Del festival franquista de la canción al Benidorm Fest, cómo resucitar un aquelarre 'kitsch' gracias a Eurovisión
El Festival Internacional de la Canción de Benidorm vivió sus años dorados durante la década de los sesenta del siglo pasado. A imagen y semejanza del Festival de la Canción de San Remo, el certamen nació con la intención principal de promocionar la costera localidad alicantina en un momento en el que el turismo de sol y playa estaba a punto de crecer exponencialmente en plena época del desarrollismo y progresiva apertura internacional de la dictadura franquista.
Un sarao musical de relumbrón que despertó gran interés por la participación de figuras emergentes de la canción melódica de nuestro país como Raphael, quien ganó el Festival de Benidorm en 1962 con el clásico Llevan (y después representó a España en Eurovisión en 1966 y 1967 con Yo soy aquel y Hablemos del amor, quedando en séptima y sexta posición, respectivamente. Así de pretérita es la relación de Benidorm con Eurovisión.
Por el concurso musical pasaron también estrellas tan rutilantes como Julio Iglesias, vencedor en 1968 con La vida sigue igual (y aspirante nuestro en Eurovisión en 1970 con Gwendolyne). También artistas tan variopintos como Dúo Dinámico (compositores del La, la, la con el que Massiel ganó Eurovisión en 1968), Emilio José, Donna Hightower, Dyango, Juan Erasmo Mochi, Bruno Lomas, Víctor Manuel, Karina (nuestra representante 'eurovisiva' en 1971), José Vélez (otro español en Eurovisión en 1978), Betty Missiego (en el certamen europeo en 1979) o Tino Casal. Otros que participaron en Benidorm y con desigual fortuna representaron a España en Eurovisión fueron Mikel Herzog o La Década Prodigiosa.
Lo de Benidorm como rampa de lanzamiento hacia el concurso europeo viene, como vemos, de lejos. Principalmente de aquellos años de auge y apogeo, en los que ambos festivales gozaban de respaldo del público y prestigio artístico. El concurso español iría poco a poco perdiendo fuelle en una España que transitaba hacia la el color de la democracia y poco interés tenía en nada que hubiera empezado en blanco y negro. Es por ello que dejó de celebrarse entre 1986 y 1992, para regresar en 1993 hasta 2006 como un vestigio del pasado. Un estigma que, a pesar de los intentos, nunca pudo actualizar.
El siglo XXI fue demasiado para un festival que arrancó en 1959. Parecido recorrido experimentó Eurovisión, pues gozó después de su primera edición en 1956 de sus años de más fervor durante los sesenta y los setenta, si bien es cierto también que nunca dejó de captar la atención del público, aunque solo fuera por la 'diversión con banderas' de las votaciones finales y el morbillo que siempre tiene la geopolítica como inofensiva pero a su manera adictiva batalla.
Aún siendo popular en otras latitudes del viejo continente, la relación de Eurovisión con el público español corrió en no pocas ocasiones el riesgo de encallar definitivamente. Pero ahí es donde aparece de nuevo Benidorm, no sin nostalgia, con esa aura mediterránea tan luminosa como musical, para revitalizar el viejo concepto de su festival para toda una nueva generación que ni sabía que allí se había celebrado alguna vez un certamen musical de referencia internacional. Una vez clara la jugada, se trataba de poner el dinero sobre la mesa y subir la apuesta.
3,4 millones de euros para la primera edición
Benidorm, masivamente kitsch, lugar perfecto para invocar a Eurovisión, volvía a tener su festival de la canción, en esta nueva etapa ya sí directa y totalmente vinculado con el certamen europeo, pues de dos semifinales y una final sale desde 2022 el representante español. Tres galas de las que salió triunfadora Chanel (no sin polémica) que en el primer Benidorm Fest tuvieron un presupuesto de 3,4 millones de euros, de los cuales 2,7 millones son de costes externos y 683.844 euros a los recursos internos técnicos y humanos de RTVE, tal y como detalló por escrito en su momento el presidente del ente público, José Manuel Pérez Tornero, a preguntas de los distintos grupos parlamentarios.
Hay que tener en cuenta, asimismo, que la Generalitat Valenciana otorgó a RTVE una subvención para financiar parte de los gastos previstos en este presupuesto por importe de 968.000 euros. Por su parte, el Ayuntamiento de Benidorm, además de ceder gratuitamente el Palacio de Deportes L'illa para la celebración del certamen, aportó 200.000 euros vinculados al alojamiento y al desplazamiento de equipos técnicos y artísticos, tal y como se concreta en el convenio firmado por el consistorio con RTVE.
La apuesta por Benidorm Fest es decidida, pues estas cifras de su primera edición suponen un aumento de hasta cuatro veces más respecto a lo que costó la gala Destino Eurovisión en 2021, 229.588 euros, en la que se eligió el tema con el que Blas Cantó compitió aquel año. El retorno económico obtenido en la primera edición, según palabras del entonces presidente autonómico, Ximo Puig, fue de 13 millones de euros, por lo que las instituciones implicadas decidieron redoblar el envite renovando el convenio anual de cara a la segunda edición, de 2023, con la Generalitat Valenciana subiendo su aportación hasta el millón y medio de euros, mientras el Ayuntamiento de Benidorm llegaba a los 250.000 euros.
4,06 millones de euros en 2023
El presupuesto de esta segunda edición, que acabó con la victoria de Blanca Paloma, mostraba igualmente el deseo de continuidad RTVE, pues se sobrepaso por poco una nueva barrera para llegar a 4,06 millones de euros. La mayor parte del desembolso (81,28%) fueron gastos de recurso externo, donde destaca las tres galas producidas por Boomerang TV, al igual que el año anterior. De nuevo, el pago a productores fue la partida de mayor cuantía con 2,4 millones de euros, y el siguiente, 659.490 euros, corresponde al coste de personal del propio ente público.
Sube el presupuesto en 2024 a 4,57 millones de euros
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Tanto Generalitat como Ayuntamiento mantuvieron las mismas aportaciones en 2024, última edición hasta la fecha celebrada hace ahora un año, en la que el presupuesto volvió a subir hasta 4,57 millones de euros. Un aumento del 12% para las tres galas en las que el dúo Nebulossa resultó vencedor con su controvertido himno electropop Zorra. Así las cosas, subieron los costes de todas las partidas, de nuevo con la producción externa de Boomerang TV como mayor partida con 2,67 millones de euros. El coste de técnicos propios de la casa aumentó hasta 891.678 euros.
Una inversión rentabilizada con creces, pues el ingreso directo de albergar el certamen televisivo musical en la ciudad se cifró en 2024 en 2,5 millones de euros (65% más que en 2023), con el impacto mediático estimado de la marca Benidorm Fest alcanzando los 225 millones (tres veces más que en 2023), la repercusión digital llegando a 208 millones de euros, y 17,7 millones de euros de impacto en prensa y televisión. Además, en su tercera edición consecutiva, el certamen atrajo a más de 1.700 turistas con un gasto medio de 234 euros diarios por persona, según un informe presentado hace apenas unos días en Fitur por el alcalde, Toni Pérez. Este informe de la Cátedra de Estudios Turísticos Pedro Zaragoza estima que los asistentes a las actividades paralelas, sin pernoctar, gastaron 62 euros diarios. Más aún: el sector hotelero experimentó un aumento del 46,97%, la restauración del 39,76% y el transporte del 45,67%.
Las cifras económicas y los porcentajes tienen una pinta estupenda, si bien falta afinar un poquito más con la selección del artista vencedor. En la primera edición, en 2022, la polémica terminó dando la razón a RTVE y su jurado profesional (con importantes reticencias de la audiencia), pues Chanel alcanzó una histórica tercera posición. Muy lejos del decimo séptimo puesto de Blanca Paloma en 2023 o del vigésimo segundo de Nebulossa en 2024. La cuarta edición de Benidorm Fest arranca este martes con la primera semifinal, continúa el jueves con la segunda y desemboca el sábado 1 de febrero en la gran final. Estamos a punto de descubrir qué nos deparará.