Una crisis global
La campaña de fresa, fruta de hueso y espárrago, en peligro por falta de mano de obra extranjera por el Covid-19
La pandemia del coronavirus puede asestar un duro golpe económico a la agricultura española. A pesar de la declaración del estado de alarma y la paralización casi total de actividades decretada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez durante este fin de semana, el sector primario continúa funcionando a pleno rendimiento para que la cadena de suministro no se corte. Sin embargo, la restricción de movimientos está poniendo en serio peligro las campañas de la fresa, la fruta de hueso o el espárrago. Desde las principales organizaciones de agricultores alertan sobre la “falta de mano de obra”, que habitualmente procede de países como Marruecos, Argelia o Rumanía. “Es un problema enorme porque es algo que no se puede demorar. La cosecha puede terminar arruinándose”, explica el economista –y también agricultor– Javier Santacruz. Por eso, algunos de estos colectivos ya han reclamado una suerte de Plan de Empleo de Emergencia que facilite que todos aquellos trabajadores de otros sectores que se han visto golpeados por el parón económico puedan echar una mano en las diferentes recogidas que están a la vuelta de la esquina.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, ya subrayó la semana pasada en la reunión que mantuvo con sus homólogos europeos la necesidad de que la Comisión Europea liderase la adopción de una respuesta urgente para afrontar el golpe de la crisis sanitaria sobre el sector primario. Y destacó los problemas que para las tareas de recolección lleva aparejado el cierre de fronteras. El campo español, sin embargo, no es el único en riesgo. En Reino Unido, por ejemplo, se está intentando desesperadamente cubrir 90.000 puestos en las próximas semanas para esquivar una parálisis agrícola, algo realmente complicado teniendo en cuenta que terceros Estados como Rusia o Ucrania están totalmente cerrados. Sin manos se encuentra también el campo alemán, muy dependiente del mismo modo de los temporeros extranjeros –Rumanía, Polonia y otros países del Este de Europa, principalmente–. Por eso, el ministro de Agricultura germano ha llegado a pedir a la compañía Lufthansa que los transporte desde sus lugares de origen, siempre y cuando no estén contagiados.
En España, todas las organizaciones de agricultores coinciden: “Falta mano de obra”. Y eso pone en serios problemas campañas como la de la fresa y frutos rojos en Huelva. Para esta recolección se concedieron más de 17.000 autorizaciones de residencia y trabajo. Sin embargo, la pandemia y la restricción de movimientos provocó que más de 11.800 temporeras marroquíes no pudieran desplazarse a la provincia. Ante esta situación, la Secretaría de Estado de Migraciones ha planteado que la ausencia de estas trabajadoras pueda ser suplida, parcialmente, con la prórroga de los contratos de las más de 6.000 que sí han desembarcado en suelo onubense. Un campo bajo mínimos que también pone en riesgo las de la fruta de hueso o los espárragos. Este domingo, por ejemplo, la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-COAG) avisó de que el sector necesitaba, a nivel regional, “más de 15.000 personas”. Y desde Asaja Granada se calculan unas pérdidas del 80% para el espárrago verde, a pesar de que hasta hace pocas semanas las expectativas de precios eran buenas ante el adelanto de la campaña.
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“Ahora tenemos que estudiar qué posibilidades tenemos para cubrir esta mano de obra”, explica a este diario Álvaro Areta, técnico de la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG). En este sentido, algunos colectivos han puesto ya soluciones sobre la mesa. En Aragón han propuesto que se considere una “legalización provisional” de aquellos empadronados en los municipios de la región que todavía no tienen “regularizada la documentación para trabajar”. O que se promueva “entre los trabajadores afectados” por los ERTE o los desempleados “la posibilidad de trabajar en el sector agrario”. En la misma línea se ha pronunciado la Fundación Savia, que ha reclamado un Plan de Empleo de Emergencia que permita que las personas vinculadas a los sectores del turismo que se encuentren en situación de paro trasladar su actividad al agrario para hacer frente a ausencia de mano de obra, con condiciones laborales y salariales “proporcionadas”. Un llamamiento que ya hizo el ministro de Agricultura francés, Didier Guillaume, para conformar un “gran ejército” que cubra 200.000 vacantes en el país.
Sólo el año pasado, según los datos de Fepex, se exportaron a otros países del Viejo Continente fresas frescas por valor de más de 595 millones de euros, lo que supuso una mejora respecto al año anterior, mientras que las salidas de espárragos superaron los 70 millones de euros. Por tanto, el varapalo por la falta de mano de obra puede ser importante. “El sector agroalimentario no puede ni debe romper la cadena de suministro a nivel internacional”, apunta el economista Javier Santacruz, que recuerda que España es “exportador neto” en esta materia y que lamenta que el frenazo económico que se ha producido en las últimas semanas haya llegado en un momento en el que “por fin los precios estaban altos en origen”. Areta, por su parte, explica que el impacto económico derivado de la crisis sanitaria “no va a ser unificado”. “La flor cortada, por ejemplo, ya avisa de que su facturación caerá entre un 50% y un 70%. Lo mismo pasa con aquellos sectores muy enfocados a la hostelería”, señala el técnico de COAG.
Tanto Santacruz como Areta esperan que la actual situación ponga en valor “el papel” que juegan unos agricultores y ganaderos que hace pocas semanas estaban en las calles denunciando los elevados costes de producción y los bajos precios de venta. No obstante, y ahora más que nunca, mantienen los ojos bien abiertos ante la evolución de los mercados. Este lunes, por ejemplo, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ha advertido de que está monitorizando las oscilaciones de precios en origen de todos los productos y ha avisado de que denunciará cualquier intento de especulación. Desde COAG explican que se han producido “grandes oscilaciones”, con “fuertes” subidas y bajadas. En este sentido, ponen como ejemplo el “desplome considerable” en el sector ganadero y los “movimientos a la baja” en el lácteo, principalmente ovino y caprino.