Regreso al futuro. Los Gobiernos de España, Francia, Portugal y de la Comisión Europea han vuelto a debatir, esta vez en Madrid, el aumento de las interconexiones energéticas en Europa. Es un tema crítico para España y Portugal, muy manoseado y pendiente de resolver desde hace décadas. La cuestión fundamental es quién paga las obras. De momento no hay respuesta, aunque España confía en beneficiarse de los planes de la Comisión Europea para animar la inversión.
España es un país energéticamente dependiente (73%, 20 puntos sobre la media comunitaria) pero es también un exportador neto de electricidad hacia Portugal, Marruecos y Francia, según el informe de REE (página 16). Por eso le interesa aumentar las escasas interconexiones actuales. Tendría al menos dos efectos beneficiosos: reducir el poder de mercado de las empresas energéticas tradicionales y favorecer la penetración renovable a ambos lados de los Pirineos.
La sensación de déjà vu está justificada. El Consejo Europeo celebrado en Barcelona en marzo de 2002 ya fijó como objetivo que España y Francia alcanzaran en 2015 una capacidad de interconexión de electricidad del 10%. En junio próximo, 13 años después, empezará a funcionar la nueva interconexiónnueva interconexión eléctrica de 64,5 kilómetros entre Santa Llogaia (Girona) y Baixàs (Francia) que elevará la capacidad de intercambio entre ambos países al 6% (2.800 MW). El objetivo del 10%, que también defiende Bruselas, queda para el año 2020 y el del 15% para una década después.
Planes de inversión difusos
Para España, el objetivo de dejar de ser una isla energética va desesperadamente lento. En plena crisis, el Gobierno se aferra a los difusos planes de inversión pública que defiende el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para sacar a la UE del estancamiento. Para el Ejecutivo de Mariano Rajoy, esos planes son la vía para financiar proyectos que conecten la electricidad y el gas de la Península Ibérica a los potentes mercados del centro y del norte de Europa, con precios de la energía más baratos para el consumidor medio.
El documento para la Unión Energética elaborado por la Comisión Europea, con fecha 25 de febrero, estima que para aumentar las interconexiones en la UE hasta ese mínimo entre Estados del 10% y crear un verdadero mercado único de la energía será necesario invertir 200.000 millones en los próximos diez años. Pero no aclara cómo se van a financiar. Es todo tan nebuloso como el plan Juncker para invertir 300.000 millones con los que sacar a Europa del estancamiento, pero con sólo una aportación pública - vía Comisión Europea y Banco Europeo de Inversiones (BEI)- de 20.000 millones.
Ingeniería financiera
Javier García Breva ex director del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) es escéptico. Considera que los planes europeos de impulso a las interconexiones, pero sin financiación concreta, pueden quedarse "en un experimento de ingeniería financiera". "En un marco de renacionalización de la política energética" añade "el acuerdo (europeo) sobre interconexiones puede tener el mismo futuro que el adoptado en 2002, que estableció el objetivo del 10% de capacidad de interconexión y que doce años después sigue sin cumplirse".
García Breva aún lanza otra advertencia. El documento aprobado por Bruselas para la Unión Energética "da más importancia a las interconexiones en los Estados Bálticos y a las del centro hacia el Este de Europa que a las de Portugal y España".
Los Gobiernos de Rajoy y de Passos Coelho (Portugal) intentan presionar para que la Península Ibérica salga del aislamiento. En la última Cumbre Hispano-Lusa de junio de 2014, ambos Gobiernos avisaron de que la integración de los mercados energéticos en Europa es clave para que el mercado único funcione de forma justa y competitiva, además de necesaria para que la Península “deje de ser una isla”.
Sin inversión privada
Pero ¿quién pone el dinero?. García Breva tiene claro quién no lo va a poner. "Las empresas privadas (eléctricas), pese a los beneficios (7.125 millones sólo las tres grandes en 2014), están invirtiendo en el exterior y no en España, menos aún invertirán en interconexiones con Europa, aunque Ibedrola, por ejemplo, sí ha invertido en interconexiones en EE UU y Canadá".
Coincide en el análisis con Jorge Morales de Labra (Plataforma por un Nuevo Modelo Energético). Morales cree que, en caso de que se lleven a cabo nuevas interconexiones, la inversión correrá a cargo del gestor del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE), con la alta probabilidad "de que acabemos pagando todos un sistema que sólo beneficiará al consumidor español "si va acompañado de medidas regulatorias que equilibren los beneficios para todas las partes".
El experto defiende las interconexiones para asegurar el suministro eléctrico y para incrementar la penetración de las energías renovables. Pero advierte que puede repetirse algo que ya sucede en la relación energética con Portugal y con Marruecos: los consumidores financian la infraestructura para que los productores de energía exporten más y se beneficien en mayor medida, mientras los precios en el mercado mayorista crecen. "Sin medidas regulatorias" afirma "puede suceder que regalemos energía eólica a Francia a precio cero mientras en España pagamos primas al sector".
Alternativa al gas ruso
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Sin planes concretos de inversión, proliferan ideas para aprovechar las infraestructuras disponibles. A veces se transforman en sueños. Como el de convertir a España en una alternativa al gas ruso que necesita Europa, algo que de momento, no contemplan los estrategas de Bruselas.
España cuenta con dos gasoductos que conectan la península con Argelia (el del Magreb y el Medgaz) y con siete plantas de regasificación (instalaciones donde descargan y cargan el gas los buques ). Dispone de dos interconexiones por gasoducto con Francia, pero de pequeña capacidad. El sueño, apoyado por el Gobierno, es completar el puzzle y conectar los yacimientos de gas argelinos contratados por España con Francia a través de Cataluña. El proyecto, llamado Midcat, está calificado como infraestructura de interés comunitario.
Sólo un par de borrones en el sueño. "Europa" explica García Breva "no contempla sustituir el gas ruso y menciona como lugares para diversificar el suministro a Azerbaiyán, Turkmenistán y sólo en tercer lugar Argelia". Agua para los planes del Gobierno español "que además mantiene en la opacidad el contenido de los contratos con Argelia" remacha García Breva.
Regreso al futuro. Los Gobiernos de España, Francia, Portugal y de la Comisión Europea han vuelto a debatir, esta vez en Madrid, el aumento de las interconexiones energéticas en Europa. Es un tema crítico para España y Portugal, muy manoseado y pendiente de resolver desde hace décadas. La cuestión fundamental es quién paga las obras. De momento no hay respuesta, aunque España confía en beneficiarse de los planes de la Comisión Europea para animar la inversión.