El 17 de octubre Emilio Botín, presidente del primer banco español, hizo pellizcarse a muchos en busca de un poco de realidad. “Es un momento fantástico”, proclamó aquel día en Nueva York, “a España llega dinero de todas partes”. Apenas unas horas antes, la vasca Fagor, quinto fabricante europeo de electrodomésticos, anunciaba su intención de solicitar el concurso de acreedores, acuciado por una deuda de más de 800 millones de euros. Tampoco habían pasado ni 24 horas desde que Panrico presentara a su comité de empresa un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 1.914 trabajadores, acompañado de rebajas salariales de entre el 35% y el 45%. Una semana antes, era Catalunya Banc la que pactaba con los sindicatos otro ERE, para 2.395 empleados.
A un ataque de euforia similar al de Botín sucumbieron sólo cinco días después analistas, políticos y empresarios cuando se supo que Bill Gates había comprado el 5,7% de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), para convertirse en su segundo mayor accionista. Ninguno de ellos alzó la voz al cabo de dos semanas, en el momento en que la empresa de Esther Koplowitz presentó su segundo ERE en la división de construcción, el cuarto para todo el grupo sólo este año, con la intención de despedir a 1.267 trabajadores, el 40% de la plantilla. FCC también es una de las tres empresas adjudicatarias del servicio de limpieza viaria de Madrid que pretendían 1.134 despidos, antes de que una huelga de 13 días y una negociación titánica los dejara en cero.
Tanto el Gobierno como los mayores empresarios del país llevan un par de meses anunciando en los medios de comunicación el fin de la crisis y el comienzo de la recuperación, apoyándose en décimas macroeconómicas, ratios de agencias de calificación y previsiones para la segunda mitad de 2014.
Lo que dice la EPA
Tras dejar a miles de asalariados estupefactos cuando negó que los sueldos estén bajando en España, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue más allá de corroborar el despegue económico para pregonar que, además, “la gente ya lo está notando”. La Encuesta de Población Activa (EPA) acababa de contabilizar 126.700 desempleados más en el último año y un descenso de la población activa otras 370.400 personas. El paro de larga duración, el de quienes llevan más de un año sin trabajar, se ha disparado un 12,5%.
“La crisis ha terminado claramente en España”, acaparaba titulares el 11 de noviembre el presidente de Telefónica, César Alierta. Setenta y dos horas después, Tragsa anunciaba el mayor ERE de una empresa pública hasta el momento: 1.639 despidos. Ese mismo día le tocaba el turno al presidente de La Caixa, Isidro Fainé: “La recuperación económica ha llegado”.
El economista Antonio González rebaja notablemente el clímax: “La economía española ha dejado de caer, sí, pero el crecimiento ahora se para en el entorno del 0% porque carece de estímulos suficientes”. Fiarlo todo a las exportaciones, presentándolo como motor de la recuperación es, a juicio de este miembro de Economistas frente a la Crisis, un error. “El peso del sector exportador en el PIB es muy pequeño en comparación con la demanda interna”, explica. Está muy concentrado en unas pocas empresas y los efectos de su éxito no se extienden al resto de la economía.
Las exportaciones no son suficientes
Precisamente uno de los sectores en que el Gobierno apoya sus anuncios de mejoría económica es el automovilístico, el núcleo duro de las exportaciones españolas. Apoyadas en las subvenciones públicas del Plan Pive, las ventas de coches han crecido un 2,1% hasta noviembre. Sin embargo, Seat presentó un ERE el 20 de noviembre para despedir a 393 empleados de sus oficinas. Y Citroën acaba de anunciar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), pese a que aún tiene en vigor otro ERE anterior, que no finaliza hasta el próximo día 31 de diciembre. El año que viene quiere mandar a sus casas durante 30 días a la mitad de la plantilla, unos 3.500 trabajadores.
Así que Antonio González tiene claro que el crecimiento no vendrá de las exportaciones. Y critica que las ganancias en competitividad producidas por la devaluación de los salarios se dilapiden por culpa de la apreciación del euro. “Hemos perdido”, destaca citando al Ministerio de Economía, “un 8% de competitividad este año por culpa de los precios”, a los que no se traslada el recorte de los costes salariales. Si, además de “machacar el consumo” bajando sueldos, el segundo componente de la demanda interna –la inversión– no levanta cabeza, ahogada por la falta de crédito, el crecimiento va a ser muy, muy lento. La economía, advierte González, quedará sumida en un “seudoestancamiento”. “Aunque mejoren las expectativas al abandonar las cifras macroeconómicas negativas”, subraya.
Débil, lenta e incierta
También Marcel Jansen, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), cree que la economía española ha tocado fondo, y ve una recuperación incipiente “muy débil, lenta y sujeta a incertidumbres”. Por eso critica las declaraciones de las grandes empresas –“ellas sí notan la mejoría”, precisa– tanto como la “excesiva complacencia” del Gobierno.
Aunque coincide con el Ejecutivo en que “gracias a las reformas” ya realizadas se rebajará “algo” el umbral de crecimiento necesario para crear empleo, también aclara que, si aciertan las previsiones actuales, la generación de puestos de trabajo será “muy pequeña”. La recuperación “tardará”, hasta que se produzca un crecimiento “sostenido” de la demanda interna. Jansen teme que la inacción del Gobierno –“faltan iniciativas y sobran anuncios con mensajes positivos tras cada cifra de paro”– conduzca a la economía española al estancamiento. De ahí que reclame al Ejecutivo una segunda reforma laboral como la que prometió el ministro de Economía, Luis de Guindos, pero que sea “integral y ambiciosa”. No el “cambio cosmético” en los contratos y la ampliación al tiempo parcial del contrato de apoyo a emprendedores que ha avanzado la ministra de Empleo, Fátima Báñez.
En los próximos meses los nombres de Unipost, Sniace, Pescanova o Navantia, con sus cifras de pérdidas, deuda y despidos seguirán ocupando titulares. Para Antonio González, el peligro estriba en que, “siguiendo la teoría neoliberal”, el Gobierno se limite a “corregir los desequilibrios macroeconómicos” y a dejar que sea el mercado el que ajuste la economía real. “Sin una estrategia económica”, contrapone, “el futuro se ve muy negro”.
FAGOR
La cooperativa, el quinto fabricante de electrodomésticos de Europa, solicitó el concurso de acreedores el 13 de noviembre tras negarse la matriz, Corporación Mondragón, a inyectarle 50 millones de euros. Con una deuda de 850 millones y pérdidas de 66,8 millones de euros hasta julio, necesitaba 170 millones para garantizar su futuro, que tampoco consiguió de entidades financieras o instituciones públicas. Cuenta con 13 plantas repartidas en cinco países, y con una plantilla de 5.642 empleados, de los que 2.000 son socios cooperativistas. En los próximos meses reubicará y prejubilará a casi 1.200 trabajadores.
PANRICO
Despedirá a 745 personas y recortará los salarios un 18% tras llegar a un acuerdo con parte de los sindicatos del comité. Pero el camino hasta esa cifra ha sido conflictivo. En una medida inédita, el 17 de septiembre la empresa anunció que no iba a pagar las nóminas de sus 4.000 empleados. El día 25 anunció un ERE para 1.914 trabajadores, junto con recortes salariales de entre el 35% y el 45%. Una huelga indefinida, un acuerdo impugnado por CCOO y una votación polémica de los trabajadores pueden haber cerrado en falso la paz laboral en la empresa, propiedad del fondo de capital riesgo Oaktree.
FCC
Lleva cuatro ERE en lo que va de año. En abril presentó uno en su división constructora para 842 trabajadores. En verano, otro en sus servicios centrales para 155 empleados. En octubre, un tercero en los servicios energéticos para 108 personas. Y en noviembre, un cuarto para 1.267 trabajadores otra vez en la división de construcción, el 40% de la plantilla. También ha sometido a 620 empleados de su filial Cementos Portland a un ERE temporal. Otros 294 trabajadores de los negocios de áridos, hormigones y transporte del grupo también han sufrido un despido colectivo. Además, pertenecen a FCC 590 de los 1.134 empleados de la limpieza viaria de Madrid que se han librado del despido tras una huelga de 13 días. La empresa de Esther Koplowitz perdió 1.028 millones de euros en 2012. Bill Gates pagó 113,5 millones para hacerse con el 6% de sus acciones en octubre.
TRAGSA
Ha presentado el ERE de mayor volumen de una empresa pública. Finalmente despedirá a 1.336 empleados, de los 1.639 inicialmente propuestos. Una dura negociación que superó el mes legalmente establecido no consiguió el acuerdo con los sindicatos en la filial, Tragsatec. En la matriz, el preacuerdo fue rechazado por la asamblea de los trabajadores. Tragsa trabaja sólo para las administraciones públicas, que han recortado notablemente sus encargos por culpa de los recortes presupuestarios. Los sindicatos no consiguieron arrancar a la empresa una bajada salarial de su considerable cúpula directiva: más de 200 ejecutivos cobran más que el presidente del Gobierno. Tampoco lograron ampliar las medidas de flexibilidad interna a toda la plantilla para reducir los despidos a cero. Éste es el primer año en que Tragsa tiene pérdidas. Las administraciones públicas le adeudan 450 millones de euros.
CATALUNYA BANC
La entidad financiera nacionalizada firmó el 9 de octubre un acuerdo con los sindicatos por el que se quedarán sin trabajo 2.153 personas, un tercio de la plantilla. Los despedidos recibirán indemnizaciones de 30 días por año trabajado con un límite de 22 mensualidades. Además, se acogerán a bajas voluntarias 401 empleados mayores de 50 años. También habrá reducciones de jornada, excedencias temporales remuneradas, recortes salariales del 5% y traslados forzosos para el 5% de la plantilla. El FROB ha intentado dos veces vender Catalunya Banc. El 21 de junio de 2012 y el 4 de marzo pasado. En esta última fecha, porque no se presentaron ofertas satisfactorias. Tras el ERE, el proceso de subasta se abrirá de nuevo, en cuanto el Estado venda Novagalicia Banco.
SEAT
Sindicatos y empresa negocian estos días el ERE, en principio previsto para 393 trabajadores de sus oficinas y reducido ya a 201. La compañía automovilística justifica los despidos en causas económicas, como parte de su plan para reducir costes. Además de recortar un 5% los gastos en personal, Seat dejará de cubrir vacantes, congelará nombramientos y reducirá promociones internas. La filial del grupo Volkswagen perdió 30 millones de euros en 2012. Desde julio 7.170 de sus trabajadores están sometidos de forma rotatoria a un ERE temporal.
CITROËN
La planta de PSA Peugeot Citroën en Vigo finaliza el próximo día 31 el ERE temporal en que está inmersa. Pero ya antes de esa fecha la empresa ha propuesto a los sindicatos uno nuevo: en 2014 mandará a sus casas durante 30 días a la mitad de la plantilla, unos 3.500 trabajadores. En octubre también acordó aplicar el próximo año otro ERE temporal en su planta de Villaverde (Madrid), que afectará a 1.600 empleados de la línea de producción. Citroën ha cerrado este año el 19% de sus concesionarios en España debido a la caída de ventas.
AMPER
La compañía tecnológica quiere despedir o suspender contratos a 105 trabajadores en el primer semestre de 2014. Este año ya había presentado otro ERE para 159 trabajadores. Hasta septiembre su facturación alcanzó los 35,7 millones de euros, un 43% menos que en el mismo periodo de 2012.
PULLMANTUR
La empresa turística ejecutará un ERE para 114 empleados, a los que pagará una indemnización de 40 días por año trabajado con un tope de 24 mensualidades. Confía en que la mayoría de las extinciones sean el resultado de bajas voluntarias. La intención de la empresa es trasladar buena parte de su negocio a América Latina, de donde procede el 65% de sus clientes.
FREIREMAR
El grupo pesquero ha despedido a 338 personas de los centros de trabajo que tiene repartidos en 12 provincias. La negociación con los sindicatos terminó sin acuerdo: la empresa planteaba abonar las indemnizaciones, de 20 días por año trabajado, en un plazo de 18 meses. Los trabajadores temían que la empresa presentara concurso de acreedores antes y no llegaran a cobrarlas. Así que han convocado manifestaciones y una huelga. Los sindicatos creen que Freiremar está desmantelando sus plantas para salvar sólo una parte de su negocio, la flota pesquera.
El 17 de octubre Emilio Botín, presidente del primer banco español, hizo pellizcarse a muchos en busca de un poco de realidad. “Es un momento fantástico”, proclamó aquel día en Nueva York, “a España llega dinero de todas partes”. Apenas unas horas antes, la vasca Fagor, quinto fabricante europeo de electrodomésticos, anunciaba su intención de solicitar el concurso de acreedores, acuciado por una deuda de más de 800 millones de euros. Tampoco habían pasado ni 24 horas desde que Panrico presentara a su comité de empresa un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 1.914 trabajadores, acompañado de rebajas salariales de entre el 35% y el 45%. Una semana antes, era Catalunya Banc la que pactaba con los sindicatos otro ERE, para 2.395 empleados.