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Caixabank cifra en 231 millones el coste de homologar a la plantilla de Bankia y advierte de que lastrará su competitividad

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Caixabank tiene previsto plantear a los representantes sindicales con los que negocia estos días el despido de 7.791 trabajadores una propuesta para homologar las dispares condiciones laborales de quienes conserven sus puestos de trabajo, una vez integrada la plantilla de Bankia. La próxima reunión se celebrará el día 19. Pero el informe técnico del ERE, al que ha tenido acceso infoLibre, cifra en 231 millones de euros el coste anual de esa futura homologación, lo que supondría recortar un 35% los 662 millones que la entidad bancaria pretende ahorrar con los despidos. “La homologación supondría consolidar, para una plantilla de mayor dimensión, una situación que minora significativamente la competitividad de Caixabank”, advierten los autores del documento, porque el banco ya tiene unos costes salariales medios “muy superiores” a los de sus competidores.

El coste salarial medio en Caixabank alcanza los 86.300 euros, mientras que en Bankia es mucho menor, 68.200 euros, según consta en el informe mencionado. Además, está un 21,9% por encima de la media de las principales entidades españolas, que es de 70.800 euros. Por eso, sus autores consideran “imprescindible” que Caixabank adopte “medidas” para “reducir sensiblemente el diferencial de coste de personal” respecto de sus competidores, con el fin de no perder “una parte relevante de las sinergias y ahorros” de la fusión y “no incurrir con carácter estructural en unos sobrecostes salariales” que, a su juicio, comprometen “la eficiencia y la competitividad del banco”.

“La homologación es una pieza clave de la negociación del ERE”, subraya Óscar Bayona, secretario general de la sección de UGT en Caixabank en la Comunidad Valenciana. Pero la prioridad sindical, asegura, es preservar el empleo. La homologación, que se opte por las prejubilaciones en lugar de los despidos forzosos y el carácter voluntario de la adhesión al ERE son “vasos comunicantes”, explica Bayona. “El problema es que, por el momento, no tenemos nada en ninguno de ellos”, describe gráficamente. Los 15.950 empleados de Bankia llevan años conviviendo con los problemas de homologación de las diferentes entidades que la constituyeron: Cajamadrid tenía mejores condiciones salariales que Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia, Caja Rioja y Banco Mare Nostrum. En Caixabank, hasta ahora, la integración de Banca Cívica, Banco de Valencia, Barclays y el portugués BPI se ha hecho “de forma progresiva, hasta igualar al 100% las condiciones [de la entidad catalana] en cinco años”, detalla Joan Sierra, secretario general del sector financiero de CCOO. “Ahora puede ser que extiendan aún más ese plazo”, aventura.

Pero lo que el dirigente de CCOO descarta es que se rebajen los salarios de los 35.434 trabajadores procedentes de Caixabank, pese al llamamiento que hace el informe a rebajar los costes de personal frente a los otros grandes bancos. Cuando hay una sucesión de empresas, como es el caso de la fusión con Bankia, deben mantenerse las condiciones de la plantilla. “Otra cosa es que se decida, por ejemplo, suspender las aportaciones de la empresa a los planes de pensiones de los trabajadores”, advierte Joan Sierra. Manuel Marino Peche, responsable de la sección sindical de CGT en la antigua Bankia, cree que el peligro de desaparecer lo corren los complementos como las ayudas por hijos, pero que no se podrán tocar los sueldos base. “No es de recibo que una entidad que ha ganado 1.381 millones el año pasado y 514 millones este primer trimestre recorte plantilla y lo haga, además, a coste del Estado, después de triplicarse el sueldo sus directivos”, resume Manuel Marino la indignación sindical. Caixabank justifica el ERE en causas organizativas y de producción, no en causas económicas. La fusión con Bankia le ha reportado un impacto extraordinario de 4.272 millones que, sumado a los 514 millones antes citados, se traduce en un beneficio de 4.786 millones de euros sólo hasta marzo.

El triple de cargos por mantenimiento de las cuentas

Unos 400 trabajadores de Caixabank protestaron este viernes contra los despidos ante al Palacio de Congresos de Valencia donde se celebraba la junta general de accionistas de la entidad, que aprobó las cuentas de 2020, el reparto de 216 millones de euros en dividendos y los sueldos de sus principales ejecutivos. No obstante, este último punto del orden del día contó con el voto en contra del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que posee una participación del 16,11% en Caixabank a través de su participación en Bankia, entidad rescatada y nacionalizada durante la crisis financiera. El expresidente de Bankia y ahora presidente ejecutivo de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, cobrará en su nuevo puesto 1,65 millones de euros al año más una retribución variable de 200.000 euro. Triplica así los 500.000 euros que ingresaba en su anterior puesto, donde tenía el sueldo limitado por la participación pública en el banco, entonces del 61,78%.

El FROB expresa de esta manera las críticas que antes formularon tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como la ministra de Economía, Nadia Calviño, y la de Trabajo, Yolanda Díaz, a las elevadas retribuciones de los banqueros mientras planean miles de despidos. También el BBVA ha anunciado un ERE para 3.798 trabajadores tras haber ganado 1.210 millones de euros en el primer trimestre de este año. En su intervención ante los accionistas, Goirigolzarri ha defendido sus emolumentos, que se sitúan “en la línea con los esquemas tradicionales de CaixaBank”, ha dicho, y son “inferiores a las referencias comparables del mercado”.

En el informe del ERE, Caixabank reconoce que, para compensar la caída de los ingresos por intereses, ha aumentado “el asesoramiento y comercialización de productos y servicios financieros” para elevar los ingresos por comisiones. Éstos han crecido un 4,5% desde 2018, hasta situarse en 3.390 millones de euros en 2020. En Bankia, los cargos por el mantenimiento de las cuentas de los clientes casi se han triplicado entre 2019 y 2020, al pasar de 64,2 a 175,9 millones de euros, mientras que los ingresos por cuotas de las tarjetas de crédito se han elevado un 47,4% y por las transferencias un 70%.

Los sindicatos también critican que Caixabank haya planteado “por primera vez” que la mitad de los despedidos deban tener menos de 50 años. Su primera propuesta de indemnización, además, es del mínimo legal por despido objetivo, 20 días por año trabajado. De esta forma, la entidad se ahorra las penalizaciones de la llamada Enmienda Telefónica, que deben pagar las empresas con más de 100 trabajadores que despidan a mayores de 50 años con beneficios.

Menos negocio por oficina y por empleado que la media 

“No hay argumentos objetivos para despedir”, replica Óscar Bayona, “lo peor ya ha pasado, suben en la Bolsa y el sector ya está ajustado”. No son ésas las conclusiones del informe técnico que ha presentado Caixabank para justificar el enorme volumen de despidos: propuso 8.291 inicialmente para luego rebajar 500 –cambiados por recolocaciones–, el mayor ERE de la banca hasta el momento.

El documento dibuja un escenario catastrófico por culpa de los bajos tipos de interés, la escasa demanda de crédito solvente, el repunte de la morosidad, la baja rentabilidad del capital, las crecientes exigencias regulatorias, las elevadas inversiones necesarias para la digitalización, y la “proliferación” de nuevos competidores –Google, Apple, Facebook, Amazon, PayPal y Samsung–. Comparando los números de 2018 con los de 2020, el año de la pandemia, el resultado de la actividad de explotación cae un 63,5%, aunque en esa caída el banco incluye 1.502 millones de euros en provisiones extraordinarias por el covid-19. Igualmente empeora su ratio de eficiencia en más de tres puntos. Es más, el margen bruto por oficina –todos sus ingresos, incluidos las comisiones– de Caixabank y Bankia en 2020, 1,6 millones de euros, fue muy inferior al del sector, 2,1 millones, y al de sus más cercanos competidores, 3,2 millones. Lo mismo ocurre con el margen bruto por empleado, que fue de 0,23 millones, en comparación con los 0,33 millones de los grandes bancos y con los 0,28 millones de media del sector bancario español.

También destaca el informe que las operaciones realizadas en las sucursales de Caixabank se redujeron un 9,2% y los procesos administrativos un 25,4%, mientras que las transacciones cayeron un 62,1% en las de Bankia. Una vez más, la comparación se realiza entre 2018 y el año de la pandemia, 2020. Por el contrario, las operaciones a través del móvil se dispararon un 78,9% en el banco catalán y los clientes digitales han pasado de representar en Bankia el 37,3% al 60,5%.

Cerrarán 664 sucursales rurales

Si a este cambio en el consumo de productos y servicios bancarios se le suman los “solapamientos geográficos, duplicidades e ineficiencias funcionales en las direcciones territoriales y servicios corporativos” que el informe dice haber detectado en las estructuras del banco como resultado de la fusión con Bankia, la consecuencia es la supresión de 5.742 empleos en la red de oficinas, 250 en las direcciones territoriales, 1.611 en los servicios corporativos y 630 en las filiales. Además, no podrán reincorporarse a sus puestos 58 empleados que disfrutaban de excedencias incentivadas. En total, se cerrarán 1.534 oficinas, el 27,2%.

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El informe no precisa cuántos de esos trabajadores y sucursales corresponderán a Caixabank y cuántos a Bankia. “Sería discriminatorio si eliminaran por origen, los tribunales lo rechazarían”, advierte Óscar Bayona. Pero sí detalla cuántas oficinas van a desaparecer en cada provincia y comunidad autónoma. Y las que más van a sufrir van a ser Madrid, con 401 sucursales menos, y la Comunidad Valenciana, con 259. Precisamente donde más peso tenía hasta ahora Bankia. En Cataluña serán menos, 224.

También se concreta el número de supresiones por tipo de oficina. El ERE cerrará 664 sucursales rurales. Como tales se consideran aquellas oficinas con menos de cinco empleados situadas en poblaciones de menos de 10.000 habitantes. Como tienen “menores niveles de eficiencia y rentabilidad”, dejará de ser obligatorio que cuenten con un subdirector, y los salarios y pluses de sus trabajadores tendrán una regulación específica, adecuándose “a la responsabilidad y márgenes” de estas sucursales. Que podrán ser unipersonales y tener un horario de atención al público reducido o incluso cerrar en algunos periodos de tiempo.

Del total, 134 oficinas se reconvertirán en “ventanillas”, puntos de atención al cliente que abren sólo dos o tres veces a la semana en horario limitado y dependen de una sucursal matriz. A su vez, 12 de las ventanillas actuales desaparecerán. Sin embargo, se mantendrán los 14 ofibus, vehículos para atender pequeñas poblaciones rurales, puesto que los 12 de Bankia y los dos de Caixabank cubren zonas geográficas distintas.

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