"Es triste ver a chicas y chicos cantando el 'Cara al sol'", un libro explica a los jóvenes quién era Franco

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Unos le querían, otros le odiaban, pero todos le temían. No es de extrañar después de cuatro largas décadas de férrea dictadura, aunque incluso el miedo con el tiempo se desdibuja. No se olvida, pero se difumina. Sin embargo, tal fue el imperio de terror impuesto por el 'caudillo de España por la gracia de dios' que todavía a día de hoy sigue provocando cierto pavor. Los más ancianos todavía le mencionan en voz baja, si acaso se atreven a mentarlo sin bajar las persianas. Al mismo tiempo, la ignorancia activa de los más jóvenes, para los que el mundo en blanco y negro nunca existió, les lleva a reivindicar en las calles su siniestra figura con una desvergüenza que abruma.

"Ver a chicas y chicos cantando el Cara al sol me produce mucha tristeza. Es triste, y es por desconocimiento. Esas chicas no saben que durante la dictadura no podían viajar sin permiso del marido, ni tener cuenta corriente en el banco, que eran un cero a la izquierda y no podían hacer nada sin permiso del padre o el marido. Si supieran todo eso, esas niñas no estarían cantando esa canción", apunta a infoLibre el periodista José A. Martínez Soler (Almería, 1947), autor ahora junto a su hijo Erik Martínez Westley (Madrid, 1978) de Franco para jóvenes (Editorial Catarata, 2024), un libro con vocación de objetividad didáctica para retratar en este caso negro blanco al tirano para que los más jóvenes puedan verle al menos en technicolor.

"Cada vez que pasaba por la calle Marqués de Urquijo esquina con Ferraz, veía ahí hace meses niñas y niños jóvenes con banderas de la Falange, con banderas de Franco con la gallina, cruces gamadas...", continúa Martínez Soler, que empezó a sentir entonces la necesidad de hacer algo para hablarles directamente a ellos. "Estaban reivindicando a Franco. ¿Pero saben estos jóvenes quién era Franco? No tienen ni idea. ¿Pero qué está pasando?", plantea, para luego añadir: "El crecimiento de la extrema derecha y el populismo me animó a trabajar en este libro, hecho junto a mi hijo a cuatro manos. Él nació en libertad, y yo quería transmitir que la libertad vale muchísimo pero no la valoras hasta que realmente te falta. Es como el oxígeno, cuando te falta te ahogas. Cuando te falta la libertad es cuando la valoras y espero que a mis hijos no les falte nunca".

Franco ganó la Guerra Civil con la ayuda de Hitler y Mussolini y los efectos del franquismo todavía perduran medio siglo después de su último estertor de muerte. La historia de las guerras y las dictaduras la escriben los vencedores, pero que hayan ganado no significa que tuvieran razón o que los hechos sean buenos o inalterables. La historia cambia a medida que descubrimos más datos. A Martínez Soler, periodista de larguísima trayectoria –director de los telediarios de TVE, redactor jefe de 'El País' y 'Cambio16', así como corresponsal en Estados Unidos de RTVE y del Grupo Prisa o fundador de los diarios '20minutos', 'El Sol' y 'La Gaceta de los Negocios' le secuestró y torturó un comando de la Guardia Civil franquista en 1976, tres meses después de la muerte del dictador, por un artículo que escribió. Casi no vive para contarlo, aunque a otros les pasaron cosas todavía peores.

En estas cinco décadas desde la muerte del dictador, España ha vivido una transición a la democracia. Cuesta imaginar que nuestros padres, abuelos y bisabuelos, no hace tanto, se estuvieran matando entre ellos. Ahora que aumenta el populismo y la desinformación, con el auge de la extrema derecha en toda Europa, incluida España, es bueno conocer nuestra historia reciente, saber de dónde venimos y poder tomar decisiones que nos lleven hacia un futuro mejor. Las nuevas generaciones heredan esta democracia de apenas medio siglo de vida todavía. "Y deben saber la verdad, porque la verdad nos hará libres", apostilla el periodista, cuyo padre fue teniente en la milicia republicana: "Me crie en una familia muerta de miedo porque había perdido la guerra, por lo que cuando era niño no se hablaba de estos temas, no querían que supiéramos nada por si lo contábamos en algún sitio. Ahora ha pasado el tiempo y nadie tiene la culpa de lo que hiciera su abuelo o su bisabuelo, a cada uno le tocó en un sitio en la guerra, pero sí hay unos agresores y unos agredidos".

Nunca tuvo legitimidad democrática y siempre tuvo miedo de que le fueran a quitar del poder, por eso salía y hablaba poco, además de ser un hombre muy acomplejado

Y prosigue: "Me preocupa que cincuenta años después de la muerte de Franco hay todavía miedo a saber qué pasó. Después de medio siglo todavía hay quien tiene vergüenza de hablar del pasado o reconocer que sus abuelos eran franquistas. Ellos no tienen la culpa de lo que hicieran sus abuelos y creo que ya es hora de hacer las paces con la memoria histórica al cabo de medio siglo de la muerte del tirano. Pero para eso, para hacer las paces, no podemos pasar página sin saber lo que pasó. Es que incluso poca gente sabe que Franco fue un general que se rebeló contra la República legítima, que no aceptó el resultado de las urnas de febrero de 1936, donde ganó la izquierda y perdió la derecha. ¿Por qué duró tanto Franco y no pudimos quitarle si era tan malo? Por miedo, porque la gente estaba muy asustada, era la paz de los cementerios. Este hombre murió en la cama protegido por esa inversión en terror. Nunca tuvo legitimidad democrática y siempre tuvo miedo de que le fueran a quitar del poder, por eso salía y hablaba poco, además de ser un hombre muy acomplejado".

Pío XII, el papa nazi que bendijo a Hitler y Mussolini, es una estación de Metro, una avenida y un barrio de Madrid

Al no haber vivido la dictadura, Martínez Westley se reconoce "más moderado" que su padre, por lo que de su propia unión emerge esa deseada objetividad, que no es en absoluto equidistancia. "Nuestro pasado más inmediato es lo que más influencia nuestro futuro más cercano. Conviene saber de donde venimos, sobre todo para saber adónde vamos", señala, al tiempo que cuenta a infoLibre que a medida que fueron profundizando en su investigación y documentación para este libro se dieron cuenta de que "hay muchas cosas del franquismo que perduran hoy en día". "Si estudias Historia del Arte te das cuenta de los detalles en los cuadros. Si sabes un poco la Historia reciente, te darás cuenta de los privilegios y las actitudes del franquismo que permanecen en España hoy en día", destaca, poniendo un ejemplo en absoluto baladí: "Ahí tenemos el caso de Pío XII, un papa defenestrado, vergonzoso, que ni el Vaticano quiere reconocer, pero en Madrid tiene una estación de Metro. El papa nazi que bendijo a Hitler y Mussolini es una avenida y un barrio de Madrid".

"Hay muchos que tratan de lavar la cara de Franco y eso no puede ser. Tenemos que poner pie en pared, no pueden lavar la cara de un tirano", tercia su padre, quien pretende también con este título "desmentir los bulos y las leyendas falsas", como la de que "Franco era bueno". "No, hombre, eso de la paz de Franco", puntualiza, recordando que "los más masacrados por la dictadura fueron las mujeres, los maestros y los homosexuales", y por eso hoy día "los fascistas y los franquistas ven la evolución que hay en libertades y se quedan perplejos, porque no aman la libertad". "También hay que desmentir que Franco creara la clase media, porque no es así. Él se negaba a acabar con la autarquía y a reconocer el mercado libre y abrir fronteras, pero no tuvo más remedio porque no había divisas ni para gasolina", apostilla.

Nunca fue demócrata, siempre creyó que el ejército debía tener el poder

Además, advierte Martínez Soler, Franco "nunca fue demócrata, siempre creyó que el ejército debía tener el poder", por lo que, desde que perdió las elecciones la derecha en la República, él "se puso en marcha para la conspiración". "Después, en la Guerra Civil es verdad que los dos bandos hicieron barbaridades. Los milicianos republicanos mataron a 6.000 curas y monjas y 50.000 ciudadanos de derechas, pero en el otro bando los franquistas mataron a 150.000 que no pensaban como ellos e iban fusilando a los disidentes. En la zona nacional no había guerra, había exterminio. Esto es muy grave y por eso era tan importante que se aprobara la Ley de Memoria Histórica, porque es un tema pendiente, ya que no podemos pasar página sin saber lo que pasó", defiende, para luego compartir una triste anécdota que refleja perfectamente lo malvado del personaje: "Una historia que cuenta en sus memorias su primo hermano, el general Francisco Franco Salgado Araújo, es que mandó fusilar a un legionario delante de todos sus compañeros porque protestó por el plato de comida del rancho. Franco era un tipo frío, sin empatía, yo creo que un poco psicópata por lo que he leído, que ha sido mucho".

Tercia Martínez Westley para hablar de Rescate, un libro de David Malouf, que cuenta la historia de Aquiles y el rey de Troya, Priamo. El primero mata al hijo del segundo, y éste le pide su cadáver para poder enterrarlo. "Esto hace ya 2.800 años, porque se entiende como una compasión mínima", recalca, relacionándolo con la Ley de Memoria, la exhumación de las fosas y la reparación de las víctimas del franquismo. "Hasta en Ucrania y en Rusia, y en Israel y Palestina, se entregan los muertos para que puedan enterrarlos. Pedimos un poco de compasión y, por lo menos, la no obstrucción. Por lo menos que no nos pongan palos en las ruedas, que dejen que la gente pueda enterrar a sus muertos y cerrar esas heridas. ¿Qué culpa tienen los familiares de nada?", plantea, aprovechando para mencionar otro asunto bien importante: "Nos ha costado encontrar información de los 30.000 bebés robados de mujeres pobres o familias rojas, algo que perduró hasta 1989 o 1992, según se cree".

El miedo nos hizo demócratas a todos

Martínez Soler opina, por su parte, que a la derecha les asusta la palabra 'memoria' porque "también tienen miedo ellos, se sienten culpables, y los que se dicen herederos de la dictadura no quieren que se destape esa dictadura". "No quieren que se conozca la verdad y por eso tienen entre miedo y vergüenza", asegura, remarcando en este punto que la supuestamente modélica transición democrática fue posible por un equilibro de temores: "Los franquistas no sabían la fuerza que teníamos los demócratas, y los demócratas no sabíamos la fuerza que tenían los franquistas cuando se murió el tirano. Llegamos a acuerdos entre las dos partes por miedo. Los franquistas por miedo a la revancha de los vencidos, y los vencidos a que los franquistas pusieran otro dictador militar como Iniesta. El miedo nos hizo demócratas a todos".

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Eso sí, transcurrido el tiempo, como decíamos, el miedo no se olvida pero se difumina. Lo tiene claro Martínez Soler, quien recuerda que con la andadura hacia la ansiada democracia "los más franquistas se fueron a la caverna y no molestaron hasta recientemente, quizás unos veinte años". Y sitúa en el calendario una fecha muy concreta como punto de inflexión a partir del cual empezó cierto resurgimiento, que fue creciendo y creciendo poco a poco, al principio fuera de los radares: "Hasta el 11-M no había visto yo un florecimiento de la extrema derecha tan grande. Desde el 11-M se ha exacerbado la violencia verbal, y me parece que la era de la vileza empezó cuando Aznar no reconoció la victoria legítima de Zapatero. Al mismo tiempo, ellos no quieren que se hable de la dictadura. Incluso el líder de Vox dijo que el de Sánchez es el peor gobierno de los últimos ochenta años. Un gobierno democrático peor que todos los de Franco... dice eso porque quieren dictadura y por esos sus chicos llevan la bandera con la gallina. Y ahí está el peligro de que no se conozca la historia, porque la ignorancia activa es terrible".

Por todo ello, recalca Martínez Soler que "ya no vale" lo que se escribió de Franco cuando él estaba vivo, que era "todos haciéndole la pelota". Transcurrido el tiempo, después de tantos lustros de investigaciones, "ya se sabe bastante" de cómo era en realidad el franquismo y todas las atrocidades que cometió están documentadas. Sin embargo, considera "muy grave" que en los colegios aún a día de hoy se hable muy poco del dictador: "Quien no conoce lo peor de su historia corre el riesgo de repetirlo, y en los colegios dan mucha Edad Media o los Reyes Católicos, pero no se llega a Franco en los libros, cuando sin embargo la huella de Franco está más viva que la de la Edad Media o la prehistoria. La huella de Franco sigue vigente, la gente está todavía asustada porque invirtió mucho en terror, estamos marcados, pero no se estudia y no se habla. De aquellos barros tenemos estos lodos de la extrema derecha y estos riesgos de violencia, incluso del ambiente que hay en el Congreso entre el gobierno y la oposición. Desde entonces se ha roto la alternancia legítima en el poder de que la oposición reconoce al vencedor".

Venimos de una historia muy violenta y viene bien atenderlo, no mirar hacia otro lado

"Si preguntas un poco, estamos todos mucho más cerca de gente represaliada de la dictadura de lo que creemos", termina Martínez Westley, admitiendo que "cuesta imaginar que nuestros abuelos se estaban matando". "No son ni mejores ni peores, simplemente les tocó, pero no por eso tienen que defender ahora cosas como la corrupción del franquismo. Es importante poder identificar estas cosas, esta es la casa en la que vivimos todos e ignorar las goteras o las grietas no solucionan nada", argumenta, antes de rematar: "España y Europa en general tiene una tendencia a mucha literatura fascista, ya hemos pasado por estas aguas. Viene bien saber de dónde venimos y estar atentos. Venimos de una historia muy violenta y viene bien atenderlo, no mirar hacia otro lado".

Unos le querían, otros le odiaban, pero todos le temían. No es de extrañar después de cuatro largas décadas de férrea dictadura, aunque incluso el miedo con el tiempo se desdibuja. No se olvida, pero se difumina. Sin embargo, tal fue el imperio de terror impuesto por el 'caudillo de España por la gracia de dios' que todavía a día de hoy sigue provocando cierto pavor. Los más ancianos todavía le mencionan en voz baja, si acaso se atreven a mentarlo sin bajar las persianas. Al mismo tiempo, la ignorancia activa de los más jóvenes, para los que el mundo en blanco y negro nunca existió, les lleva a reivindicar en las calles su siniestra figura con una desvergüenza que abruma.

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