No parece completamente decidido, pero hay científicos que afirman que todas -absolutamente todas- las células de nuestro cuerpo se regeneran cada siete años. Desde la uña del pie al último pelo de la cabeza, si es que van quedando, todo ser humano vuelve así a resurgir como él, y a la vez como alguien absolutamente diferente. La cuestión da qué pensar. Desde otros caminos, a la escritora y periodista Maruja Torres la vida le ha tratado exactamente como proponen quienes teorizan con esta cuestión. Y sumando, sumando, ha acumulado diez de esos periodos de siete años. Echen cuentas. Ella las ha echado con la vida, con la personal y con la profesional, y ha volcado las conclusiones, pero también las dudas y anhelos irresolutos en Diez veces siete. Una chica de barrio nunca se rinde (Planeta), una autobiografía novelada que quiere ser ante todo “sincera”, y que, precisamente por hacer honor a esa esencia, es “de los libros que he escrito mejor, porque no podía fallarle a lo que contaba con una prosa rutinaria”.
Para presentarlo, la autora convocó a la prensa en el mismo lugar de origen del texto, que con su irrupción en su cabeza desplazó a una novela que tenía a medio hacer y que ahora ha retomado, un coqueto hotel en el centro de Madrid. Allí se alojaba la autora en los días en que tuvo lugar la reunión con el director del periódico para el que trabajaba, El País, que se saldó con su despedida. O despido. Y allí volvió directamente tras aquel encuentro para ponerse sin mayor dilación a la tarea de recuperar al vuelo los muchos recuerdos de una relación profesional de más de tres décadas, cuya página ya ha pasado para empezar un nuevo periodo de "libertad", a pesar -eso sí- de tener que sobrevivir “con un 10% de los ingresos de antes”.
“Escribí Mujer en guerra como memorias periodísticas gozosas, en una época que coincidió con aquella Transición que hoy están reapuntalando a las malas”, explica Torres (Barcelona, 1943), absolutamente divertida y bromista. “Este es un libro de una mujer que ha pasado por esto y ha visto en qué se ha convertido la profesión con el libre mercado, que nos ha ido convirtiendo a todos en mano de obra irrelevante, sin importar lo que hubieras hecho antes”. Aunque antes de aquel antes, a ella también le tocó su buena ración de tiempos difíciles, si bien de otra suerte. Criada en un piso del antiguo Barrio chino de Barcelona, el primer capítulo de los diez que han marcado los puntos de inflexión de su vida lo escribió su padre al abandonarlas a ella y a su madre, una mujer áspera a la que “no quería”, pero que no por ello dejó de marcarla con una huella indeleble.
-¿Sabía que la ciencia apunta a esos cambios celulares en periodos de siete años?
-Algo debía pasar, porque para bien o para mal, siempre he tenido una sacudida. Me ha pasado a veces por motivos externos y a veces quizá por hormonales... O quizá es también porque si estoy con lo mismo más de siete años me aburro…
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Será por eso que la vida le ha llevado (o que ella ha llevado a la vida) por mil y un caminos: desde la información rosa en la revista Pronto hasta diarios como Cambio 16 y finalmente el tan deseado El País, con el que viajó por medio mundo en convulsión, desde Panamá e Israel hasta el Líbano, donde Beirut se convirtió durante un tiempo en su centro de operaciones y su hogar. Si a las guerras que hoy copan las portadas, como el conflicto en Ucrania, ya no iría porque ella es "más de países exóticos”, sí que cree que existe un importante frente abierto por el que seguir luchando, el feminismo. “En el libro hablo de un aborto que tuve, absurdo, por fue absurda toda la historia, pero aprovecho para enrollarme, y aunque están mal los derechos de todos, lo de la mujer es sangrante porque para mí es como volverles a ver: yo ya soy mayor y lo viví con la gente de la generación de mi madre, y ya no te digo antes. Desde los años setenta, cuando este país se despertaba, el mundo se despertaba, había revueltas juveniles, estudiantiles, y revueltas de mujeres… Por eso es muy desolador ahora para mí tener que ir a una manifestación contra el aborto, ¡Yo! ¡Que ya no tengo hormonas ni pelos en el coño!”
Rescatar episodios como el de aquel embarazo y otros que “no había contado nunca, porque no me gusta repetirme”, ha resultado para Torres una tarea ardua y en ocasiones punzante, especialmente en lo que concierne a la evocación de los seres queridos, algunos, como la poeta Ana María Moix, fallecidos, otros porque han atravesado duros trances, como el periodista Javier Espinosa, secuestrado en Siria. “Hay cosas muy íntimas, pero mi amiga me decía: 'cuanto más te duela, mejor”, revela la periodista. Y así ha sido, como se extrae no solo de sus palabras, sino -sobre todo- de sus gestos y su permanente sonrisa. "Ahora me gusta disfrutar de la vida", afirma pletórica. "Por mí, lo que haría sería escribir libros de viajes, porque me apetece viajar gratis".
Al haberse quitado el peso de la frustración por su abrupta marcha del diario que la vio crecer como persona y consolidarse como referente del reporterismo nacional –y del que dice no reconocer ya “nada” de lo que tanto estimó en su día- ahora le queda un nuevo espacio de libertad y también de sosiego, que llena con la literatura pero también con el 'nuevo' periodismo, el de la era de Internet, donde es una muy activa opinadora tuitera. “Ahora quieren que no se desgaste el producto y quieren arreglarlo ellos”, opina -precisamente- sobre lo mucho que está ocurriendo en la política española en estos últimos tiempos, con la abdicación de Juan Carlos recién digerida. “Ahora, con las generaciones jóvenes, la cosa se va a mover, y yo estoy muy entusiasmada. Y también estoy deseando que salga el Hola, porque para leer mentiras, el Hola las escribe mejor, y además las fotos son en color”.
No parece completamente decidido, pero hay científicos que afirman que todas -absolutamente todas- las células de nuestro cuerpo se regeneran cada siete años. Desde la uña del pie al último pelo de la cabeza, si es que van quedando, todo ser humano vuelve así a resurgir como él, y a la vez como alguien absolutamente diferente. La cuestión da qué pensar. Desde otros caminos, a la escritora y periodista Maruja Torres la vida le ha tratado exactamente como proponen quienes teorizan con esta cuestión. Y sumando, sumando, ha acumulado diez de esos periodos de siete años. Echen cuentas. Ella las ha echado con la vida, con la personal y con la profesional, y ha volcado las conclusiones, pero también las dudas y anhelos irresolutos en Diez veces siete. Una chica de barrio nunca se rinde (Planeta), una autobiografía novelada que quiere ser ante todo “sincera”, y que, precisamente por hacer honor a esa esencia, es “de los libros que he escrito mejor, porque no podía fallarle a lo que contaba con una prosa rutinaria”.