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¿...y a la de tres?

A diferencia de lo ocurrido en otros mercados del mundo, en España los lectores han permanecido sordos a la oferta de audiolibros que les hacían los editores.

En el mercado quizá más avanzado, el de Estados Unidos, la Audiobook Publishers Association presume de datos: en 2016, las ventas de audiolibros supusieron 2,1 millardos de dólares, un incremento del ¡18,2%!  sobre 2015 (año en el que, a su vez, se había ingresado un 20,7 % más que en 2014) gracias a la venta de un 33,9% más de ejemplares. El número total de títulos publicados en este formato fue de 50.937,  frente a los 35.574 del año anterior. La progresión desde 2012 da razones para el optimismo en un país donde el audiolibro era ya una opción consolidada en soportes antiguos (casetes, DVD), y que está sabiendo exprimir las posibilidades que ofrecen los nuevos tiempos.

Y cuando hablamos de "exprimir posibilidades" no nos referimos sólo a las editoriales consolidadas: también los autores que hacen la guerra por su cuenta, aquellos que se autopublican en papel o en digital, están en condiciones de hacer un Juan Palomo en este formato.

Pero aquí, poco o nada. En un artículo anterior ya explicamos que, a diferencia de lo que vemos a nuestro alrededor, aquí los audiolibros siguen sin cuajar y que quienes a esto se dedican explican esa peculiaridad aludiendo a la dificultad para adquirir los derechos, la nula rentabilidad del formato y el hecho de que no estamos acostumbrados a escuchar literatura.

Así las cosas, en España y en 2016, la facturación de audiolibros supuso un 0,3 % de la total de títulos en otros soportes diferentes al papel. Según datos facilitados por la Federación de Gremios de Editores, hablamos de unos 677.000 euros. De la poca fe que las editoriales tienen da cuenta el hecho de que sólo un 2,2 % de ellas editen este tipo de formato.

Nos recuerdan, además, para que sepamos de qué marco empresarial estamos hablando, que el total de libros editados en otros soportes diferentes al papel es de 225,68 millones de euros de los que 117,19 corresponden a libros digitales y 108,9 millones al resto de soportes (entre ellos, fascículos, cursos, DVD…), que representaron el 6,3 % (alrededor de 14 millones).

Pero nada es para siempre.

La segunda oportunidad

"Creo que los anteriores intentos se adelantaron a los tiempos" ―me dice Javier Celaya, director general de la recién llegada Storytel España. En su opinión, actualmente existen tres factores que indican que esta vez los audiolibros han llegado para quedarse:

-Los móviles. Un dispositivo que todo el mundo tiene y utiliza a diario. No hace falta comprarse otro cacharro para acceder a los audiolibros.

-Una amplia oferta de audiolibros en español, más de 4.000 y creciendo, abarcando todo tipo de géneros (novelas, ensayos, biografías, infantil/ juvenil, poesía, etc.)

-Un modelo de consumo, basado en la subscripción, que cada día más personas utilizan en nuestro país. Gracias a la irrupción de plataformas como Netflix, HBO, Spotify y similares, los españoles han descubierto las bondades de las plataformas de acceso a contenidos culturales en la nube. Por 9,99 euros al mes puedes escuchar todos los audiolibros que quieras.

Por eso, está convencido, el formato no puede sino prosperar. Por eso, y porque su público potencial está integrado por "todas las personas a las que les gusten que le cuenten historias. No solo ofrecemos nuestro servicio a los lectores habituales de libros, ya sean de papel o digitales. Nuestra experiencia de más de 10 años en diferentes mercados europeos indica que los audiolibros también atraen a personas que por diferentes motivos no leen en papel o pantallas, pero les encanta que les cuenten historias".

Cuando dice "nuestro" se refiere obviamente al de su empresa. Celaya, un veterano de la edición y lo digital, que ha sido reclutado por Storytel, una empresa que nació hace 10 años en Suecia y hoy en día opera además en Noruega, Dinamarca, Holanda, Finlandia, Polonia, Rusia, India, Emiratos Árabes, y España. La plataforma ofrece más de 60.000 audiolibros en diferentes idiomas a sus más de 500.000 de abonados y cotiza en la Bolsa de Estocolmo.

Lo más llamativo para un observador de aquí es la potencia del lanzamiento. Y en concreto, al hecho de que se estén anunciando en televisión, un lujo al alcance de pocos en el mercado editorial. "Si quieres fomentar la demanda de un servicio tienes que utilizar todas las herramientas de comunicación disponibles (TV, redes sociales, medios digitales, prensa escrita, radio, etc.) para crear ese mercado. Sin lugar a dudas, la televisión sigue siendo el medio más eficaz para dar a conocer una nueva forma de leer a una gran audiencia". Ojo al dato: hace más de un lustro que el mundo del libro no lanzaba una campaña publicitaria en televisión, a pesar de que los resultados que la tele ofrece parecen fuera de discusión. "Acabamos de lanzar la primera oleada de nuestra campaña publicitaria que tendrá una duración de seis semanas. La primera semana ha generado ya excelentes resultados en notoriedad de marca, tráfico a nuestra web, así como número de abonados".

Es pronto para saber si la que está escribiendo Storytel será una historia de éxito. Pero sí sabemos que otros actores, comprometidos con fórmulas más tradicionales, han tirado la toalla.

En octubre de 2016, la Feria Internacional del Libro Liber proclamaba su compromiso con las nuevas tecnologías del libro, que se plasmaría en una serie de propuestas y actividades para conocer mejor lo que se estaba cociendo.

Entre ellas, Seebook, que (leemos en la nota de prensa) "desvelará cómo vender audiolibros –un formato que está experimentando un crecimiento espectacular en el exterior– a través de las librerías".

No era la primera vez que el sector probaba a canalizar las ventas de libros en nuevos formatos sirviéndose de la red de ventas de siempre. Y una vez más, no funcionó. Cuando me puse en contacto con la empresa, y a pesar de que su web continuaba activa, me confirmaron que este 2018 dejan de distribuir sus tarjetas de ebook y audiolibros "tangibles" para dedicarse enteramente a su línea Nubart de audioguíasebook "digital-tangibles" (al cabo, una adaptación de la tecnología desarrollada para los audiolibros). El sistema no resultaba rentable, aunque sus impulsores seguían creyendo en sus posibilidades. Sin embargo, no les consta la existencia "ni en España ni en el extranjero, de ninguna empresa que produzca tarjetas con códigos únicos que permitan el streaming de audiolibros. En Alemania el mercado de audiolibros es fuerte, pero ahí en el ámbito de lo tangible se sigue siendo muy fiel al CD".

Leyendo a los lectores

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Una objeción final

Algunos de los que esto leen nos dirán, y no les faltará razón al señalarlo, que por qué ha de triunfar el audiolibro en un país donde, lo dicen los diferentes estudios, cerca del 40% de la población ha dejado de leer o lee poco. Si no leemos, ¿por qué habríamos de audioleer?  

"Nosotros esperamos que el audiolibro recupere muchos de estos lectores dado que les permitirá leer mientras hacen otras cosas: ir o volver del trabajo, pasear al perro, la compra, deportes, recoger la casa, etc. ―afirma Celaya, optimista―. En esta nueva era de la movilidad y multitarea, escuchar un audiolibro mientras haces otra cosa será más habitual de lo que sospechamos. Ya lo hacemos con la música, escuchando la radio o podcasts, ¿por qué no con historias sonoras?".

A diferencia de lo ocurrido en otros mercados del mundo, en España los lectores han permanecido sordos a la oferta de audiolibros que les hacían los editores.

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