El avance de la desigualdad lleva 30 años adelgazando la clase media en España

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Todos los partidos persiguen a los votantes de la clase media. “Hay que proteger las rentas de la clase media y trabajadora de este país”, dijo el presidente Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno que se celebró en el Congreso, este miércoles. No es el único. En un acto tan fundacional como lo fue el Congreso del Partido Popular en abril, que eligió a Alberto Núñez Feijóo como presidente del partido, Isabel Díaz Ayuso proclamó: “Somos el partido del pueblo, de la clase media”. También Vox se erige como defensor: Rocío Monasterio criticó en julio que la clase media “está siendo arrastrada” por el Gobierno. En 2019, el coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón, publicó un análisis que señalaba que su partido atraía a la clase media “más cualificada”, pero lamentaba que la clase trabajadora era “ideológicamente más moderada”.

¿A quién se están dirigiendo los líderes políticos cuando tratan de ganarse el apoyo de la clase media? En resumen, a la mayoría de la población. “Clase media son las personas u hogares que no disponen de capital suficiente para vivir, es decir, que tienen que trabajar para vivir”, resume la profesora Estrella Trincado, que enseña Historia Económica en la Universidad Complutense de Madrid. La OCDE calcula que en España la clase media ocupa el 55% de la población, un dato por debajo de la media de los países de la organización, que es del 61%. 

¿Qué es clase media en términos de renta? 

“Hay varias definiciones de clase media. La más extendida es la de la OCDE”, explica Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya. La OCDE, organización de 38 países a la que pertenece España y que busca coordinar sus políticas públicas en pro del crecimiento económico, establece fronteras entre estas clases mediante porcentajes del “salario mediano”: “Para calcular el salario mediano hay que poner en fila india a todos los individuos, desde el que menos cobra hasta el que más. Cogemos al que está justo en medio y miramos cuál es su renta. Es la renta que divide a la población en dos grupos exactos del 50%”, explica el profesor. Este concepto es diferente al de la “renta media”, más común, que supondría sumar todas las rentas de un país y dividirla por el número de personas.

Partiendo del concepto de salario mediano, la OCDE establece tres grandes clases sociales. La clase baja sería por debajo del 75% del mencionado indicador. La clase media estaría entre el 75% y el 200% del salario mediano. A partir de ahí, sería clase alta. Dentro de la clase media, la OCDE establece tres subclases: clase media-baja sería entre el 75% y el 100%; media-media, entre el 100% y el 150%, y media-alta entre el 150% y el 200% del salario mediano. 

La clase media hoy en España

En España, según el Instituto Nacional de Estadística, el salario mediano se sitúa en 20.920 euros. Al trasladar este dato a las categorías de la OCDE, la clase media española estaría compuesta por las personas que ingresan entre 15.690 y 41.840 euros. Por debajo sería clase baja y por encima, clase alta. Dentro de ese amplio concepto de clase media, la OCDE diferenciaría entre la clase media-baja, entre los 15.690 y 20.920 euros; la clase media-media, entre 20.920 y 31.380 euros y la clase media-alta, entre 31.380 y 41.840 euros.

No hay datos precisos para comprobar cuántas personas formarían parte de estas categorías. La mejor aproximación que puede hacerse parte de las estadísticas de las declaraciones del IRPF, con datos de 2020. Las categorías salariales no coinciden con la OCDE, por lo que solo podría hacerse una aproximación. Según estos datos, 4,3 millones de personas ingresaron entre 12.000 y 21.000 euros (clase media-baja); 3,4 millones, entre 21.000 y 30.000 (clase media), y 4 millones ingresaron entre 30.000 y 60.000 (clase media-alta). 

Estas tres categorías reúnen respectivamente al 20%, el 16,1% y el 18,9% de los trabajadores, es decir que esta aproximación en términos de renta reuniría al 55% de los empleados. Aunque, obviamente, este concepto de clase media no engloba características homogéneas. Es evidente la enorme brecha económica que existe entre las personas que ingresan 12.000 euros respecto a las que ingresan 60.000, pero el tamaño de las categorías que hace la Agencia Tributaria impide hacer un acercamiento más preciso.

Estos datos arrojan cifras similares a las que ofrece la OCDE. En datos de 2019, la organización dijo que la media en España es del 55%, frente a una media del 61%. La organización establece cuatro clases sociales: alta, media, baja y pobre. Según esto, señala que en España hay un 12% de clase alta (frente a un 9% de media), un 17% de clase baja (media: 18%), y un 16% de clase pobre (media: 11%). “España está por debajo de los países con los que nos tenemos que comparar, como Alemania o los nórdicos. En los nórdicos la clase media está alrededor del 70%. Está demostrado que hay una clara relación entre el sistema fiscal, la progresividad de los impuestos y el tamaño de la clase media. Por otro lado, estamos por encima de Estados Unidos en ese sentido, que tiene un sistema fiscal más regresivo”, apunta el profesor Antoni Cunyat. 

La pérdida de esta progresividad fiscal en España podría explicar la reducción de la clase media. “España antes tenía más tramos de renta, era una fiscalidad más progresiva. A lo largo de los últimos años se ha ido reduciendo el tipo máximo y el número de tramos que había”, explica Santos Ruesga, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid. “Antes había más tipos diferentes. Con el tiempo se ha ido aplanando y haciéndose  menos progresivo. La idea de que el que más tiene debe aportar más se ha ido perdiendo en las reglas fiscales”, explica el catedrático. Cuando se aprobó el primer IRPF, en 1978, había 28 tramos que iban desde el 15% al 65,5%. Ahora solo quedan seis escalones, que van desde el 19% al 47%. 

Un análisis sobre las distintas generaciones revela que los más jóvenes son los que menos se identifican con la clase media, tanto en España como en el resto de la OCDE. Aunque es un fenómeno más acusado en este país. Las estadísticas de la organización revelan que el 60% de los babyboomers (personas nacidas entre 1942 y 1964) se consideran clase media (68% en la OCDE). En la generación X (nacidos entre 1965 y 1982), el porcentaje baja al 58% (64% de media en la organización), y en el caso de los milenials (nacidos entre 1983 y 2002), el porcentaje vuelve a bajar al 50% (60% en la OCDE). “En EEUU la clase baja es más abundante que en España, pero en EEUU hay más movilidad social. Eso depende en buena medida de las tasas de paro juveniles que en España son del 34% frente a EEUU que son del 8%. En España cada vez se accede más tarde a la clase media, ya que la mayoría de los jóvenes viven con sus padres o no han tenido acceso al mercado laboral, especialmente desde la crisis de 2008”, explica la profesora Estrella Trincado. La clase social tiene un fuerte componente de autopercepción. Como publica infoLibre este mismo domingo, el 40% de quienes se consideran "clase media" declaran rentas que no encajan en esa definición.

La progresiva destrucción de la clase media

La historia del último siglo muestra el auge y decaimiento de la clase media. “A principios del siglo XX había elevados niveles de desigualdad que descendieron como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, ya que supusieron una mayor destrucción de riqueza de los perceptores de rentas altas. Tras los acuerdos de Bretton Woods (1944), la presión de los partidos políticos y los sindicatos y la amenaza soviética estimularon la redistribución en los países desarrollados, donde surgió el estado de bienestar. De este modo, la desigualdad se mantuvo estable hasta 1980. Después de 1980, el colapso de la Unión Soviética y la introducción de políticas liberalizadoras revirtieron la situación y la desigualdad comenzó de nuevo a crecer”, explica Estrella Trincado, investigadora especializada en historia económica. 

“En los últimos 30 años hay una clara tendencia a la baja”, añade el profesor Antoni Cunyat. “Es un fenómeno que se da en Francia, Alemania, Estados Unidos, y también, en España. A nivel global no se nota, porque en los países emergentes como China o India la clase media está aumentando. Pero en los países occidentales no cabe duda de que está retrocediendo. La crisis financiera produjo una aceleración de este fenómeno”, explica el profesor.   

Este académico coincide con el análisis que hace la OCDE, que considera que en las últimas tres décadas, el crecimiento de los ingresos medios ha disminuido o se ha estancado en la mayoría de los países. “Desde mediados de la década de los 80, los ingresos medios han crecido significativamente menos que los ingresos altos, una tendencia que exacerbó la crisis financiera”, explica la organización. 

La OCDE define la “clase media” como un sueño para las generaciones pasadas. Lo hace en un informe con un título revelador: “Bajo presión: la clase media exprimida”. En este documento la organización define que, económicamente, la clase media era una “aspiración”: “Para muchas generaciones significó la seguridad de vivir en una casa cómoda y permitirse un estilo de vida satisfactorio, gracias a un trabajo estable con oportunidades de crecimiento personal. También permitía a las familias aspirar a un futuro aún mejor para sus hijos”, señala la OCDE en el informe. Pero las condiciones han cambiado: los ingresos apenas han aumentado, mientras que el costo de la vida lo ha hecho más rápido. “Hoy la clase media se parece más a un barco que navega sobre aguas rocosas”, critica el informe.

Uno de los motivos que destaca la OCDE en el adelgazamiento de la clase media (una clase “exprimida”, en palabras de la organización), es el aumento del coste de la vivienda en los presupuestos familiares. En esta partida la organización incluye el peso en el presupuesto familiar de una vivienda en propiedad, pero también el precio del alquiler, el mantenimiento de la vivienda o el coste de las facturas. Este encarecimiento es un fenómeno que, según los datos, sucede con la misma intensidad en España respecto al resto de países que la componen. En 1995, el 24% del presupuesto familiar iba destinado a la vivienda (25% en la OCDE). En 2015 el dato aumentó al 33% en España (32% de media en la mencionada organización). 

“Habrá que ver cómo ha impactado la pandemia en este proceso, es probable que haya contribuido al adelgazamiento de la clase media”. La OCDE cree que es necesario que los países pongan en marcha políticas públicas que persigan la recuperación de la clase media: “Una clase media fuerte y próspera es importante para la economía (...). Los impuestos que pagan son esenciales para financiar adecuadamente la protección social. Estas sociedades experimentan niveles más altos de confianza social, menos incidencia delictiva y mayor satisfacción con la vida”, sostiene la organización. 

Políticas públicas que refuerzan o debilitan a la clase media

Cuando los políticos enarbolan políticas públicas, siempre van a defender que son en defensa de la clase media, independientemente de que estas tengan un impacto positivo o no. “Lo importante es lograr que la gente acceda a contratos indefinidos para evitar que esté en la cuarda floja”, señala la profesora Estrella Trincado. “La política educativa es también un buen modo de lograr posicionar a más gente dentro de la clase media y que sean capaces de adaptarse a los avances tecnológicos y evitar la brecha digital. También es importante lograr el acceso a la vivienda”, explica la académica. 

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Los partidos políticos, a izquierdas y derechas, aunque coinciden en el fortalecimiento de la clase media, difieren en las políticas que proponen. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid ha anunciado esta semana la deflactación de medio punto en todos los tramos del IRPF. El objetivo de esta medida es que las subidas salariales extraordinarias como respuesta a la alta tasa de inflación pueden provocar que el trabajador salte de tramo del IRPF y acabe pagando más impuestos. “Esta medida aparentemente es neutra, en términos proporcionales, porque afecta a todas las clases sociales. Pero en la práctica, a la que más beneficia es a los niveles de rentas más altos, que tendrán descuentos mayores, explica el catedrático Santos Ruesga. Antoni Cunyat comparte esta valoración: “Beneficia claramente al que más tiene. Además hay que tener en cuenta que las personas con menos renta en muchos casos ni siquiera tienen que hacer la declaración de la renta, por lo que claramente beneficia más a unos que a otros”, explica.

Atendiendo a otra medida económica de impacto que también ha afectado a toda la población, la rebaja de 20 céntimos a los carburantes, el profesor Cunyat responde con ironía: “Esto a quien más beneficia es a las petroleras”, responde. “Pero bueno, en términos de clases sociales, sí entiendo que tiene un mayor impacto en la clase media. El catedrático Santos Ruesga está de acuerdo: “Tiene una incidencia mayor en términos relativos en función de los que tienen más vehículos. La clase media se está beneficiando de esta medida”, explica. Sobre el aumento del salario mínimo interprofesional, Santos Ruesga cree que a la clase media le “afecta poco”: “Depende de cómo definamos la clase media. Afecta más a las capas que reciben rentas inferiores, aunque es cierto que esta medida puede tener un efecto de retroalimentación en el conjunto de salarios, es decir, que genere aumentos en los salarios de la clase media”.

En este sentido, cabe recordar la coletilla que añade el presidente Pedro Sánchez, que siempre habla de clase media “y trabajadora”: "Cuando Pedro Sánchez habla de clase media frabajadora tiene una intencionalidad ideológica muy fuerte, trata de recoger la tradición del PSOE. No olvidemos que es un partido que se sigue llamando “obrero”, explica el catedrático Santos Ruesga, que añade: “La mayoría de la gente empezó a identificarse con la clase media cuando se rompió el discurso ideológico de confrontación entre la clase trabajadora y los capitalistas. La terminología más antigua reconoce a la clase media como trabajadores, asalariados u obreros. En mi opinión, hoy es un concepto más político que económico. Es como decir: ‘Seguimos representando a la clase trabajadora, aunque ahora se considere la clase media’. Es poco económico porque si analizamos la “clase trabajadora”, veremos que hay muchos trabajadores que son clase baja o alta. Pero esto es lo normal en política, cada uno define sus discursos en función de sus intereses electorales”, explica el académico. 

Todos los partidos persiguen a los votantes de la clase media. “Hay que proteger las rentas de la clase media y trabajadora de este país”, dijo el presidente Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno que se celebró en el Congreso, este miércoles. No es el único. En un acto tan fundacional como lo fue el Congreso del Partido Popular en abril, que eligió a Alberto Núñez Feijóo como presidente del partido, Isabel Díaz Ayuso proclamó: “Somos el partido del pueblo, de la clase media”. También Vox se erige como defensor: Rocío Monasterio criticó en julio que la clase media “está siendo arrastrada” por el Gobierno. En 2019, el coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón, publicó un análisis que señalaba que su partido atraía a la clase media “más cualificada”, pero lamentaba que la clase trabajadora era “ideológicamente más moderada”.

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