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Los bancos ocultan si sus consejeros y directivos compraron preferentes

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Los bancos no quieren revelar si sus consejeros y directivos invirtieron en preferentes. Entonces aún eran cajas de ahorro y colocaron estos productos financieros complejos a unas 700.000 personas, el 95% de ellas particulares sin perfil inversor ni conocimientos financieros. Los bancos se amparan en "la confidencialidad" para no dar nombres.

Sólo un 15% aproximado de esos clientes ha recuperado íntegramente sus ahorros tras acceder al arbitraje aplicado por Novagalicia y Catalunya Banc. El resto deberán afrontar quitas de entre el 13% y el 61% en los canjes por acciones que pondrá en marcha el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Después, esas acciones, en el caso de Bankia, cotizarán en Bolsa –tienen un valor próximo a un céntimo de euro– y en los de Catalunya Banc y Novagalicia, que no cotizan, serán compradas por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y sufrirán una nueva rebaja de precio. En suma, van a perder buena parte de su dinero.  

Oficialmente ninguna de las entidades implicadas quiere dar nombres ni cifras sobre sus consejeros y máximos directivos. “Esa información pertenece a su esfera privada”, argumentaron casi al unísono los portavoces de Bankia, Catalunya Banc, Ceiss y Novagalicia, a preguntas de infoLibre. En el caso del banco que preside José María Goirigolzarri, se remiten incluso al hecho de que las tres emisiones las hizo en 2009 Caja Madrid, con un equipo de dirección y un consejo distintos a los actuales, a fin de sustentar su desconocimiento del dato.

Esta opacidad impide que se sepa si Miguel Blesa (CajaMadrid), Rodrigo Rato (Bankia), Julio Fernández Gayoso (Caixanova), José Luis Méndez (Caixagalicia) o Narcís Serra (Caixa Catalunya) adquirieron los mismos productos que ofrecieron sus entidades a miles de clientes.

El atractivo del 7%

Las entidades que comercializaron preferentes aseguran, sin dar nombres, que directivos y empleados de las cajas sí invirtieron en preferentes. Para Catalunya Banc, el hecho de que altos cargos pudieran haber invertido en estos productos prueba que “no hubo mala fe” en la oferta a depositantes de perfil conservador y escasos o nulos conocimientos financieros de un producto complejo destinado en toda Europa –y en España hasta 2009– sólo a grandes inversores. La entidad que preside Adolfo Todó vendió híbridos por importe de 510 millones de euros, pero tampoco quiere revelar a cuántos clientes.

“En las primeras emisiones «[entre 2003 y 2009] nadie esperaba que fuera a estallar una crisis, quién iba a pensar que las cajas iban a desaparecer”, explican en la sección de UGT en Catalunya Banc. Con rentabilidades del 7% o superiores, las participaciones preferentes, destacan todos, eran una inversión tentadora. Algún conocido político y empresario, como el conselleiro de Economía e Industria en el primer Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, Javier Guerra, también dejó parte de su dinero en ellas.

La plantilla y familiares sí compraron

Pero Novagalicia, por ejemplo, no duda en reconocer que adquirió estos productos financieros casi la mitad de su plantilla en las zonas donde más se comercializaron, aunque rehúsa precisar el área geográfica exacta. En Galicia se compraron preferentes y subordinadas por importe de 1.200 millones de euros.

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Fuentes de Catalunya Banc aseguran que sus cargos ejecutivos compraron preferentes y deuda subordinada porque “era una práctica habitual en el sector”. En Ceiss, resultado de la fusión de Caja Duero y Caja España, un consejero ha confesado a la prensa local, pero sin desvelar su nombre, que invirtió dinero en la emisión de preferentes que hizo la entidad salmantina en 2009. Dice que no se siente engañado, que conocía los riesgos. Ambas cajas suman un total de 15.479 clientes en híbridos, que adquirieron por valor de 412 millones de euros. Entre ellos, gestores, consejeros y miembros de la asamblea de ambas cajas.

El secretario general de UGT en Novagalicia, José Ramón de Pliego-Valdés, cifra en 700 el número de empleados de la gallega atrapados en preferentes, y en hasta 8.000 el de sus parientes. También dice que hay algún director territorial pillado con “paquetes importantes”. “Personas del segundo escalafón de mando”, asegura, gente que difícilmente puede alegar ahora que no entendía el producto o que carecía de conocimientos financieros.

Por el contrario, el 80% de los compradores de preferentes a los que ha atendido la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene más de 65 años. La OCU asegura que el objetivo de la banca era el "jubilado confiado".

Los bancos no quieren revelar si sus consejeros y directivos invirtieron en preferentes. Entonces aún eran cajas de ahorro y colocaron estos productos financieros complejos a unas 700.000 personas, el 95% de ellas particulares sin perfil inversor ni conocimientos financieros. Los bancos se amparan en "la confidencialidad" para no dar nombres.

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