Bajo el yugo de la Sección Femenina

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"Les enseñaremos a las mujeres el cuidado de los hijos", decía la inconfundible voz de Pilar Primo de Rivera, unos niños que serían "hijos de Dios y futuros soldados de España". La idea estaba clara: tras su servicio en la Guerra Civil, en el Auxilio Social, atendiendo a los heridos o incluso como lavanderas, la mujer española debía continuar su servicio a la patria. Ahora tocaba repoblarla con buenos cristianos y cuidar de los varones que reconstruirían el país. El discurso parece lejano, pero el documental Cría, reza, ama, que Discovery Max estrenó el lunes 9 y que puede verse en su web, insiste en que no hace tanto tiempo de todo aquello. Y lo hace con una decisión estética usada ya en especiales emitidos anteriormente, como España después de la guerra: el franquismo a todo colorFranco. La vida del dictador en color. El lector lo habrá adivinado: la cinta escanea en alta calidad viejos negativos y devuelve el azul y el rojo a unas imágenes que nuestra memoria ha fijado en blanco y negro. 

La serie producida por Minoría Absoluta —responsable también del programa Polònia, de TV3— se inició con La España soñada de Franco, que trataba de reconstruir el país que mostraban las imágenes del NODO, y su influencia en la sociedad española. En esta segunda entrega, el equipo dirigido por Ariadna Relea se fija en la idea de lo femenino creada por la dictadura y cómo las mujeres la sufrieron y combatieron. Así, y a través del archivo del NODO y de la Filmoteca Nacional, el documental de 45 minutos arranca en la creación de la Sección Femenina y se cierra con las reivindicaciones feministas de finales de los setenta y principios de los ochenta. La tercera entrega, Mi infancia en la dictadura, se emitirá el 16 de diciembre. 

"Queríamos contar cómo el franquismo, desde el primer momento, se dedica a moldear la idea de la mujer española", cuenta Relea a este periódico. Para narrarlo, no querían contar con testigos por un lado y expertas por otro, como se acostumbra, sino que querían mostrar cómo las militantes feministas que combatirían el machismo en la nueva democracia se criaron, como las demás, con la instrucción patriarcal del fascismo. En la cinta toman la palabra la abogada Montserrat Fernández-Garrido, la periodista Juana Gallego, la escritora Carmen Alcalde, la cineasta Cecilia Bartolomé o Consuelo García del Cid, autora de Las desterradas hijas de Eva, libro en el que estudia los maltratos en los reformatorios del Patronato de Protección de la Mujer, que ella misma sufrió. Aunque quizás el testimonio más difícil de obtener ha sido el de Cristina Chico de la Llave, una de las pocas instructoras de Sección Femenina que siguen con vida. 

Uno de los asuntos más complejos del documental, explica la directora, fue reflejar correctamente la dualidad de la Sección Femenina. Por una parte, fue "el mecanismo que usó Franco para inculcar unos valores profundamente machistas", pero por otra "empoderó mucho a algunas mujeres", defiende Relea. Carmen Alcalde, que estuvo afiliada a la Sección Femenina, cuenta —como ya hizo en sus memorias Vete y ama— cómo para ella la organización fascista supuso una huida de la educación religiosa, un acceso al deporte y una forma de viajar por toda España, algo impensable por cualquier otra vía. "La Sección Femenina adoctrinaba", retoma la cineasta, pero, aunque la idea no era esa, les dio sin quererlo cierta autonomía y cierta fuerza". La propia Alcalde lleva consigo esa contradicción: "Siempre he tenido una sensación de culpabilidad", dice en el documental sobre su antigua pertenencia a Falange. "Aún a mis compañeras actuales, siempre las miro y pienso: ¿me creerán?, ¿me perdonarán?". 

Pero la enseñanza del papel de la mujer nacionalcatólica no venía solo de estas actividades que realizaban las 600.000 afiliadas con las que contaban ya al final de la guerra. Llegaba por la radio, con, por ejemplo, el popularísimo consultorio de Elena Francis, cuya primera guionista y creadora del personaje, Ángela Castells, fue miembro también de Sección Femenina. Llegaba a través de las revistas femeninas, como Y, también de la organización fascista, que tomaba su nombre de Ysabel la Católica. Llegaba a través de las asignaturas de Educación política, Educación física y deportiva y Enseñanza del hogar, impartidas en las escuelas por la Sección. O a través del Servicio Social, la mili que debían hacer las mujeres solteras y viudas sin hijos para "aprender a ser mujer". Esa "patraña", explica la cinta, sirvió también para que el régimen disfrutara de mano de obra gratuita en hospitales, guarderías, hospicios y residencias. 

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Esas mismas niñas y adolescentes que habían sufrido esa instrucción, y que en ocasiones habían comulgado con ella, fueron las que tomaron las riendas de la lucha feminista a partir de los sesenta. A menudo, entre una y otra etapa se operaba un cambio al pasar por la universidad o al empezar a militar en el movimiento obrero —aunque Ariadna Relea que la figura de la militante en estos espacios ha quedado desplazada en el documental—. Cría, reza y ama recoge los inicios de la batalla contra la violencia machista, por la separación, el divorcio y el aborto, encarnada en Ana María Pérez del Campo, fundadora en 1973 de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas. Con ese combate llegó también cierta desilusión por el proceso de transición hacia la democracia: "Hubo tanta urgencia en crear un país nuevo", lanza la directora, "que el tema de la mujer era algo que se dejaba siempre para luego. Siempre hay algo más urgente. Eso lo vemos también ahora". 

El despertar tardío provocó también una nueva mirada hacia la historia, la común y la familiar. Lo cuenta Montserrat Fernández-Garrido, que confiesa haber apreciado la lucha de los hombres de la casa, de izquierdas y represaliados por la dictadura, pero no de las mujeres: "No me daba cuenta de que tenía heroínas en casa". Otras, dice Juana Gallego, ni siquiera tenían "conciencia de estar discriminadas". Las cosas cambian, eso sí, lentamente. Al final de la cinta, Carmen Alcalde explica la que es, en su opinión, "la razón de la sumisión femenina", que es "ser las sirvientas de los hombres, siempre". "¿Y cómo hacemos para cambiar eso?", le pregunta alguien del equipo. Ella responde: "Cambiando cada una y cambiando cada uno". 

 

"Les enseñaremos a las mujeres el cuidado de los hijos", decía la inconfundible voz de Pilar Primo de Rivera, unos niños que serían "hijos de Dios y futuros soldados de España". La idea estaba clara: tras su servicio en la Guerra Civil, en el Auxilio Social, atendiendo a los heridos o incluso como lavanderas, la mujer española debía continuar su servicio a la patria. Ahora tocaba repoblarla con buenos cristianos y cuidar de los varones que reconstruirían el país. El discurso parece lejano, pero el documental Cría, reza, ama, que Discovery Max estrenó el lunes 9 y que puede verse en su web, insiste en que no hace tanto tiempo de todo aquello. Y lo hace con una decisión estética usada ya en especiales emitidos anteriormente, como España después de la guerra: el franquismo a todo colorFranco. La vida del dictador en color. El lector lo habrá adivinado: la cinta escanea en alta calidad viejos negativos y devuelve el azul y el rojo a unas imágenes que nuestra memoria ha fijado en blanco y negro. 

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