"Hay una sensación de que el suelo vibra pero no se cae": los festivales de música, ante la burbuja que no se pincha

Público en el Resurrection Fest 2023.

Año tras año, la música en directo atrae a más público. Ya era así justo antes de la pandemia, pero después del confinamiento pandémico el efecto rebote no tiene fin. Tan alto estamos que 2024 fue un año de facturación absolutamente récord en la industria de los conciertos y los festivales, alcanzando la colosal cifra de 725 millones de euros, la mayor de la historia por tercer año consecutivo, con un incremento del 25,32% con respecto a 2023 (578,9 millones) y muy por encima de los 459,2 millones de euros de 2022. 

Un giganegocio disparado hasta el infinito y más allá. El sector de la música en vivo goza ahora mismo días de vino (mucho vino) y rosas. Según la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España en 2024 publicada por el Ministerio de Cultura, el 48,3% de la población acudió a un espectáculo musical en directo. Esto nos lleva a concluir que alrededor de 24 millones de españoles acudieron a un concierto de cualquier tipo el pasado año.

En este contexto boyante, España es ya el país de los mil festivales (ya sean los tradicionales, más grandes o más pequeños, concentrados en dos, tres o cuatro días, o los llamados de ciclo que se extienden durante un mes o incluso dos). Asistir a festivales se ha convertido en algo absolutamente cotidiano para un grupo de la sociedad cada vez mayor, prácticamente para todas las edades y niveles de renta. Es el lugar donde hay que estar, una forma de ocio natural, una prioridad de gasto, un destino vacacional (en ocasiones turístico, en otras no tanto).

Las cifras de los macrofestivales más concurridos en 2024 son mareantes. Estos son los cinco primeros, con datos resultantes de sumar los asistentes totales a todas las jornadas: Arenal Sound (Burriana, 300.000), Primavera Sound (Barcelona, 268.000), Viña Rock (Villarrobledo, 240.000), Mad Cool (Madrid, 222.000) y FIB (Benicássim, 180.000). Por su parte, estos son los tres con más tirón popular en los festivales de ciclo: Icónica Sevilla Fest (195.000 asistentes), Noches del Botánico (Madrid, 184.000) y Marenostrum (Fuengirola, 140.500).

No veo una burbuja como tal, pero esta oferta existe porque existe esa demanda

MaJo García — Directora de comunicación del Mallorca Live Festival

Que la música en vivo va como un tiro ya lo sabíamos y, como vemos, lo refrendan los datos y las cifras de años anteriores. Con la llegada de la Semana Santa empieza oficialmente la nueva temporada de primavera-verano con el SanSan de Benicássim, que en su última edición congregó a 66.000 personas durante tres días. A partir de ahí, el calendario empieza a pasar las páginas mientras suena la música con una pregunta en el horizonte: ¿será 2025 otro año de récord? Y otra más de fondo: ¿Empezará a escucharse el aire escapando por el pinchazo de esa burbuja de Schrödinger que ni existe ni deja de existir al mismo tiempo?

"Yo me lo pregunto también", admite a infoLibre el director del Sonorama Ribera, que el próximo agosto celebra su 28 edición en Aranda de Duero (Burgos). "Hay una sensación como de que el suelo vibra pero no se cae. Es un constante 'va a pasar algo', pero no pasa nada", destaca, para luego plantear que el público está empezando a asistir más a conciertos de un artista concreto: "Los festivales están llegando ya a un punto de máximo. Siguen funcionando, obviamente todo va, pero yo creo que esto va a mutar un poco hacia asistir a una experiencia completa con un artista, por decirlo de alguna manera. Pero yo soy de los que piensa que simplemente el hecho de que la gente vaya a conciertos ya es positivo. Luego ya hablamos de boom, de burbuja y lo otro, pero siempre será mejor que vayan".

No todos los festivales funcionan, no todos van a la velocidad que tienen que ir vendiendo entradas por la enorme oferta

Javier Ajenjo — Director del Sonorama Ribera

Y continúa argumentando el también director a través de El Planeta Sonoro de las franquicias del Sonorama y de otras citas como el Festial! de Alcázar de San Juan, el Cosquín Rock de Valladolid o el Planeta Sound de Ponferrada: "El hecho de que haya un festival en cada pueblo tampoco ayuda, porque generamos una ultrademanda y una ultraoferta. La ultrademanda se produce porque no hay cabezas de cartel, lo cual provoca un overpricing -incremento de precio- y un pago ilógico automático al tener que pegarnos para tener cabezas de cartel. Y la sobreoferta hace que sea imposible poder acudir a todo. Pero los festivales tenemos que tener cuidado, porque no todos funcionan, no todos van a la velocidad que tienen que ir vendiendo entradas por la enorme oferta, y eso hace que haya que ir planteándose ciertas cosas de cara al futuro".

La directora de comunicación del Mallorca Live Festival, MaJo García, prefiere hablar de "tendencias" en lugar de "burbuja". En su experimentada opinión, cuando hay tanta oferta es porque "la demanda lo solicita", por lo que en el momento en que esa demanda deje de estar ahí será cuando el sector tenga que hacer un "replanteamiento". "No sé si existe burbuja como tal, pero sí que existe mucha demanda por parte del mercado de estos eventos, grandes y pequeños, porque algunos son muy segmentados. No veo una burbuja como tal, pero esa oferta existe porque existe esa demanda. Si no, no existiría", destaca a infoLibre

"Creo que, al fin y al cabo, hay una burbuja de ocio desde todos los puntos de vista. Evidentemente, llegará un día que cuando esa tendencia quiera ir hacia otro lado a lo mejor ya no estaremos hablando del ocio basado en festivales, sino que estaremos yendo hacia otro tipo de oferta", apunta. "Las cifras están ahí. ¿Hasta cuando? No se sabe. También es verdad que la nómina de las personas da para lo que da, no se sabe hasta cuando podrán seguir ahí los asistentes", apostilla.

Podemos decir que tenemos la industria más profesionalizada de Europa, por no decir del mundo

Patricia Gabeiras — Directora de la Asociación de Festivales de Música (AFM)

Coincide en líneas generales con esto último la directora de la Asociación de Festivales de Música (AFM), Patricia Gabeiras, para quien hablar del boom de los festivales es como hablar del boom de los bares o los hoteles. "Llevo diez o quince años escuchando esto, porque ya se hablaba del boom de los festivales desde 2008 o 2009", indica. Por eso, a su juicio, asistir a festivales es realmente un "tipo de ocio y un modo de disfrute cultural y colectivo característico de España". "Yo no hablo de boom ya, hablo de una realidad, porque los territorios quieren tener ese tipo de sistema de acceso a la música y la cultura", indica, reconociendo que no se puede saber cuales quedarán o cuales no dentro de unos años, de nuevo exactamente igual que puede pasar con los bares y los hoteles: "Habrá algunos que tengan éxito y otros que no".

García sí que anticipa que "este boom de festivales va a seguir", y tiene claro que sobrevivirán no ya los más fuertes, sino los que ofrezcan una mejor "experiencia por y para el visitante" que vaya más allá de la música y que tenga en cuenta que los accesos sean fluidos, la movilidad dentro del recinto, la sostenibilidad o la accesibilidad para personas dependientes, tal y como intentan hacer en el Mallorca Live, que este año cuenta en su cartel con nombres como Massive Attack, Iggy Pop, Rigoberta Bandini, Nathy Peluso o Suede.

Nos estamos olvidando de que somos festivales de música, a los que ya casi nadie va a ver conciertos, esa es la paradoja

Javier Ajenjo — Director del Sonorama Ribera
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"El público cada vez quiere más y experiencias más intensas", coincide el director del Sonorama, decano festivalero español por el que en agosto pasarán La Raíz, Franz Ferdinand, Arde Bogotá, Zahara o Viva Suecia. Según su opinión, el "equilibrio tiene que estar en que esto no sea un parque de atracciones de marcas, que es lo que a veces nos encontramos". "Tenemos que tener cuidado. Experiencia sí, pero nos estamos olvidando de que somos festivales de música, a los que ya casi nadie va a ver conciertos, esa es la paradoja. Al mismo tiempo, hay que quedarse con lo bueno, que es que la chavalería va", afirma, explicando de paso que a lo largo de los años han sabido "renovar al público con criterio y dentro de un orden, observando lo que está pasando sin irse a los extremos". "Nosotros cuidamos a nuestro público de siempre, creo que tenemos un rango de edad en nuestros festivales maravilloso que va de 20 a 70 años", agrega.

Esto va a seguir hasta que el usuario se canse y encuentre mejor escuchar música a través de inteligencia artificial con unas gafas

Patricia Gabeiras — Directora de la Asociación de Festivales de Música (AFM)

Para Gabeiras el contexto actual se va a mantener "hasta que el usuario se canse y encuentre mejor escuchar música a través de inteligencia artificial con unas gafas". Mientras tanto, lo que tenemos, más allá de debates sobre pronósticos a futuro, es "una red de festivales en nuestro territorio que es la que la gente quiere". "Este es un sistema de ocio que ha venido para quedarse", afirma, defendiendo justo por eso la necesidad de fortalecer al sector con una regulación fuerte y estable: "Hay que reconocerlo como algo característico de España. Con el número de festivales que tenemos, podemos decir que tenemos la industria más profesionalizada de Europa, por no decir del mundo".

De momento, con el curso festivalero a punto de empezar, Ajenjo asegura que las ventas para el Sonorama Ribera de Aranda de Duero van "como siempre muy bien", si bien reconoce que empezaron "por debajo" de lo esperado. "Nos llamó la atención que el año pasado, con un cartel quizás un poco más bajo en cuanto a nombres, empezamos yendo muy top. Lo que pasa es que este año ya hemos recuperado y estamos incluso un poquito por encima respecto al pasado, con lo que la alarma inicial se va transformando en tranquilidad", admite, haciendo extensible esta sensación al resto de festivales que dirige a través de El Planeta Sonoro. Y en la misma línea continuista de los últimos años habla García acerca del Mallorca Live Festival, que cuenta con alcanzar de nuevo los 65.000 asistentes con los que se sienten cómodos: "Pinta bien, y un bien controlado, porque no vamos a buscar esa venta masiva con la que al final luego no se puede ofrecer la mejor atención a la experiencia del asistente".

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