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Por qué las series turcas rompen los audímetros: culebrones de siempre, 'porno con ropa' y evasión en plena pandemia

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"Lo que no hay que hacer es un programa aburrido como estáis haciendo últimamente. Hay que reinventarse y hay que saber escuchar a la audiencia. Cuando la gente hace zapping es porque algo no estaremos haciendo muy bien. Sálvame se va a piqueSálvame". Era miércoles 18 de agosto y en pleno directo, y tras anunciarlo como un bombazo desde el plató y las redes sociales, el programa insignia de Telecinco despedía en directo a uno de sus colaboradores, Antonio Canales. La maniobra fue interpretada por la audiencia y por el propio bailarín como una estrategia para atrapar al público. De ahí esas palabras que pronunció en su despedida. Sin embargo, la tesis cobra sentido cuando se analiza el contexto: Sálvame ha recurrido durante todo el mes de agosto a ofrecer un contenido cuanto menos morboso para que sus espectadores no pulsaran otro botón del mando de su televisión bajo ningún concepto. Y en septiembre, los cambios en su parrilla televisiva han sido constantes. ¿Por qué? Porque su rival directo, Antena 3, le ha ido poco a poco comiendo el terreno. ¿Cómo? Con la emisión de series turcas.

La "guerra" entre ambas cadenas, como lo califica el crítico cultural Alberto Rey, va más allá de un dato de audiencia. Es, dice, una "guerra por el anunciante". Como explica, los presupuestos de las marcas son cerrados y si las publicidades no van para una cadena, van para otra: para la que más espectadores, y por tanto posibles consumidores, acapare. Y para sorpresa de Telecinco, histórico líder de audiencias, es Antena 3 la que está ensanchándose. Según los datos de audiencias de agosto elaborados por Dos30’ a partir de las cifras de Kantar Media, ambas cadenas compartieron el liderazgo televisivo con el 13,1% de shareshare. Y, en septiembre, Antena 3 superó a su competidor por cuatro décimas (14,2 frente a 13,8%).

Las responsables tienen nombre propio: Tierra amarga y Mi hija, serie a la que se ha unido recientemente Infiel. Todas turcas. La primera, que se emite de lunes a viernes a las 17:45, se ha colado a diario entre los programas más vistos en televisión y, según Dos30’, ha llegado a tener una fidelidad del 67,9%. Se ha convertido, junto a la segunda —que se emitía hasta septiembre los domingos a las 22.00, lugar que ahora ocupa Infiel—, en la serie de televisión más vista durante el mes de agosto y en uno de los programas que más se visualizan en diferido —es decir, a través de Internet—. El éxito es arrollador y ahora Infiel parece que va a revalidarlo. Según ha publicado Vertele, su debut fue el mejor estreno en cuota de una serie extranjera desde julio de 2018, cuando ese honor se lo llevó The Good Doctor.

Es decir, las series turcas ya no solo tienen éxito atrapando al espectador, ahora también lo tienen a la hora de darse a conocer. ¿Cómo es posible? ¿Cuál es su secreto? Las tramas, que ayudan a la evasión, y los personajes, con una "belleza sobrenatural" intencionada, dice Rey, son al menos dos de los factores que han contribuido a que estas telenovelas pongan en jaque a los hasta ahora reyes de la televisión y, en el caso de Sálvame, de las tardes.

Una evasión de la rutina pandémica: la influencia norteamericana

"Hace años me dijeron: 'Los culebrones funcionan siempre, independientemente del país y la época en la que se emitan'. Y es verdad: pueden funcionar más o menos, pero no funcionar nunca ocurre", comienza explicando Rey cuando es preguntado sobre por qué estas series han reventado todos los audímetros. La explicación, para él, tiene mucho que ver con sus tramas. "Tienen una base que apela a los sentimientos, que son muy reconocibles y exageradísimos", continúa. Lorenzo Mejino, crítico de series de El Diario Vasco y autor del libro La vuelta al mundo en ochenta series, comparte el argumento. "Este tipo de series hablan de historias humanas, de dramas familiares, de abusos, de problemas con niños...", relata. Y eso evade. Más, dice, en mitad de una pandemia en la que "todos hemos estado hartos de ver los informativos". "Las series turcas, sin duda, han proporcionado una evasión", sentencia, sobre todo por la velocidad "increíble" a la que "queman la trama". "En un capítulo pasa de todo, y casi siempre son venganzas y desgracias. Eso al final engancha a la gente", dice Mejino. 

¿Y cómo es posible que en plena pandemia evadan esas desgracias? Aquí tiene mucho que ver el entorno de lujo en el que se mueven los personajes. "Todos esos dramas se colocan en un entorno muy alejado del nuestro para que el espectador no considere que está viendo un drama social. De este modo piensa que las desgracias les ocurren a otros", explica. Y en esto, destaca Rey, series norteamericanas como Dinastía han tenido una influencia importante. "En un momento en el que todos teníamos que llevar mascarilla y salir poco, estas series han ofrecido terrazas, jardines, lujo, sol... Evasión pura y dura", añade. Sería algo así como evadirse viendo que Los ricos también lloran, dice tomando prestado el título de otra telenovela, en este caso mexicana.

"Belleza sobrenatural" de los intérpretes: la influencia latinoamericana

Pero hay otra clave: la "belleza sobrenatural" de los intérpretes. Podría ser, dice parafraseando ese título, un "los guapos también lloran". Y aquí precisamente la influencia no es norteamericana, sino latinoamericana. "Las series turcas han hecho una amalgama muy buena de las telenovelas latinoamericanas y americanas. No sé si es premeditado, pero se ha fusionado la belleza y las tramas de unas con el lujo de otras", explica, añadiendo que para el espectador las series turcas podría ser algo así como "ver porno pero con gente vestida". 

Pero quizás lo más sorprendente es que esa belleza de los personajes, además, no se adapta de ningún modo al imaginario colectivo que hay en España sobre el mundo turco. Como dice Elena Neira, profesora de estudios de Comunicación e Información de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), son series completamente "occidentalizadas". 

"Las series turcas no tienen nada que ver con el 99% de la población de Turquía. En ninguna se hace referencia a la religión ni a costumbres musulmanas", comparte Mejino, que asegura que, de este modo, venderlas a otros países resulta más sencillo. Rey lo ve en los detalles. "La comida aparece muy poco en estas series porque veríamos muchísima diferencia cultural y nos extrañaría", explica. "En las americanas tampoco era habitual", recuerda.

Otro truco: enganchar cada vez a más segmentos de la población

¿Y quién está al otro lado de la pantalla para ver esas tramas que atrapan tanto y a esos personajes? Pues generalmente las mujeres. Hace años, como recuerda Rey, las telenovelas eran conocidas popularmente como soap operas, un término que, traducido literalmente, significa "obras de jabón". La explicación es simple: se emitían cuando las mujeres que trabajaban en casa podían verlas. Ahora, aunque las mujeres siguen siendo el público mayoritario, afortunadamente ya no se denominan así, porque tampoco son las únicas espectadoras. "Ahora es un público más transversal que antes porque también hay series turcas que se emiten en prime time", explica el crítico.

Mejino, por su parte, coincide con él y explica que este tipo de series se han ampliado al público masculino aunque, como en el caso de las mujeres, afirma que los espectadores fieles suelen ser de mediana edad o mayores. "Los jóvenes no ven la televisión", argumenta. Pero Neira no está de acuerdo. Según explica ella, estas series "han llegado a atrapar al público millenial millenialporque los protagonistas, a su vez, también son más jóvenes". "Antes estaban pensadas para gente más mayor porque quienes estaban en casa cuando las emitían eran mujeres, fundamentalmente. Ahora el segmento ha cambiado", argumenta, explicando también que, generalmente, el público de Antena 3 es ligeramente más joven que el de otras cadenas como Telecinco.

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¿Un éxito premeditado o de casualidad? ¿Cuánto durará?

Según Neira, la irrupción de estas series en las cadenas generalistas de nuestro país se explica, fundamentalmente, por su bajo precio. Únicamente. "Apostaron por ellas a ciegas, no creo que supieran en eso momento si iban a funcionar o no", dice. Y Rey también se pregunta si los creadores de las series, por su parte, preveían este éxito arrollador mediante una intencionada "fusión" de las series latinoamericanas y americanas. Las dudas parecen difíciles de resolver. Pero tampoco son las únicas. ¿Cuánto durará este éxito?

Ninguno de los tres expertos consultados por infoLibre se atreve a responder. Por un lado, Rey cree que el confinamiento ha servido de impulso porque era "el momento perfecto", pero no se atreve a aventurar qué pasará en el futuro. Mejino, desde su experiencia, opina que tendrán "fecha de caducidad", pero ni siquiera puede vaticinar cuál. Y Neira, por último, explica que las cadenas "han comprado mucho contenido" de este tipo, por lo que parece que habrá series turcas para rato. Ahora bien, ¿su éxito podría durar dos décadas, como ocurrió con las telenovelas latinoamericanas? Habrá que verlo.

"Lo que no hay que hacer es un programa aburrido como estáis haciendo últimamente. Hay que reinventarse y hay que saber escuchar a la audiencia. Cuando la gente hace zapping es porque algo no estaremos haciendo muy bien. Sálvame se va a piqueSálvame". Era miércoles 18 de agosto y en pleno directo, y tras anunciarlo como un bombazo desde el plató y las redes sociales, el programa insignia de Telecinco despedía en directo a uno de sus colaboradores, Antonio Canales. La maniobra fue interpretada por la audiencia y por el propio bailarín como una estrategia para atrapar al público. De ahí esas palabras que pronunció en su despedida. Sin embargo, la tesis cobra sentido cuando se analiza el contexto: Sálvame ha recurrido durante todo el mes de agosto a ofrecer un contenido cuanto menos morboso para que sus espectadores no pulsaran otro botón del mando de su televisión bajo ningún concepto. Y en septiembre, los cambios en su parrilla televisiva han sido constantes. ¿Por qué? Porque su rival directo, Antena 3, le ha ido poco a poco comiendo el terreno. ¿Cómo? Con la emisión de series turcas.

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