosotros, seres efímeros, precarios y quisieron desafiar la fragilidad de su existencia con sus palabras, nos presenta una selección de 50 poemas epigráficos funerarios latinos cuya manera de entender la muerte, y la vida, es capaz de conmovernos más allá del espacio y del tiempo.

Este poemario publicado en una cuidada edición bilingüe por Edicions Godall (en catalán en marzo de 2015 y recientemente en su edición castellana) presenta una traducción en prosa poética que se aleja de la erudición y preserva la transparencia y la sobriedad con la que los poemas fueron escritos. Alejándose del academicismo, la selección y traducción de Mònica Miró nos ofrece una muestra de la diversidad del género que responde a una clara voluntad de calidad literaria y de conseguida emoción poética. Con ecos de los grandes poetas clásicos Catulo, Horacio, Virgilio, esta compilación constituye un discurso cultural, estético y humano en el que están representados diferentes temas, tópicos, estilos y concepciones sobre la muerte.

La poesía recogida en este libro es funeraria, elegíaca, sin embargo, o quizá por ello, expresa profundas inquietudes humanas. “¿Por qué existimos? ¿Por qué hablamos? ¿Qué es, en definitiva, nuestra vida? Hasta hace poco ha vivido con nosotros un hombre, ahora ese hombre no existe. Se levanta una piedra y un nombre, nada más, ningún otro vestigio. ¿Qué es ya, por así decirlo, la vida? No tiene sentido que te esfuerces por saberlo".

La conciencia del tempus fugit en algunos de los epitafios, interpelando al lector, nos acerca al nihilismo más aterrador, “Nada somos ni hemos sido nada los mortales. Mira lector, qué deprisa hemos vuelto a la nada de la nada. Sin embargo, esta misma consciencia de lo huidizo de los días, de la volubilidad de la fortuna nos insta, en otros, al carpe diem, a aprovechar el momento: 'Vive feliz, tú que estás vivo. La vida es un regalo pequeño: surge de pronto; imperceptiblemente se fortalece; después, imperceptiblemente, se desvanece'”. Y a disfrutar a la manera epicúrea de los placeres que la vida nos ofrece: “Los baños, los vinos, Venus corrompen nuestros cuerpos, pero hacen que la vida sea vida los baños, los vinos, Venus". 

A menudo desde la primera persona, los poemas dibujan en versos de diferente extensión y a través de esquema métricos muy diversos, trazos de los que fueron personas reales que se nos hacen presentes, padres que se duelen de la muerte prematura de sus hijos, hombres que lloran a sus esposas, maestros, soldados, esclavos, músicos, poetas, hombres libres, mujeres abnegadas, que, como nos dice la autora en el prólogo, conforman “un retablo de muertos llenos de vida similares a todos nuestros muertos, a todos nuestros vivos". 

Indagar en el territorio de la intimidad de aquellos que antes que nosotros se vieron abocados a la intemperie nos permite, asimismo, adentrarnos en nuestra propia intimidad. Las palabras, una vez más, dan luz, consistencia y nos atan con lazos perdurables a la vida.

Viue dum uiuis, nec quidquam denegaueris/ animo indulgere, quem commodauit deus.  (“Vive mientras estes vivo, y no rehúses jamás prestar atención al instinto que un dios te otorgó”.)

*Mònica Vidiella es profesora de Literatura.

Mònica Vidiella

Más sobre este tema
stats