Vivir para contarlo

María Lozano Estivalis

Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)

Pepe Reig Cruañes

Editorial Mankell - Sentido Inverso (2022)

 

Decir que Pepe Reig escribe bien no es algo que pueda sorprender a quienes hayan leído sus ensayos y artículos. Con ellos ha ido forjando una autoría rigurosa, ordenada y coherente, ya sea desde disciplinas como la Historia o el Periodismo, ya sea desde el indisciplinado mundo de la actualidad social y política. Pero lo que seguramente no saben muchos de los que le conocen solo de estas leídas es que Pepe Reig también es un gran narrador. La prueba es esta primera colección de relatos donde le vemos libre de ataduras académicas y dispuesto a contar sin afán de demostrar, concluir o explicar nada en concreto. En pleno vuelo literario, el autor prefiere ahora provocar y abrir múltiples posibilidades de lectura a partir de pensamientos, experiencias y juegos retóricos que ha ido escribiendo a lo largo de los años. Y como vivir viene a ser básicamente combinar pensamiento, experiencia y juego, podemos decir que Conmigo no cuentes es, sobre todo, una narración de vida.

El cuerpo del libro lo configuran 99 textos, pero, observada en su conjunto como un relato de relatos, la obra tiene alma de 100, y de ahí el título. A pesar de que su intención parece ser la de abrazar el caos como principio literario irrenunciable, uno no puede dejar de ser del todo lo que es –ni siquiera aproximadamente– así que el metódico y ordenado autor se empeña en clasificar una creación inclasificable. De esta forma los cuentos se disponen en cinco categorías: sofismas, exorcismos, empirismos, cavilaciones y biogramas. De ellos dice la introducción que los hay filosóficos, experimentales y otros que son vagas elucubraciones. "Ese tipo de ideas fugaces que no llegas a formular, pero te atraviesan mientras preparas otras", según leemos en uno de los cuentos. Solo algunas de las historias se presentan como autobiográficas, aunque, si prestamos atención al relato número 100, caeremos en la cuenta de que, de una manera libre y desestructurada, se trata de una escritura netamente autoreferencial.

Decía Bell Hooks: "En vez de asumir que pienso luego existo, me gusta pensar que existo porque hay una historia. Las historias que cuento sobre quién soy constituyen mi yo como-yo-me veo cuando las cuento". No sé qué pensará el cartesiano Pepe Reig de este asunto –"inexisto luego despienso", llega a escribir– pero lo que se trasluce en la obra es toda una declaración de existencia. Sin vocación abiertamente biográfica y sin demasiados anclajes descriptivos, estas páginas muestran cómo se ve el autor cuando expone reflexiones variopintas, estratagemas literarias, paradojas cotidianas o recuerdos vitales. Es una escritura autorreflexiva y ficcionada a través de la que, como nos advierte, no cuenta exactamente lo que le pasa sino lo que pasa por su cabeza cuando le pasan cosas. O lo que le piensa, podríamos añadir, mientras va pensando. Porque este es precisamente el truco de su peculiar registro literario: construir con el lenguaje un visto y no visto, un mundo posible tan caótico como meticulosamente articulado. Como lo que pasa cuando perseguimos con la lectura alguna de sus ideas y acabamos entrando en otra reflexión inesperada. O cuando la ironía y el sarcasmo rompen el recuerdo de un suceso dramático. O cuando el lenguaje parece que dice lo que calla. En uno de los cuentos Pepe Reig habla de extraños puentes que te llevan al mismo lugar y de alguna forma su narración propone un tránsito hacia el punto de partida. Un viaje al centro de su universo al que nos invita en cada una de las lecturas posibles.

En la introducción "para mayor despiste", con la que pretende clarificar desorientando al personal, nos invita a leer sin obedecer necesariamente al orden prefigurado. Vamos, a leer en el orden que queramos, o sea, desordenadamente. Una forma que aconsejo encarecidamente porque permite liberar los cuentos de sus casillas iniciales, jugar con ellos desde una mirada dinámica y caleidoscópica y construir itinerarios coherentes con nuestras propias filias. Por ejemplo, si partes del intrigante La siesta, puedes seguir por la alocada disquisición sobre las Vacas. Bajas después hasta el divertido Manual de instrucciones para cuidar a un bebé y cuando pasas las elucubraciones oníricas de No es bueno que el hombre esté solo, vale la pena detenerse a descansar en el recuerdo luminoso del Tío Pacheco. ¡Cuántos cuentos podrían sumarse a ese centenar si le añadiéramos el relato de los distintos itinerarios!

Sea cual sea nuestro trayecto, observaremos en el camino el legado, entre otros, de escritores como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges o Boris Vian. Porque, a diferencia de quienes creen en el mito definitivo de la originalidad, la invención radical o el hecho de no deber nada a nadie –y que tan descarnadamente retrata en otro de sus relatos– Pepe Reig sí paga con su imaginación y su escritura sus deudas literarias. Siempre hay pensamiento, sintetiza con elegancia procesos mentales complejos y describe con acierto lo que ocurre cuando todo está desordenado. Desde luego con estas referencias, nada puede darse dar por sentado.

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Cuando decides sumergirte en la lectura de Conmigo no cuentes, constatas enseguida que te encuentras ante un relato de relatos poliédrico, vitalista y en cierto modo desafiante. Ya nos advierten los periodistas Pilar Algarra y Emilio Garrido en el prólogo que esta colección de cuentos es un juego de espejos en un baile de disfraces. Nada es lo que parece y todo es real, desde las anécdotas cotidianas a los artilugios mentales o los trazos biográficos. Tan real e imaginario como lo que le va pensando a una mientras los lee. Porque, en definitiva, de eso se trata si se acepta la invitación de Pepe Reig, de bailar con sus relatos, reinterpretarlos con o sin máscaras, celebrar la propia existencia y vivir para contarlo.

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María Lozano Estivalis es profesora del Departamento de Pedagogía y Didáctica de las Ciencias Sociales, de la Lengua y la Literatura, Universitat Jaume I de Castelló.

Conmigo no cuentes (aproximadamente 100 relatos)

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